Rafael López Charques: «Dos Españas»

Rafael López Charques: "Dos Españas"

Hace tiempo habíamos dejado de oír eso de las dos Españas, y estábamos contentos porque creíamos que por fin entraba el sentido común en nuestra tierra, abandonábamos el masoquismo, que por desgracia mucho nos gusta, y nos encarrilábamos decididamente a construir el país para todos que tanto nos merecemos.

Un país en el que respetando las legítimas diferencias, cupiésemos todos sin ningún problema. Un país en el que el objetivo de quien gobernase, independientemente de su color, fuese la justicia igual para todos (lógicamente pues si no es igual no es justicia), el progreso general de todos los ciudadanos y la desaparición de las desigualdades.

Ahora bien, si analizamos serenamente lo que está ocurriendo desde una temporada para acá, la actuación de nuestros políticos, los objetivos que se marcan, y lo que quieren imponernos, teóricamente por nuestro bien, empezamos a sospechar que cada uno quiere su España, en la que la otra no tendrá cabida, a no ser que se aborregue. En definitiva, por el camino que vamos volverá a haber dos Españas, lógicamente nadie será responsable de ello, y el pueblo a aguantar, a aplaudir y no rechistar.

Si seguimos el acontecer diario en los medios de comunicación, es inevitable preguntarnos hasta donde vamos a llegar. No es alarmismo, es constatar la realidad, aunque nos duela. Es no resignarse a vivir en un no le deis importancia, no pasa nada, solo son tonterías de unos que quieren salir en las noticias, perro ladrador poco mordedor, tranquilos ya se cansarán, etc.

La realidad se impone. Estamos cansados de ver a unos que aplauden y justifican lo que hacen los suyos, pero que claman al cielo si a ellos les hacen la décima parte,
No solo eso, si no que demonizan a los autores y a los que opinan que son sus correligionarios, todos son culpables.

Recientemente, en una comparecencia, “cum fraude” ha manifestado que se debe trabajar para que “no haya una España contra otra”, ¡de acuerdo!, para a continuación aclararnos que no aspira a la unanimidad, dado que algunos se “autoexcluyen ante cualquier propuesta”, al tiempo que otros “responderán negativamente antes de conocer la pregunta”.

De lo anterior, aparte de resucitar las dos Españas, deducimos que él no se siente responsable de tal hecho, puesto que la culpa la tienen los demás, pues sin ambages los acusa de torpedear sus actuaciones, incluso sin conocerlas.

Yo soy el bueno y los otros son los malos. Así de sencillo. Esto solo conduce a una cosa, el que haya un bando de buenos y otro de malos. En tal caso cada uno de ellos intentará ganar, y ¿quién soportará todo y pagará las consecuencias?, los ciudadanos, como de costumbre. Los políticos, sea cual fuese el resultado, siempre serán inocentes. A los que ganen (unos u otros) les acusarán de barrer a los contrarios; los que pierdan (unos u otros), aunque sean responsables de su derrota por su proceder e ineptitud, acusarán de todo lo posible a los ganadores, pues ellos eran los honestos paladines defensores del pueblo.

En la historia de nuestro país tenemos varios ejemplos de lo que hemos comentado, alguno muy cercano, originados por una desgracia que parece inherente a nuestra patria, que es la escasa talla, salvo honrosas excepciones, todo hay que decirlo, de nuestros políticos.

Una visión de lo que acontece actualmente nos lo confirma. Todo son acusaciones de unos a otros, los problemas se agrandan cada día, pero ellos a disfrutar de vacaciones, porque claro, pues no se encontrarán a la vuelta con casa ocupada, se la protege las fuerzas de seguridad, igual que a todos los españoles.

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