Es un sarcasmo, pero este país, que es el nuestro, funciona así

Conspiración contra España: el traidor Sánchez, el caradura Iglesias, los cobardes y el Rey Juan Carlos

Falsifica el líder del PSOE su tesis universitaria, miente como un bellaco a la ciudadanía, coloca a sus amiguetes y se pasa la separación de poderes por la entrepierna y sus periodistas afines, que son muchos y a los que hace nada regaló 15 millones de dinero público, hacen como que no se enteran.

Conspiración contra España: el traidor Sánchez, el caradura Iglesias, los cobardes y el Rey Juan Carlos
Don Juan Carlos, Pedro Sánchez, el Rey Felipe VI y Pablo Iglesias. PD

Ya tiene coña que unos millones, supuestamente regalados a Don Juan Carlos por un jeque árabe sea el motivo que se haya usado para mandarlo al exilio y que al día siguiente de su salida de España, el socialista Pedro Sánchez que tanto ha hecho para echarlo y que al día siguiente el marrullero presidente del Gobierno se instale a cuerpo de rey, en el palacete costero que otro monarca árabe regaló en su día al emérito y que este donó a Patrimonio Nacional.

Es un sarcasmo, pero este país, que es el nuestro, funciona así.

Se comprueba por activa y por pasiva que el vicepresidente del Gobierno capitanea un partido llamado Podemos que ha recibido a manos llenas dinero de los torturadores chavistas y de los ayatolas iraníes y no pasa nada, fundamentalmente porque los medios de comunicación, los jueces y los partidos optan por mirar hacia otro lado, como van a hacer con el turbio affaire de la tarjeta de móvil repleta de fotos sexy y correos íntimos que Pablo Iglesias estuvo husmeando varios meses, antes de devolvérsela rota a su subalterna.

Falsifica el líder del PSOE su tesis universitaria, miente como un bellaco a la ciudadanía, coloca a sus amiguetes y se pasa la separación de poderes por la entrepierna y sus periodistas afines, que son muchos y a los que hace nada regaló 15 millones de dinero público, hacen como que no se enteran.

Y ahora, con una desvergüenza que espanta, después de ver durante semanas como la RTVE que controla cargaba en masa contra  el Rey Juan Carlos y la Corona y alentaba la cacería en su entorno, justo antes de salir hacia La Mareta, una casa-palacio que Huséin de Jordania se hizo construir en los setenta en Costa Teguise (Lanzarote) y que una década después el monarca hachemí obsequió a Don Juan Carlos, va Sánchez y hace que apoya a la Monarquía y sus terminales mediáticas hacen que se lo creen.

Hubiera bastado un gesto de Sánchez, para que su televisión pública cautiva, sus colegas de las privadas, sus ministros, los atilondrados de las Juventudes Sociales y toda la patulea, hubieran cesado ipso facto de atacar a la Monarquía.

El gobierno PSOE-Podemos, como subraya editorialmente ABC este 6 de agosto y recalcan sus principales columnistas, está ofreciendo un espectáculo político lamentable con motivo de la decisión del Rey emérito de abandonar el país.

Unidas Podemos y sus dirigentes no quieren ser partícipes de una iniciativa que ha avalado personalmente Pedro Sánchez, como no podía ser de otra manera.

Para el ala más zarrapastrosa del Gobierno, la marcha de Don Juan Carlos es una enmienda a la totalidad de su ideario antimonárquico, en la medida en que se interprete como un apoyo al Rey Felipe VI. El socio de Pedro Sánchez es cada día menos socio en las cuestiones fundamentales de Estado y por eso temía Sánchez que le quitara el sueño gobernar con Pablo Iglesias.

Los antisistema con cargos ministeriales en el Ejecutivo de coalición, la que se abraza a los proetarras, adora a los golpistas catalanes y considera progre al PNV, apuesta por derogar la monarquía parlamentaria de 1978 y, por esta razón, quiere a Don Juan Carlos no fuera de España, sino en el banquillo de los acusados, para juzgar a la Corona y, por supuesto, socavar el reinado de Felipe VI. La expectativa de Unidas Podemos no es consolidar la Monarquía y esto lo sabía de antemano Pedro Sánchez cuando pactó una coalición con una amalgama de grupos comunistas y antisistema.

La responsabilidad política de esta situación es de quien la ha propiciado, Pedro Sánchez, y ha de responder con una firmeza que no ha demostrado en ningún pulso con Pablo Iglesias, ganados todos por aquellos de sus ministros que no solo no comparten los postulados podemitas, sino que se han enfrentado abiertamente a sus propósitos más atrabiliarios.

Las Juventudes Socialistas reclaman la instauración de la república.

El presidente catalán ha pedido la abdicación del Rey Felipe VI y convocará al Parlamento de Cataluña para debatir sobre la crisis de la Monarquía.

La marca catalana de Unidas Podemos ha pedido al Tribunal Supremo medidas cautelares contra Don Juan Carlos. Ninguno se ha calmado con la salida del Rey emérito y todos se han exasperado. Hay una ofensiva contra la Corona que se intensificará a medida que Pedro Sánchez dé la verdadera dimensión de su incapacidad política para afrontar iniciativas de Estado.

Y ahora es necesario una política de alto nivel, histórica, para consolidar la Monarquía parlamentaria, con criterios institucionales, no solo afectivos, porque está en marcha un cambio de régimen, iniciado con Rodríguez Zapatero y prolongado por Pedro Sánchez.

En un momento crítico como el actual, el país tiene el gobierno menos capacitado para asumir las cargas políticas necesarias y la oposición debe ponerse a la altura del desafío porque el proyecto de desconstitucionalizar España sigue su curso.

Y los que tendrñian que levantar la voz, poner pie en pared y defender a España, parecen de vacaciones.

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