Pedro Sánchez fue el viernes pasado a Bruselas bajo la sospecha o la certeza de que muchos de los socios de la UE le iban a exigir tanto la condicionalidad de las ayudas como la capacidad de veto de cualquier país en el Consejo Europeo y es lógico, en parte, que se reaccione así pues nadie da un apoyo financiero sin condiciones.
En la actual política europea se mira con lupa la credibilidad del mandatario, con quién se asocia internamente y si sigue una línea de conducta veraz sin mentiras ni contradicciones.
Este martes, 21 de julio de 2020, se ha pactado por los 27 países de la Unión Europea un plan de recuperación económica financiado por una emisión de deuda conjunta por parte de la Comisión Europea y también se ha aprobado el presupuesto europeo para el periodo 2021-2027.
En relación a España, habrá un dinero que se dé a fondo perdido, es decir, gratis et amore (72.700 millones de euros) y otro que se dé en forma de préstamo que hay que devolver (67.300 millones de euros).
Ahora bien, y aquí está el fondo del asunto materializado en varias cuestiones que tienen que ponerse encima de la mesa:
a) Para recibir este dinero, nuestro país tendrá que abordar importantes reformas.
b) El plan nacional de reformas de España tiene que ser aprobado con mayoría cualificada entre los Veintisiete y los desembolsos posteriores dependerán del cumplimiento de una serie de objetivos preestablecidos.
c) La Comisión Europea evaluará si se han cumplido estos objetivos.
d) Excepcionalmente, uno o más socios que tengan dudas de su análisis podrán pedir que se debata antes a nivel de líderes.
Conclusión manifiesta: las reformas planteadas por España deberán tener el visto bueno de la Comisión, de ahí que habláramos antes de la credibilidad y de que ganarse la confianza de las instituciones europeas que manejan la cosa económica no es algo baladí.
Así las cosas, visto lo que viene y lo que se puede hacer “frívolamente” con ese dinero, es razonable que se haya impuesto ese control. Y alguien podría decir: ¿y por qué se me ha puesto ese control?, a lo que el otro le responde: ¿y qué te importa a ti? ¿es que lo vas a incumplir?
Corresponde al Gobierno manejarlo con honestidad pues es dinero de todos los españoles, compartirlo con las Comunidades Autónomas vigilando rigurosamente que estas cumplan con lo acordado con Bruselas y no se vaya el dinero a menesteres nacionalistas y al partido en la oposición, con Casado a la cabeza, dejar de mirarse en el ombligo de Sánchez y controlar que hasta el primer y último euro no se despilfarre.
