OPINIÓN

Anián Berto: «‘No es un mal Gobierno, es que no hay Gobierno’ «

Anián Berto: "'No es un mal Gobierno, es que no hay Gobierno' "

Aznar lo deja claro: ‘Se puede ser buen o mal gobernante, lo que no se puede permitir es que no se gobierne’

Cómo dice el ex-presidente José María Aznar, ‘no es que haya un mal Gobierno, sino que no hay Gobierno’. Sigue diciendo que, ‘se puede ser buen o mal gobernante, lo que no se puede permitir es que no se gobierne’. España vive en una encrucijada difícil de discernir. Nada funciona con normalidad, ni en la nueva ni la otra. No hay sector o colectivo que no padezca, o próximamente sean víctimas, del desgobierno de la ‘cogobernanza’ de este Gobierno social-comunista con apoyo de pro-etarras y separatistas. El resultado de este rompecabezas y trabalenguas es la torre políglota de Babel, las discordias de Caín y Abel, el castigo a Sodoma y Gomorra o las peleas en broma de Juan Valderrama y Dolores Abril de los ministros socialistas y sus homólogos comunistas. Sin olvidar los constantes arreones de separatistas y los encubiertos pro-etarras.

El social-pedrismo de Sánchez, junto al impertérrito ‘coleta-nista’ Iglesias, ni resuelve ni se compadece del sufrimiento desolador de los ciudadanos, víctimas de la situación devastadora que la pandemia provoca, el Gobierno propicia y las 17 comunidades ejecutan. Una crisis económica catastrófica, que no le va a la saga la salud. Ocupamos los primeros puestos porcentuales en contagios de la Covid en el mundo, con más de 80.000 muertos y soportando las restricciones a la libertad y confinamientos más inhumanos. Han vapuleado a la escasa industria española, las PYME’s echan el cierre, el sector turístico se oxida, a la hostelería no le queda aliento, los autónomos desaparecen y el ocio aguanta casi un año sin actividad. Sólo goza de buena salud los sueldos de los políticos y el hervidero de la olla grande del Estado. ¿Quién pagará todo este despiporre?.

España no se entera que esto no es una fábula, ni relato ficticio con entusiasmo imaginario. El país se desmorona, caen edificios y sufre hambre. No se desploma a cañonazos, sino se derrumban cimientos humanos, debilitan ilusiones, produce ansiedad y crea una sociedad incapaz de enfrentarse al enemigo, desprotegido y desarmado. Y ellos lo saben, o más bien lo generan, cuanto peor mejor. Es seguro que algunos se frotan las manos, entre ellos este Gobierno de despropósitos, que ni tan siquiera se identifica con la ciudadanía. Se suben los sueldos, viven a tutipley, se marchan de vacaciones y predican con el ejemplo de Venezuela, Argentina o Bolivia, pero siguen en España, sin dimitir y sin billete de ida.

El país está en guerra, un caos con muchos frentes y pocas trincheras que, cómo siempre, fulmina a los más débiles en primera línea de fuego. Utilizan los medios de comunicación afines y subvencionados, tertulianos con acidez y despechados, con más odio que análisis, sin objetividad que no sea transmitir consignas a sueldos, con acrimonia y sin piedad.

El nuevo antídoto antiviral ha llegado, pero ahora no existe un plan de vacunación. Nadie determina un orden mínimo de administración ni información veraz y científica del medicamento, que aporte seguridad y confianza a la población. Todo sigue bajo el santo y seña del código ‘top secret’ de los tejemanejes del Gobierno, la agenda 20 – 30 de los magnates del dinero, el camino globalista y el nuevo orden mundial que sepulta naciones enteras.

Los politólogos tienen tiempo y motivaciones para desenredar lo que ellos mismos embarullan. ‘Es imposible resolver problemas pensando de la misma manera que se crean’, decía Albert Einstein. Mientras una pancarta callejera, colgada en una valla, apostilló que, ‘la solución está en manos del problema’.

Injerencias en la división de poderes, supervisión e intervención de la libertad de expresión a través de un ‘comité de la verdad’, extremadamente contradictorio del Gobierno más mentiroso de la historia. Se deduce de la ineptitud e inacción dictatorial y criterios políticos que aborregan y adoctrinan en el gregarismo al personal. La población callada, encerrada y con miedo, la trilogía perfecta e imprescindible para vencer en cualquier guerra, además de impedir el contacto entre la población. El objetivo es empobrecer, arruinar y hacer un país sometido con ‘paguitas’ y esclavizar al ciudadano, dejándolo en manos del poder coercitivo.

Qué jueguen con la salud y con nuestro dinero, estamos acostumbrados, pero que lo hagan con la libertad del ciudadano es insufrible. Además utilizando procesos antediluviano, igual a las guerras de ‘tiro a tiro’, con ideas de camuflajes de campaña y ‘toques de queda’. Procesos vetustos, poco creativos y de brocha gorda de la época de las cavernas, y no será por falta de politólogos y asesores. Nada menos que 1.200 mentores tiene el Ejecutivo. Por otra parte, No creo que haya que encerrar a los sanos, sino por prescripción médica a los enfermos, y atajar definitivamente el virus con sentido común científico y transparencia pública.

El maná no caerá del cielo. ¿A qué esperamos?. La población está obligada a dar un paso al frente, evitar conformismos de ‘paguitas’ y aprender a pescar por sí mismo. Aquí nadie está dispuesto a sacar las castañas del fuego, a un país maniatado, acorralado, cada vez más limitado y estresado. España, no solo necesita auxilio económico, sino españoles con agallas y gallardía que griten, ¡¡ Basta ya, no nos roben la libertad !!.

Tenemos menos salud, somos más pobres y nos quitan la libertad. ¿Qué más puede pasar?

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