Victor Entrialgo De Castro: «Sobre la soberania popular»

Victor Entrialgo De Castro: "Sobre la soberania popular"

La democracia no consiste en que el pueblo constituya la fuente histórica e ideal del poder, sino en que tenga el poder; y no en que tenga el poder constituyente, sino que a él correspondan también los poderes constituidos; no que tenga la nudo soberanía, que prácticamente no es nada, sino que a él corresponda, de facto, el ejercicio de la soberanía, que prácticamente lo es todo.

Hasta que los españoles no hagan consciente, de una maldita vez, que el dinero que dilapida el gobierno es ¡suyo! y que las subvenciones interesadas y los nombramientos inútiles que  reparten, los paga usted, ¡sí usted! , el pueblo español no modernizará su democracia ni ejercerá el poder supremo que le corresponde, su soberanía.

Toda esta maraña que se están apresurándose a tejer por las noches en el BOE, convirtiéndolo en un diario de suplantación y extorsión del pueblo soberano, tiene por finalidad robarle al pueblo su Constitución, como ha confesado el indigno Ministro de Justicia y llenar al mismo tiempo el Estado de comisarios políticos  antes del día en que tengan que abandonarlo, para dejarlo infiltrado como un queso grüyere.

Salvo episodios puntuales y pequeños grupos de valientes con sus banderas, caceroladas y manifestaciones, igual que ha sucedido a lo largo de nuestra historia, buena parte de este pais está demostrando su cobardía ante lo que está pasando.
Y así nos va.

Serviles y acomodaticios con éstos nuevos cien mil hijos de San Luis, algunos compatriotas se confunden con el paisaje como un traje de camuflaje. Organizaciones empresariales, sindicatos, grupos mediáticos, organizaciones incrustadas en el Estado o financiadas por él, como los propios partidos políticos, -y ahí está la madre del cordero,- directamente o indirectamente dependientes de él.

Incluso los ciudadanos españoles independientes de a pie, siempre lo dejamos todo para que lo hagan los otros. Y asi nos va. Porque nadie lo va a hacer por nosotros. Nadie va tumbar éste gobierno si no lo hacemos nosotros.

Y llegamos con la prudencia que ya teniamos los que ya éramos prudentes, mientras el gobierno descubre el ridículo pleonasmo, “la nueva normalidad”, aunque lo hayan  copiado, que es más bien “la normalidad anormal”, manipulándonos con expresiones, científicas o no, pero cursis y contradictorias.

Llegado este momento el personal se va a olvidar de muchas cosas, porque la mente humana necesita seguir adelante. Pero si al menos empieza a lavarse las manos cada vez que entra en los lavabos de los bares, habremos ganado mucho. Casi todo.

Peor aún que el pueblo siga sin lavarse las manos al visitar los lavabos públicos es que se las siga lavando fuera, como Pilatos, con todo lo que está pasando.

La inmundicia política a la que estamos asistiendo por parte de este gobierno consiste en aprovechar la pandemia mundial del coronavirus para llevar a cabo con nocturnidad y alevosía maniobras políticas y modificaciones legislativas prevaliéndose de que su pueblo está maniatada y secuestrado.

Esta acción comunista es la más ruin llevada a cabo en nuestra historia desde hace siglos al servicio de una facción de 30 diputados que tras una debacle electoral y la desaparición en ciernes,3ww gracias a un indeseable, Pedro Sanchez, están condicionando como moscas cojoneras la política española, suplantando la soberanía popular, y contagiando a generaciones enteras.

Y en particular a una juventud a la que, una vez caído el muro de Berlin, están inoculando virus de ideas y causas diferentes que no le son propias, nacionales e internacionales, lo mismo el feminazismo que el derribo de estatuas, utilizando categorias de hoy para juzgar, condenar o utilizar incluso la violencia hoy, sin que los contagiados por esta otra pandemia, también muy preocupante, nos estemos dando apenas cuenta.

Cada subvención y cada nombramiento a dedo del gobierno lo pagamos todos. ¿Ha reparado esta cobarde sociedad en ello?

Si es así, organizará no tardando nuevos campamentos de verano en Galapagar o incluso «la okupación de Villa Tinaja», de acuerdo con la gran enseñanza de nuestro gran Timonel, «hay que vivir okupando».

Y el siguiente paso de un pueblo soberano que quiera realmente serlo será, seguramente no tardando, la insumisión fiscal.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído