OPINIÓN

Manuel del Rosal: «La nueva España de charanga y pandereta»

Manuel del Rosal: "La nueva España de charanga y pandereta"

La España de charanga y pandereta de Machado de hace más de 100 años sigue vigente corregida y aumentada con los añadidos del “progreso” y la “modernidad tecnológica y digital”

¿Cabe mayor charanga que la que existe en este gobierno? No creo que en todo el mundo occidental y democrático exista un gobierno como el que tenemos en esta España de nuestros pecados, un gobierno que, más que gobierno, semeja una charanga impresentable. Fíjense en esto: Este gobierno de charanga ruidosa y cansina está presidido por un presidente al que cogieron copiando su tesis, que se dedica fundamentalmente a viajar en Falcon, mentir incluso cuando duerme, colocar a sus amiguetes y hermanos, alabar a los asesinos de ETA, pasear su cuerpo gentil por Europa, irse de vacaciones en plenos rebrotes y, cuando hay que dar la cara, hacer escapismo en el Congreso. Más charanga con su mujer, Begoña, a la que se le ha concedido, por la gracia de Pedro Sánchez, dos trabajos remuneradísimos diseñados a su medida. La charanga gubernamental continua con una Fiscal General del Estado que antes fue ministra de este gobierno y que es pareja de un juez prevaricador. En el ruido de la charanga socialista aparece una presidenta del Congreso que es novia del actual ministro de Justicia. Un matrimonio comunista soviético que con el voto de los ingenuos que les creyeron se han comprado un chalé de los de la casta, copan dos ministerios. Seguimos con la charanga del gobierno y nos encontramos con el señor Ábalos que puso alfombra a la vicepresidenta de Venezuela para que pasara de matute maletas llenas de lo que no hemos llegado a saber. El sonido de esta charanga se amplía en el ministro del Interior, señor Grande Marlasca, que maltrata a sus fuerzas de seguridad mientras mima a los etarras. Y cuando la charanga llega a la apoteosis final es cuando, al son de las fanfarrias, trompetas y tambores los señores Illa y Simón nos mienten sobre la pandemia y sobre las decenas de miles muertos y las centenas de miles de contagiados. Esta es la España de charanga.

Somos los ciudadanos los que formamos la España de pandereta. Solo una ciudadanía de pandereta puede callar ante las tropelías de un gobierno de charanga, los muertos y contagiados y la tormenta económica que se nos viene encima. Son de pandereta los botellones en plena pandemia, las fiestas multitudinarias, las terrazas llenas, las escapadas del fin de semana, el consumo desaforado. Machado hablaba de los devotos de Frascuelo y de María que hoy hemos devenido en devotos de las redes sociales y de personajillos de tres al cuarto. Esta es la nueva España de charanga y pandereta, estas son las dos Españas de siempre, cerriles, catetas dentro de la modernidad impuesta; la una que muere y la otra que bosteza. Una de charanga y otra de pandereta, cuando no las dos; la oficial revolcándose en la charanga y la del pueblo atontada por la pandereta. Las dos Españas que solo se unen a la hora de usar la cabeza para embestirse mutuamente, a la hora de desprestigiar sus instituciones, a la hora de repartirse las charangas y las panderetas, pero nunca para buscar el bien común, el interés general, la responsabilidad institucional porque las dos, la España de la charanga oficial y la España de la pandereta del pueblo se dejan manipular por este populismo que sube como la espuma de la cerveza; populismo que, como las dos Españas, también son dos populismos, el populismo político y el populismo mediático.

“En vano engendraremos un mañana mientras España sea especialista en el vicio al alcance de la mano”. Antonio Machado.

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