Manuel del Rosal: «Cantinflear: Lo que hace este gobierno cada vez que habla»

Manuel del Rosal: "Cantinflear: Lo que hace este gobierno cada vez que habla"

Cantinflear. Definición de la RAE: De Cantinflas, popular actor mexicano. “Hablar o actuar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada con sustancia”

Durante este confinamiento propio de un Estado totalitario y no de una democracia, para soportarlo de la mejor manera, he vuelto a ver todas las películas de Cantinflas. Esas maravillosas películas llenas de algo que hoy casi ha desaparecido: humanidad, solazaban los días de prisión injusta a la que nos ha sometido el uso interesado que de la pandemia ha hecho este gobierno.

Todo el mundo en alguna ocasión hemos hablado para no decir nada, hemos cantinfleado. Hemos dicho disparates e incongruencias que, en la mayoría de las ocasiones, a nada ni a nadie han afectado dado que se han dicho, o bien de forma festiva, o por errores sin importancia. No es el caso de este gobierno, que desde que se instaló en la Moncloa, cada vez que comunica a la ciudadanía, cantinflea intencionadamente con el objetivo de confundir y manipular. Cantinflas decía sus monólogos sin intención de hacer daño, sino todo lo contrario. El cantinfleo de este gobierno busca intencionadamente mantener en la ignorancia de la verdad de los hechos a los ciudadanos.

Parecen homúnculos. Sánchez, Illa, Iglesias, Ábalos, Simón. Montero… y toda la cáfila de ministros de este gobierno, estén o no estén acompañados por convidados de piedra; cada vez que aparecen en pantalla para explicarnos lo que ha sucedido, lo que va a suceder, lo que han hecho y lo que van a hacer, semejan homúnculos, androides diseñados por ordenador, robot programados. La carga de humanidad que acompaña a Cantinflas en todos sus monólogos espontáneos está ausente en los monólogos políticos redactados en hojas de cálculo de unos políticos que han ido desmigajando a lo largo de los meses y años toda la carga de humanidad que distingue a un ser humano de un homúnculo, de un androide, de un robot, sustituyéndola por mensajes e instrucciones para hacerse creer por unos ciudadanos aletargados por tanta palabra sin sentido, pero con mala intención. Se han convertirlos en bustos parlantes de cuya boca salen imposturas, mentiras, manipulaciones. Semejan esos muñecos que hablan diciendo siempre lo mismo sin decir nada, con voz metálica e impersonal. Sus gestos, los movimientos de sus manos, sus miradas aparecen nítidamente programadas, como diseñadas por ordenador. Ante el sufrido atril que todo lo soporta, como vendedores de la tienda en casa, como predicadores de iglesias marginales, hablan y hablan sin decir nada, y lo hacen intencionadamente para que los ciudadanos no se percaten de sus intenciones y solo oigan el florilegio de unas palabras almibaradas que en su almíbar hace caer al ciudadano iluso como las moscas caen en la dulce y almibarada miel.

Me las he visto de nuevo, una por una todas las películas de Cantinflas, ese personaje entrañable del pelao mejicano que en sus monólogos aparentemente absurdos encerraba las verdades de quien se pronuncia sobre la mentira y la injusticia y alaba la verdad y la justicia. Cantinflas cantinfleaba a “lo macho” como él solía decir, mientras este gobierno y sus miembros encabezados por Sánchez cantinflea para obtener réditos políticos.

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