Jose Mateos Mariscal: «No soy de aquí, ni soy de allá”


Jose Mateos Mariscal: "No soy de aquí, ni soy de allá”


Algo así decía una vieja y pegadiza canción que todos recordamos: «no soy de aquí ni soy de allá». Para tararearlo está muy bien y a lo mejor suena hasta simpático, pero sufrirlo en carne propia debe ser otro cantar, nunca mejor dicho. Porque no sentirse realmente de ningún sitio es, en definitiva, no contar con un asidero firme al que poder agarrarte con confianza, con la sensación de tener pleno derecho para hacerlo. Es el desarraigo. Una de las situaciones más demoledoras en que se puede encontrar una persona.

Ser emigrante es :


desempeñar trabajos por debajo a las capacidades y estudios 
realizados, tener dificultades para conseguir , vivienda o trabajo, no 
dominar el idioma, tener problemas laborales, no tener contrato de trabajo,
no tener apoyo psico-social, no tener seguro de salud y/o temer ser 
deportados, va a ser muy estresante y por será mucho más difícil 
adaptarse. Nosotros los Emigrantes vivimos en un stress continuo, social y ambiental. Al no 
tener un sistema de apoyo adecuado, nuestro sistema nervioso central se ve 
afectado, produciendo angustia, depresión, rabia, culpa, 
desespero, confusión, aislamiento, insomnio, dificultad de 
concentración e irritabilidad. 

Uno de los principales obstáculos culturales es, en el idioma y aquí también depende del lugar desde donde se emigra.

Hola, soy José Mateos Mariscal , mi familia y yo emigramos a Alemania 
desde un país de cuyo nombre no quiero 
acordarme, por las razones que más adelante se 
entenderán. Lo que sí diré es que no es un país “cualquiera” sino un país muy marcado, siempre 
presente en las noticias, y no solo en las noticias de migración. Todos los países deberían ser 
cualquier país ¿no?, es decir una región con gente amable y menos amable, con determinada 
historia, recursos, problemas. Pero no es así. Está claro que, a los ojos de la gente, y no digamos de 
los gobiernos, hay países y países, de primera, segunda, tercera y hasta de cuarta división.

Aún recuerdo la primera vez que tuve que ir a una 
tienda y estaba completamente sólo , fue una situación traumática (sin querer exagerar)

¿Para qué sirve la migración? Por qué migramos desde siempre buscando horizontes cada vez mas lejanos? Por qué razón no nos satisface lo que tenemos aquí y ahora? Inconformistas, culpamos de toda frustración, a nuestro entorno. Y los más corajudos, osados y valientes, no conformes con su presente, deciden aventurarse. Si supiéramos, que al final del camino, estaremos sólo nosotros mismos esperándonos, un poco más desnudos, más auténticos y más lucidos, tendríamos el coraje para iniciar ese recorrido? Quizás no. Porque siempre es doloroso. Quizás si. Porque puede ser liberador




Vive el emigrante en una constante ensoñación diurna, tratando de liberarse del presente. Va 
demacrándose, encorvándose, las paredes del cuartucho o de la barraca, desnudas, ocres, 
rezuman humedad y silencio. Se le caen encima. La familia y las monstruosas jornadas de 
trabajo le sumen en la angustia. Le sumen en la soledad. Una soledad desesperada que los 
lleva a llorar al borde de las cartas.

La añoranza Morriña es una espina enorme que se clava en el 
corazón solitario , que escuchamos la radio, cada domingo por la tarde los goles 
que nadie se esperaba, y se destruyen los sueños fáciles de la quiniela, los sueños largos de la 
esperanza puesta en lo más improbable. Luego está la taberna. Los amigos frustrados 
igualmente Las largas esperas de la vida Las tardes grises, plomizas, silenciosas del 
domingo. La súbita desgana de vivir. El desahogo comprado de unos minutos de amor falso. 
Los complejos de culpa. La conciencia intranquila, como acusándose a sí mismo


Los que migramos y atravesamos fronteras, necesitamos ponerle palabras a esas odiseas, aventuras, experiencias y desgarros que vivimos, porque este viaje es una espiral iniciática enloquecedora de búsqueda permanente y pérdida incesante de la identidad.

Nos vamos, nos perdemos, nos encontramos, nos evitamos y nos volvemos inevitablemente a encontrar, feroz y crudamente. Porque migrar es un viaje hacia uno mismo del que nadie escapa, y ya no hay vuelta atrás.

Mi hogar es donde esté mis amigos , me siento dividido entre ambos, cuando me preguntan qué prefieres, no puedo responder sencillamente porque son amores diferentes, por dentro tengo dos hogares, uno donde está la cuna que me vio nacer y el otro donde mis raíces se han arraigado. Soy Migrante.

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