Pasa una semana más y al contemplar nuestro país solo se nos ocurre exclamar ¡pobre España!, ¡quién te ha visto y quién te ve!
Los poderes públicos han dejado de ser tales para convertirse en grupos de presión, si de unos grupos reducidos que, directa o indirectamente, hacen lo que quieren, de acuerdo con sus intereses particulares, que son los únicos que les importan, y los que verdaderamente quieren satisfacer. Montan curiosos espectáculos, arman mucho ruido, se les llena la boca de bonitas palabras, pero solo tienen una verdad, antes yo, ahora yo y después yo.
Para lograr su objetivo han desarrollado, entre otras acciones, una campaña de intoxicación, cosa que reconocemos saben hacer muy bien, sirviéndose de los medios, que se mantienen gracias al pesebre de las subvenciones. Tenerlo claro, si quieres chupar del bote, ya sabéis que somos los mejores. La consecuencia es que con frecuencia, para enterarnos de lo que verdaderamente pasa, tenemos que recurrir a medios extranjeros; la mayor parte de los nuestros, hay honrosas excepciones, no se enteran de las cosas, o cuando lo hacen ya no son actualidad.
Desde Alemania nos están abriendo los ojos. Su ministro de Sanidad, ha criticado públicamente la desastrosa actuación sanitaria de nuestro gobierno.
Nos enteramos que varios países europeos han bajado el IVA al turismo y a la hostelería; aquí no, y eso que son una de nuestras principales fuentes de riqueza. Es que no se lo han bajado ni a las mascarillas que han hecho obligatorias; quizás haya que interpretarlo que son una demostración de riqueza y por lo tanto, que todos los españoles somos ricos. El Banco Central Europeo apunta que de los grandes países europeos, somos el que menos ayudas directas ha dado a las empresas, obligándolas así a acudir a créditos. En definitiva, da la impresión de que el no gobierno trata de hundir la economía.
Si la economía se hunde, detrás va el país. ¿A quién le conviene? Pues al entramado frente populista separatista, que es el verdadero poder, que le está dictando las tareas a “cum fraude” y este realiza obedientemente.
No es de extrañar que ya se esté preparando no solo un indulto, sino también una amnistía para los separatistas catalanes presos.
Consecuentemente el nazi independentista catalán se ha envalentonado y quiere que el Gobierno, en nombre de todos los españoles, pida perdón por una persona ejecutada hace ochenta años. Lo sentimos, pero la mayoría de los españoles no lo pediremos, a no ser que dicho individuo pida previamente perdón a los más de ocho mil muertos de los que fue responsable directo.
La situación hace aguas por todos los lados. Hay un atraso de treinta y dos mil títulos extranjeros pendientes de convalidar. Un informe policial desmiente el cuento de los morados, de que las restricciones de movilidad en la capital sean racistas o clasistas, al constatar que son las zonas donde menos se cumplen los protocolos sanitarios y por lo tanto con mayor tasa de positivos.
Para rematar la semana se ha vetado la presencia del Jefe del Estado, en la entrega de despachos a los nuevos jueces en Barcelona.
Cuando al finalizar el acto corearon ¡Viva el Rey!, el Ministro de Justicia dijo “se han pasado”. El que si se ha pasado es el citado. Su comentario es impensable en cualquier país democrático y una muestra de que al no gobierno le trae sin cuidado la Constitución, solo desea un desastre para así tener un pretexto para intentar instaurar sin tapujos un estado frente populista, que nos llevará al paraíso a todos, después de que todos ellos hayan disfrutado largo tiempo del mismo, con solo la loable intención de comprobar si nos conviene, porque nuestro bienestar es su principal preocupación.
No lo conseguirán, los españoles decentes sabremos responder.