LA OMS APRUEBA LAS VACUNAS TRANSGÉNICAS DE ARN PARA LOS PAÍSES CON MÁS AFECTADOS

Los niños, el filón de asintomáticos del Gobierno para continuar con el plan

Los niños, el filón de asintomáticos del Gobierno para continuar con el plan

A punto ya de finalizar agosto, no me dirán que los medios de comunicación no están haciendo los deberes y poniéndoselo a huevo al Gobierno para  que haga con nosotros lo que quiera a partir de ahora. Las emisoras de radio, en concreto, lo han tenido fácil. Repetir, repetir y repetir. Sin excepción, se han apuntado al monotema en sesión continua y no han cesado de hablar de test, de positivos, de contagiados y de asintomáticos, es decir, se han esforzado en asustar al pobre  ciudadano, no fuera a estar pasándoselo bien en el chiringuito de la playa o refrescándose con los niños en su improvisada piscina de plástico. Nada de divertirse, ahora toca miedo y sudar con el bozal bien apretado, aunque cause alergia e hipoxia. Pero en esto no reparan los informadores. Ni siquiera dudan. Todos tienen fe ciega en los asesores del Gobierno –esos que no existen— y en sus medidas peregrinas, las más restrictivas del mundo, junto a algunos países hispanoamericanos. Somos los conejillos de Indias del experimento, pero tampoco de esto se enteran los informadores. No entendemos que no se contraste tanta información contraria a las tesis oficiales para tener una idea más aproximada de lo que está pasando. Deberían informarse y después deducir. Muchos se llevarían las manos a la cabeza. Entendemos que los medios al servicio del Gobierno están pagados para decir amén, tener la boca grapada o contar que “Médicos por la verdad” es un grupo de profesionales chalaos, que no creen en el virus. ¿Y los del ala   conservadora, como esRadio? Que sepamos, no sirven a Sánchez, al menos directamente. Sin embargo, sí le están haciendo un grandísimo favor; son, digamos, los tontos útiles de este verano irregular.

Los de Federico han sido y continúan siendo los más alarmistas, y tanto locutores como tertulianos, entre el jamón que da para cuarenta bocatas y el gastroplus, no dejaron de sugerir que nos metiéramos en el armario hasta que llegara el aviso para ponernos la vacuna. No dejaron de criticar a quienes no llevan mascarilla o mantienen reuniones familiares o de amigos. Su reacción por la concentración del 16-A celebrada en Colón, a favor de la libertad, contra la “nueva normalidad, fue más bien totalitaria. ¿Cómo es que la autorizaron?, se preguntaban escandalizados, al tiempo que pedían la dimisión del Delegado del Gobierno y la vuelta de Sánchez a poner orden. Si se hubieran tomado el trabajo de leer los motivos para manifestarse, seguramente, al menos en algunos puntos, se apartarían de la línea de pensamiento único que marcan los gobiernos siguiendo las consignas de la OMS –uno de los organismos más corruptos del mundo, como la ONU al completo— por mandato de sus financiadores, millonarios y falsos filántropos. Si se hubieran informado, seguramente no hubieran estado tan sueltos de lengua llamando descerebrados y otras lindezas a quienes asistieron a la apoyamos. Conclusión, cuando Sánchez regrese de sus vacaciones, tendrá vía libre para comenzar el seudoconfinamiento, esto es, la vuelta a las fases en sentido inverso: empezando con la menos restrictiva, y si somos malos, no obedecemos y aumentan los positivos –y aumentarán si se continúa con los test—, entonces irá apretando el garrote de la fase hasta ahogarnos. Después de todo lo que han implorado al papá Estado, cualquier medida será bien recibida. Llama la atención que entre gente tan aparentemente leída, opinadores de lo humano y lo divino, no vean el claro ejemplo de  “problema, reacción, solución” de la dialéctica hegeliana. ¿Creen que Sánchez es un descuidado y no se entera de que están aumentando los positivos? ¿Por qué no habría de estar tranquilo en su palacete de verano, si otros están haciendo el trabajo sucio? Están buscando contagiados bajo las piedras. El Gobierno necesita positivos, lo publicamos hace tiempo. Si no hay rebrote, se acabó el juego y, por una parte, quizá se empezaría a cuestionar el haber parado el mundo y arruinado la economía por una falsa alarma, nunca mejor dicho; y por otra, adiós vacuna, adiós antivirales, adiós mascarillas y adiós al resto de atrezo. ¡Menudos pelotazos a costa de los enfermos! ¿Alguien creía que no están haciendo negocio con las mascarillas, los test y demás metralla del decorado? Por eso tienen que seguir fomentando la incertidumbre, la angustia y el miedo a la enfermedad fantasma. Por eso digo que los medios le están poniendo en bandeja al Gobierno la aplicación de mano dura. Cuando se enterarán de que el virus  no es letal ni asesino, salvo para ciertas personas con patologías preexistentes. ¿Cómo es posible que aún no se hayan enterado de que los test PCR no sirven para detectar carga viral, que una persona puede dar positivo sin tener la enfermedad, que podemos dar positivo por estrés, por un resfriado o restos de un catarro? Esto se sabe desde hace tiempo por boca del propio Kari Mullis, el inventor de la prueba, pero hace unos días se publicó una noticia muy importante, pero como contraría las tesis oficiales los medios la han pasado por alto. No vaya a ser que el ciudadano despierte. Se ha descubierto que la secuencia de uno de los cebadores de 18 nucleótidos de ADN necesarios para realizar las pruebas se encuentra en el cromosoma 8 del genoma humano, por lo cual cualquiera puede dar positivo. A esto hay que añadir los estudios que relacionan la Covid y ciertos componentes de la vacuna de la gripe, léase polisorbato 80 y otros. El Gobierno tiene constancia de ello, pero mientras cuente con voceros en los medios que demonizan al disidente, se siente seguro. Es increíble que en España solo haya un medio de comunicación que no sigue las consignas del NOM y la OMS. Intereconomía es la voz discordante que no tiene inconveniente en abrir sus micrófonos a los médicos discrepantes e incluso se atreve a hablar del tan denostado dióxido de cloro para sanar la Covid, del que la oficialidad se niega a debatir o a hacer estudios porque se podrían evitar más de 600 medicamentos, y eso no interesa a la industria farmacéutica. El resto de medios traga sin masticar, limitándose a criticar únicamente la gestión de la crisis, y muchos ni eso.

Lo que más preocupa en estos momentos es que van por los niños. Como apenas hay muertes con Covid –que no por Covid–, a pesar de los muchos positivos, han tenido que recurrir a los niños. Ellos son ahora el blanco. No porque estén enfermos, más allá de un catarro o esas cosas que cogen durante  todo el año, sino porque se han sacado de la manga que son ASINTOMÁTICOS y, por tanto,  SUPERCONTAGIADORES. Así lo han dicho. ¡Y entonces tienen que controlarlos! Esto sí es motivo de preocupación, porque el sistema laicista mundial, imitador de los regímenes totalitarios clásicos –y a esto los políticos se apuntan, porque les encanta mandar— lleva en su agenda que los niños sean propiedad del Estado. Las palabras de la acartonada ministra Celaá aún resuenan en nuestros oídos cuando dijo que los niños no eran propiedad de los padres, para escándalo de algunos. Pero nada es por casualidad. Hilo esto con unas declaraciones de Federico de Montalvo, del Comité de Ética, encargado de asesorar al Gobierno central y a las Comunidades autónomas, en las que se muestra partidario de retirar temporalmente la patria potestad a los padres que no consientan vacunar a sus hijos contra el coronavirus. ¿Coincidencia? ¡Cuidado con esto! Nos preocupa el tema de las vacunas en general, sobre todo, porque debido a intereses económicos no interesa entablar un debate público sobre su seguridad y eficacia, y más aún, nos preocupa la vacuna exprés contra el coronavirus, que no es una vacuna al uso creada a partir del patógeno, sino una vacuna  transgénica de ARN con gravísimas consecuencias para la humanidad, que, por cierto, acaba de aprobar la OMS por la vía rápida para los países en los que la pandemia azote más severamente. ¿Estamos haciendo méritos en España? Todo apunta a que así es. Hablaré de ello en un próximo artículo.

Nos preocupa asimismo la determinación genocida de la Comisión Europea, dando luz verde a la experimentación con humanos, cosa prohibida hasta ahora. Esperemos poder parar tal insensatez. Por eso es tan importante que la sociedad se informe y despierte.

Y, como no podía ser de otra manera, seguimos preocupados por la inacción de los médicos, que siguen callados, asintiendo, consintiendo y transmitiendo públicamente las mentiras oficiales, incluidas las de la OMS, cuando en privado reconocen que es una gran falacia y que hay algo detrás que no llegan a entender. Es cierto que prima el miedo a los expedientes disciplinarios y a las acusaciones de atentado contra la salud pública, máxime cuando los Colegios de Médicos están amenazando con expedientes y sanciones. En este momento deben ser valientes, no dejarse amordazar y seguir los dictámenes de su conciencia. El auténtico atentado es el que se perpetra desde las instituciones. Desde aquí les pido que revisen el Juramento Hipocrático, que es lo que debe marcar sus acciones, más allá de los intereses de estos grupos llamados Colegios que no dejan de ser pequeñas sectas. Actuar en conciencia es más importante que cualquier consigna gubernamental o prebenda de los laboratorios. En otro momento nos ocuparemos de cómo son presionados los médicos.

El tema de los niños es gravísimo. Las familias no deben echar esto en saco roto y ocuparse de sus retoños más que nunca si no quieren que un Estado totalitario los adoctrine, los castre mentalmente y los convierta en pequeños autómatas que obedecen marcialmente. El totalitarismo es incompatible con el amor familiar y los valores que se transmiten. Por eso han ido creando un mundo en el que los niños son separados de la madre con tan solo unos meses. Todo eso lo llevan en la agenda desde hace varias décadas. Hay que impedirlo. Esto es una guerra entre dos bandos, los buenos y los malos. Así de simple.

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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