El adelanto del prime time en Televisión Española, anunciado a bombo y platillo en programas y promociones, no ha pasado de un triste amago. Lástima porque TVE debería ser una televisión pública responsable que no mire a las comerciales y tenga como única guía el interés general de España y los españoles. Muy distinto a lo que hace ahora por mandato de Pedro Sánchez-Pérez Castejón y Pablo Iglesias Turrión, y que ha motivado una nota del Consejo de Europa titulada “RTVE sin Consejo de Administración desde hace dos años”, en la que recuerda la provisionalidad de la administradora única, Rosa María Mateo y el desinterés de los partidos que sustentan el Gobierno para alcanzar un acuerdo.
Portugal, Francia, Alemania, Italia y Bélgica, por no seguir citando más países europeos, tienen su informativo principal entre las 20:00 y las 20:30 (como lo tuvo TVE antes de la llegada de las privadas en 1989), y dan comienzo al prime time entre las 20:30 y las 21:00, acabando a las 23:00 horas para que el ciudadano duerma ocho horas antes de levantarse a las 07:00 porque hay que trabajar. TVE ha informado con trompetas y fanfarrias que su prime time empezará a las 22:00, adelantándolo en unos 20 minutos al que tenía hasta ahora. ¡Menudo adelanto! Esto no es pensar en el interés general sino en otra cosa que intuyo pero que no tengo comprobada. Si Mateo y el dúo Sánchez-Iglesias pensaran en los españoles, TVE habría vuelto a situar el informativo a las 20:30 y el inicio del prime time a las 21:00, y Sánchez aprobaría en Consejo de Ministros la vuelta de España al huso horario del Meridiano de Greenwich, que es donde estuvimos hasta que Franco nos sacó de él para alinearnos con Berlín y Hitler. No sé si la tal Ley de Memoria Democrática anunciada por la vicepresidenta primera, Carmen Calvo Poyato, deroga esa decisión, pero vendría bien porque ahorraríamos energía eléctrica, dormiríamos más y rendiríamos mejor. Y a Sánchez, que tanto le gusta la fama, se le citaría en los libros de historia, aunque fueran los domésticos.
Ahora que el modelo televisivo se enfrenta a tres retos: la progresiva pérdida de espectro radioeléctrico, la competencia de las nuevas pantallas y el modelo de negocio, TVE podría haber dado un primer paso importante para enfrentarse a la disminución del ancho de banda hasta su total desaparición y adelantarse en la búsqueda de una nueva pauta basada en diferentes tecnologías de transmisión (internet, cable, satélite y telefonía móvil) y diversas modalidades de consumo: pago por pieza, fijo mensual, contenidos,…El uso del espectro radioeléctrico, soporte aún de las principales televisiones gratuitas y en abierto de Portugal, España, Francia, Italia, Grecia y Reino Unido, y residual ya en Alemania, Bélgica, Suecia, Holanda, Dinamarca, Finlandia y Noruega, seguirá limitándose en beneficio de actividades más importantes y de mayor valor añadido para las comunicaciones hertzianas: voz, datos, wifi, tele-trabajo, tele-medicina, enseñanza online, seguridad de bienes y personas, control de plagas, cosechas, infraestructuras críticas y personas, electrodomésticos conectados, robots, 5G y sucesivos estándares de telefonía móvil. En consecuencia, la Organización Internacional de las Telecomunicaciones (UIT por sus siglas en ingles) seguirá asignando el reparto mundial de frecuencias y Bruselas, competente para la Unión Europea (UE), la que continúe acordando nuevos dividendos digitales (achicamiento de la banda para la televisión), presionada por los países nórdicos y por todos aquellos en los que la televisión por cable y satélite es mayoritaria frente a la hertziana (Alemania, Países Bajos, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia) y que necesitan el finito espectro radioeléctrico para la sociedad masivamente conectada que se acelerará tras la pandemia del Covid-19. A la televisión hertziana, en consecuencia, no le queda mucho más de una década, que es el tiempo que tienen sus responsables públicos y privados para virar a otras tecnologías, otros contenidos y otro modelo de negocio.
Y en este nuevo rumbo hacia el Dorado el fortalecimiento de la marca y la reputación, además de un sólido músculo financiero, serán claves para alumbrar a los campeones del mañana. Unos líderes que serán primero nacionales y luego europeos para competir con los contrincantes internacionales, principalmente norteamericanos, chinos y de las grandes compañías de telecomunicaciones como Telefónica-Movistar, que ya se han colado por la puerta de las hertzianas con el empleo de las últimas tecnologías, maneras y ofertas masivas y múltiples de contenidos, en donde las series de pago, los deportes a la carta, los juegos y las películas son y serán la estrella del nuevo escenario, superando con creces los actuales y ya importantes 7,2 millones de abonados en España.
Mucho trabajo y responsabilidad tendrán los creadores de estados de opinión, reputación corporativa y marca, entendido el primero como el concepto que se tiene de una empresa, la segunda como el conjunto de percepciones que poseen de la compañía los diversos grupos de interés con los que se relaciona, tanto internos como externos, y que es el resultado del comportamiento desarrollado por la sociedad a lo largo del tiempo y de su capacidad para distribuir valor a esos grupos, y la tercera como el aprecio que un producto ha adquirido en el transcurso de los años y procedente de la propia marca. Será una labor titánica, pero no les quedará más remedio si quieren sobrevivir en el nuevo escenario audiovisual, que está dejando de ser nacional para serlo internacional.