Pedro Manuel Hernández López: «¿Delenda est España…?»

Pedro Manuel Hernández López: "¿Delenda est España…?"

«¡Delenda est Carthago! » es una frase que –con insistente monotonía y obsesiva repetición –recalcaba, Catón el Viejo, al concluir cada uno de sus discursos ante el Senado romano, tuviera o no que ver con el debate que le hiciera intervenir–. Nos situamos alrededor del año 150 a. C. y ante la última guerra púnica que serviría de pretexto a Roma para saquear y arrasar Cartago, como ninguna otra ciudad lo había sido hasta entonces, cuando el tribuno militar, Escipión Emiliano –apodado el Africano, en honor a su abuelo y el Numantino por su victoria sobre los celtíberos de Numancia– al frente de sus legiones romanas desembarcó en Útica y desde allí se dirigió a Cartago. El asedio duró dos largos años…pero al final: ¡Cartago deleta est!

La expresión ha llegado hasta nuestros días representando la obsesión irracional por una idea fija que se persigue sin descanso hasta que se logra realizar. Este es el objetivo primigenio del actual ejecutivo monclovita que nos gobierna apoyado por comunistas, marxistas y nacionalistas que compiten entre sí para ver quiénes son los primeros en anunciar públicamente: ¡España ha sido destruida! (España deleta est). Esta carrera política hacia la destrucción de España no conduce a ningún lado, y en todo caso produce disminución de la libertad individual, crisis económica, más paro y un injusto y mal repartido bienestar social.

Casi dos mil doscientos años después, desde los resultados del 20-D, en nuestro país amanecemos a diario con dos recurrentes cuestiones que no cejan en su presión sobre los ciudadanos de a pie. Una de ellas, la de la independencia de Cataluña y, la segunda, la alarmante deriva de los partidos políticos desde los comicios del mes de diciembre.

Ambos temas –abonados intencionadamente con alguno de los consejos contenidos en el conocido y famoso “Manual para tomar el control de una sociedad” , atribuido al principal dirigente de la Revolución de Octubre de 1917, el político y comunista ruso, Vladimir Ilyich Lenin, y que erróneamente fue denominado el “Decálogo– nos están llevando a la destrucción de España. Una por la vía política, la primera, la otra por el deterioro social, legislativo y por la involución económica.

La cuarta potencia económica de Europa no puede ni debe estar mucho tiempo con un gobierno socialcomunista y marxista. Hace falta la unidad de nuestros políticos.

Necesitamos pues, que tal como exige el pueblo español, nuestros políticos tengan altura de miras y no antepongan sus intereses personales y partidistas a los generales de la nación. Los ciudadanos no han reclamado ninguno de los cambios recónditos a los partidos que Sánchez pretendía para auparle hasta la presidencia del Gobierno. Ese posicionamiento del partido socialista es falso. Los ciudadanos han dejado claro que no quieren mayorías absolutas mal gestionadas. Quieren diálogo y pactos entre las fuerzas democráticas fiables y estabilizadoras. Lo contrario, la inestabilidad y desconfianza –que nos está aportando este maquiavélico y nefasto pacto de gobierno multipartidista– representará menos inversión y competitividad y, esto nos abocará, irremediablemente, a un menor crecimiento económico y marcha atrás en la creación de empleo, evaporándose la recuperación de nuestra economía tan rápidamente como llegó. Hoy día necesitamos, más que nunca, que se forme una gran coalición política y que esta sea capaz de sacar a España de una más que probable destrucción territorial, legal, política y social. “España delenda est”, parece que es lo que desean –“todos a una como en Fuenteovejuna” –algunos de nuestros políticos con independencia de que estén o no apoltronados en el Gobierno. A tal fin, no dudan en seguir, uno a uno y con una fidelidad rigurosa, “los 10 consejos de Lenin para tomar el poder de una sociedad” y que me permito reproducir aquí por la importancia de los mismos:

1. Corrompa a la juventud y dele libertad sexual.

2. Infiltre y después controle todos los medios de comunicación de masas

3. Divida a la población en grupos antagónicos, incitando las discusiones sobre asuntos sociales.

4. Destruya la confianza del pueblo en sus líderes.

5. Hable siempre sobre Democracia y Estado de Derecho, pero, en cuanto se presente la oportunidad, asuma el Poder sin ningún escrúpulo.

6. Colabore con el vaciamiento de los dineros públicos; desacredite la imagen del País, especialmente en el exterior y provoque el pánico y el desasosiego en la población por medio de la inflación.

7. Promueva huelgas, aunque sean ilegales, en las industrias vitales del País.

8. Promueva disturbios y contribuya para que las autoridades constituidas no los repriman.

9. Contribuya a destruir los valores morales, la honestidad y la creencia en las promesas de los gobernantes. Nuestros parlamentarios infiltrados en los partidos democráticos deben acusar a los no comunistas, obligándolos, so pena de exponerlos al ridículo, a votar solamente lo que sea de interés de la causa socialista.

10. Registre a todos aquellos que posean armas de fuego, para que sean confiscadas en el momento oportuno, haciendo imposible cualquier resistencia a la causa.

Este “Decálogo” fue escrito por Lenin en 1913.Cualquier semejanza con lo que ocurre en la España de hoy –gobernada por la dictadura socialcomunista y progresista de Sánchez-Iglesias– “NO es mera coincidencia sino pura y dura realidad”. Es la desgarrada imagen de una realidad no deseada por nadie salvo por aquellos que la quieren destruir y arrasar, como si de la antigua Cartago se tratara, solo que en esta ocasión no va a ser a manos de las legiones del tribuno Escipión Emiliano, sino por las hordas marxistas y nacionalsocialistas del “duunvirato” de Sánchez-Iglesias que nos gobierna bajo la pseudo apariencia de una Monarquía Parlamentaria y Constitucional. Si revisamos el día a día de nuestra Historia –desde los aciagos días de Zapatero hasta hoy– percibimos asombrosas y objetivas semejanzas con lo que estamos viendo, viviendo y padeciendo en nuestra patria.

En “las 10 estrategias de manipulación mediática” documento del francés Sylvain Timsit –que aunque erróneamente fue atribuido a Chomsky, este fue publicado por primera vez en francés, en 2002, con el título original «Stratégies de manipulation” se nos dice que: “En un estado totalitario no importa lo que la gente piensa, puesto que el gobierno puede controlarla por la fuerza empleando porras. Pero cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, uno tiene que controlar lo que la gente piensa, y el medio típico para hacerlo es mediante la propaganda (manufactura del consenso, creación de ilusiones necesarias), marginalizando al público en general o reduciéndolo a alguna forma de apatía”.

No quiero terminar sin antes reproducir dos frases de dos históricos personajes, uno Denis Diderot, y el otro A.F.de Brinkechoff, que nos vienen como anillo al dedo para ilustrar un poco mejor el tema que hoy hemos tratado: “Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga” porque «Si hay algún idiota en el poder, es porque quienes le eligieron están bien representados».

¡Y el próximo día…seguiremos hablando del Gobierno!

Pedro Manuel Hernández es licenciado en Medicina, en Periodismo y ex Senador Autonómico del PP por Murcia

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