1) Predicar, difundir y promover tan solo el mensaje de Cristo y los apóstoles, dejando de lado el mensaje complementario de los profetas y los legisladores de Israel, con sus grandes valores.
2) Menospreciar y pecamenizar el cuerpo humano, reprimiéndolo, y frustrar muchas de las más alegres experiencias de la vida humana.
3) Atormentar a las personas, durante unos 1.500 años, con la herejía del infierno.
4) Falsear la fe con la idea de que la muerte de Cristo había sido necesaria para perdonar los pecados de toda la humanidad, condicionando así la vida cristiana con una sensación permanente de culpabilidad, arrepentimiento y penitencia.
5) Fomentar, o al menos permitir, unas persecuciones antijudías.
6) Apoyar, de modo indirecto o a veces directo, actitudes de explotación de las personas trabajadoras.
7) Mantener un predominio eclesial masculino y una preterición permanente de las mujeres.
