Día sí, día también, el equipo de diseño de la mentira del actual gobierno, una nutrida brigada de profesionales de esa especialidad, ingenia las actitudes de autobombo que proceden para anular al oponente y ponderar a los propios; son los expertos más brillantes que pululan por La Moncloa.
Desde la indigna moción de censura, el timón de nuestra piel de toro, está en manos de un niñato irresponsable e inmaduro que solamente quiere infundir en nuestra sociedad sus perniciosos sentimientos ideológicos. Nunca antes este señor logró el interés ni de su propio partido; cuando agarró con fuerza ese timón, resulta que las encuestas y los resultados electorales están a su favor. ¿Es creíble?
Desde el plagio de su tesis (días atrás ha dimitido el presidente de Hungría por este motivo), la profanación de la tumba de Franco (el hombre que más ha hecho por España), el abrazo al falso demócrata (que recibía dinero para la promoción de su partido de Irán y Venezuela, por lo menos), los trapos sucios de las maletas de Delcy Rodríguez (con J.L. Ábalos amparándolos), los ministros con irregularidades económicas no dimitidos, la desidia y negligencia en la actuación contra el coronavirus (por dar prioridad a aglomeraciones ideológicas), la mentira de haber salvado a quinientos mil españoles (cuando fuimos campeones en contagios y muertes, sobre todo de sanitarios, de todo el mundo), los aplausos de los cobistas al presidente del gobierno, por el dinero que los populares europeos consiguieron para España, el insolente desprecio ideológico a la libertad de enseñanza, la descarada animadversión a la libertad de información (comprando las televisiones con millones de €), etc.
Es buen momento para que los borregos razonen un poco y consideren lo que afirmaba Pablo Neruda: “El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error”.
