La Constitución democrática, con sus agujeros e indefiniciones

«¡Menos mal que pertenecemos a la Unión Europea! De lo contrario…»

Pedro Sánchez es jugador ventajista

"¡Menos mal que pertenecemos a la Unión Europea! De lo contrario…"

Lo mejor que hicimos los españoles tras la muerte de Franco fueron tres cosas: la reconciliación, perdonando y olvidando; la Constitución democrática, con sus agujeros e indefiniciones, es verdad, pero con sus fundamentales artículos 1 y 2 y su mayoría reforzada para modificar las partes más importantes, y la entrada en la Comunidad Económica Europea (CEE), hoy Unión Europea (UE).

De acabar con lo primero y reeditar las dos Españas se ocupan con fruición Unidas Podemos, la parte del PSOE heredera de Largo Caballero y los independentistas vascos y catalanes. En descuajeringar la Ley de leyes se afanan los mismos, pero les frena un poder fundamental del Estado que definió el barón de Montesquieu: el Poder Judicial, que vela con admirable tesón por cumplir y hacer cumplir la Ley. Sin embargo, él no es suficiente contra revanchistas y cainitas, aliados en el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo, por lo que lo verdaderamente importante, lo fundamental para que España siga siendo una monarquía parlamentaria, una democracia plena y una economía de mercado, es nuestra pertenencia a la Unión Europea: el tercer paso trascendental que dimos durante la Transición y años posteriores.

Después de dos fulminantes avisos para no alterar los equilibrios constitucionales en la elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), emitidos por el portavoz de la Dirección General de Justicia de la Comisión Europea (“Los Estados miembros deben seguir los estándares de la UE para garantizar que no se pone en peligro la independencia judicial”) y por la Comisión de Venecia, tras el rechazo coral y fulminante de los miembros del CGPJ, de asociaciones de jueces y fiscales y de la Asociación Europea de Jueces, la marcha atrás, o al menos el freno, del Presidente Pedro Sánchez Pérez-Castejón sirvió para que de nuevo la Comisión Europea emitiese un firme y admonitorio comunicado: “Tomamos buena nota del anuncio del presidente español. La Comisión ha expresado una clara posición sobre la propuesta, al pedir que se garantice que el CGPJ no es percibido como vulnerable a la politización. En este contexto, suspender la propuesta y permitir más consultas es un paso en la buena dirección”. Suficiente para que Sánchez haya reculado y su socio comunista en el Ejecutivo, Pablo Iglesias Turrión, vea alejarse su sueño revelado: “… pero es mucho más importante controlar a los jueces y a los fiscales”, “…pero es mucho más importante si controlamos a los espías y a los policías”. Y si de las esencias democráticas y los valores fundamentales en los que se sustenta vela por nosotros la UE, no menos manca es la salvaguardia de la economía de mercado, la libre empresa y el equilibrio de las cuentas públicas de cada Estado miembro, en donde, como le ocurrió a la Grecia de Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis, ni nos autoriza veleidades ni nos proveerá de fondos comunitarios si hacemos trampas. Y todo sin hablar del sostén que nos presta diariamente el Banco Central Europeo, conteniendo la inflación, sosteniendo la deuda y bajando la prima de riesgo.

Y para rematar nuestra buena fortuna, la de españoles libres e iguales frente a los que pretenden volver a la guerra civil e instaurar el comunismo, tampoco son mancas las admoniciones del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que en una Tercera de ABC nos ha pedido que pensemos todos en España porque “No podemos permitirnos que cada generación comience a pensar España, a construir la sociedad, a descubrir la verdad, a realizar el bien desde la nada. Pensar España significa también volver con amor la mirada a todo lo pasado.

Tenemos que recoger el legado de la historia entera para poder realizar el proceso de una nueva siembra. Solo así podremos embarcarnos en un proyecto ilusionante común que integre el rico pluralismo que nos caracteriza”. Palabras acertadas rematadas por las del Papa Francisco, lanzadas como dardos a la cara de Pedro Sánchez y su mujer en la audiencia privada que solicitó nuestro presidente en el Vaticano: “Es muy triste cuando las ideologías sectarias se apoderan de la interpretación de una nación, de un país, y desfiguran la patria”. Y tras esta certera flecha el Pontífice argentino le zahirió con tres saetas más: que hay que preservar la patria “porque la recibimos de nuestros mayores y la tenemos que dar a nuestros hijos”, que “el político tiene la misión de consolidar a la nación” como “un organismo de leyes” y que “la política no es cuestión de maniobras, sino de servicios”.

Sánchez es jugador ventajista, pero cada vez tiene más difícil llevarnos por el camino equivocado, negar la realidad y no encontrar la salida en el laberinto que ha montado con comunistas e independentistas. Como escribió Albert Camus, señalando a oportunistas y logreros: “Desprecio a aquellos cuyas palabras van más lejos que sus actos”. Y termino con un verso de Jorge Guillen, muy propio para la ocasión: “Patria, tan anterior a mí y que yo quiero viva después de mí”.

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Autor

Jorge del Corral

Hijo, hermano y padre de periodistas, estudió periodismo en la Escuela Oficial de Madrid. Ha trabajado en cabeceras destacadas como ABC y Ya. Fue uno de los fundadores de Antena 3 TV. Miembro fundador de la Asociación de Periodistas Europeos (APE) y del Grupo Crónica, creador de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV) y fundador de la Unión de Televisiones Comerciales (UTECA). Un histórico de la agencia EFE, donde fue subdirector y corresponsal en Roma.

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