Manuel del Rosal: «La España isquémica»

Manuel del Rosal: "La España isquémica"

Isquemia es la disminución transitoria o permanente del flujo sanguíneo en el capilar y consecuente disminución del aporte de oxígeno a las células. Esta falta de aporte sanguíneo puede ser suficientemente intenso como para producir la muerte celular del tejido al que pertenece la célula (necrosis)

Que España es una nación afectada de isquemia es evidente. Que la isquemia es – de momento – transitoria, también. Que esta transitoriedad produce una hipoxia, cierto. Que, si esta falta de aporte sanguíneo permanece en el tiempo y pasa de transitorio a permanente, produciría la muerte del tejido afectado, en este caso España, por supuesto.

Como vemos, la isquemia puede llegar a afectar seriamente a quien la padece si no se ponen los remedios pertinentes e, incluso el daño puede llegar a ser irreversible. Desde hace unos quince años, España sufre de falta de oxígeno a su cerebro. La isquemia empezó a afectar a España en el año 2004 a raíz de los atentados de Atocha que permitieron – tras un agitprop de libro y la desorientación de unos ciudadanos acobardados – que su cerebro comenzara a reducir su aporte en sangre. Como consecuencia de ello Zapatero llegó al poder y, desde ese momento, la isquemia no ha dejado de avanzar. Cuando digo que España está isquémica, lo digo apoyándome en que gran parte de los ciudadanos que forman el tejido social de España, están isquémicos cerebrales. Para confirmar esto basta con mirar las decisiones de los ciudadanos a la hora de votar; decisiones que han conformado unos Congresos endemoniados por las dificultades que esa conformación ha presentado para formar gobiernos. Debido a la isquemia que padece España, esta ha batido el récord Guinnes de el mayor número de elecciones en el menor tiempo y de que los gobiernos tengan más facetas que un diamante. A España lo único que le faltaba era una crisis como la que ha llegado en el momento en el que su cerebro – el gobierno – está formado por un conjunto de células que en nada se parecen las unas a las otras y por unos capilares sanguíneos diferenciados en su forma y manera de transportar la sangre a esas células – cada capilar lo hace a su modo – Consecuencia de ello es la isquemia que paraliza al cerebro – gobierno – que es incapaz de entretejer en el laberinto cerebral algo que haya surgido del raciocinio que una mente clara posee al estar perfectamente regada por la sangre que alimenta a sus células. La isquemia, una vez establecida, es difícil de erradicar, si no imposible. Los ciudadanos que, en su isquemia electoral, vienen diseñando un Congreso esquizofrénico con el fraccionamiento de sus votos, no comprenden que un gobierno formado por “sensibilidades” diferentes es incapaz de atender razonablemente los problemas de España y los españoles, pues la mezcla de células totalmente diferentes las unas de las otras y unos capilares cerebrales que transportan la sangre a su libra albedrío, hacen que el cerebro – el gobierno – esté incapacitado por su isquemia para gobernar.

El covid 19 y las consecuencias sanitarias y económicas derivadas de sus efectos devastadores, ha encontrado sustancia en una España isquémica, con un cerebro – gobierno – isquémico y con una ciudadanía isquémica que, en la creencia de que los gobiernos mientras más fraccionados y diferentes en su composición, mejores para la gobernación del país – ¡craso error! – con sus votos, ha puesto al frente de esta pandemia a un gobierno isquémico que camina dando tumbos y haciendo eses, desorientado y confuso, señales características de un cerebro isquémico. La isquemia de España tiene mala solución, pues el que la sangre volviera a llegar a su cerebro, depende de los votos de la ciudadanía, y la ciudadanía está tan isquémica o más que el gobierno y lo está desde hace años, sin visos de mejora alguna.

Ya hemos dicho que cuando la isquemia permanece en el tiempo, puede llegar a producir necrosis (muerte celular). Que España está isquémica es cierto, que no se ven visos de recuperación, también y que, de no encontrar la solución para hacer llegar el riego sanguíneo al cerebro de este castigado país, España puede llegar a necrosarse ¡Por supuesto!

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