Victor Entrialgo De Castro: «El año que a unos los dejaron morir y a los otros casi los matan del susto»

Victor Entrialgo De Castro: "El año que a unos los dejaron morir y a los otros casi los matan del susto"

No se puede creer y no se puede contar, pero lo voy a intentar. Mientras un trío de virus, el sanchismo, el podemismo y el separatismo, a golpes de estado y fraudes de ley, mentiras y cintas de vídeo se adueñaban de un país de 47 millones de ovejas, un virus que vino de fuera atacó indiscriminadamente al mundo entero cebándose especialmnete con los mayores.

Aquí lleva cobrándose por el momento 50.000 vidas sin que la ineptitud e indignidad de un gobierno que no responde, hiciera nada para paliar y honrar, si no evitar, el sufrimiento de quienes murieron como perros.

El año en que a unos los dejaron morir y a los otros casi los matan del susto, algunos propagaban estúpidamente el virus manifestándose. Y con ellos el Gobierno. En lugar de centrarse en la lucha contra la pandemia algunos siguen sacando viejos fantasmas del armario, como la homofobia, ¿el odio al hombre subvencionado desde el gobierno? o el racismo, derribando nuestra memoria de piedra que, a duras penas, ayuda a nuestro escasa memoria de la historia.

¿Cuando se jodió el Perú y qué fue lo que el viento se llevó? Hoy es la prohibición de los conguitos y mañana será declarar non grata a Pipi calzaslargas.

Como si el mundo no tuviera ya suficiente, un montón de mentecaptos comisariados tratando de vivir de ello. O lo que el viento se llevó fue la cordura y somos idiotas, o, como parece evidente, alguien está financiando el idiotismo.

No sé cómo puso Amstrong el pie en la luna pero debió ser algo parecido, cambiando las botas por las chanclas del dedo y la mascarilla por la escafandra.

Aunque sólo sea por 40.000 muertes, parece evidente que una de las primeras enseñanzas, aparte de lavarnos las manos tambièn en los lugares públicos, es el esfuerzo por revisar el modelo de aparcamiento de nuestros mayores.

No hace falta ni siquiera la bondad, ni las creencias ni el altruismo, Porque el esfuerzo que la sociedad española haga por sus mayores lo será por ellos mismos y en último término por los más jóvenes. La vida pasa muy deprisa aunque al principio no se ve y sea, incluso, difícil de imaginar.

Nada me gustaría mas que un pais unido y olvidado de tareas inútiles y cainitas, en lugar de tener que defenderse de su propio gobierno, concentrara sus esfuerzos en mejorar la calidad de vida de nuestros mayores, o sea la nuestra, que es el mejor modo de cuidar de la de nuestros jóvenes.

Las tareas que pueden unir y dignificar más a un país son aquellas que pueden proporcionar más tranquilidad a nuestro espíritu, satisfacción a nuestro presente y optimismo a nuestro futuro.

Porque en noches como éstas los tuvimos entre nosotros, nuestra alma no se contenta con haberlos perdido. Aunque éste no vaya a ser el último dolor que éste gobierno nos causa, ni éstos los últimos artículos que yo escribo.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. El año en que a unos los dejaron morir y a otros casi los matan del susto, el cuerpo y la mente necesitan por supuesto desconectar. Necesitamos olvidar por unos días. Pero no para siempre.

Es tan corto el amor y es tan largo el olvido.

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