OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «El pulso»

Victor Entrialgo De Castro: "El pulso"

Jalean a los violentos para aparentar que el aliento viene de fuera, pero el apoyo, en realidad, viene de dentro.

La violencia deslegitima cualquier causa, si la hubiera. Pero el rapero preso no es un causa. Es un efecto. Porque la acción de los que piden la libertad de expresarse “a pedradas” con extrema violencia y cobardemente encapuchados, ha sido “sospechosamente concertada” con el aliento o el silencio del propio gobierno y la responsabilidad de algunos medios que, a la busca de audiencias, convierten en espectáculo lo mismo la violencia, que el circo o la Pandemia.

Cualquiera que haya visto las insólitas imágenes del vandalismo de éstos días con destrucción de bienes públicos y privados, lanzamiento de piedras, vidrios y morrillos, considera un insulto que una “jurisreciente” diga desde una televisión y con la misma violencia larvada de Iglesias/Montero que las algaradas de estos hombres-masa, eran pacíficas y que todo fue una provocación de la policía.

Los presos dan mítines, los okupas se hacen fuertes en casas robadas, los delincuentes atacan a la policia, y el ventrílocuo del gobierno promueve a través de Echenique el vandalismo mientras el alcalde de Valencia o el muñegote de turno de la Generalitat se muestran cómplices de los que Ortega llamaba “señoritos satisfechos”.

La reconstrucción de Europa Occidental tras el final de la II guerra mundial exigió tanto esfuerzo, durante generaciones, que no ha habido juventud hasta hoy tan “consentida” como la de quienes, convocados por manipuladores de masas, se han lanzado a la calle a destruirlo todo con picos y piedras, pero curiosamente sin palas, a las que parecen tener alergia. Lo quieren todo, pero sin esfuerzo, suprimiendo las etapas y los tiempos. Y si llegan los necesarios límites, o la frustración, no la aceptan y reaccionan de manera extremadamente violenta.

En los recientes episodios de vandalismo en Centroeuropa, sus responsables han sido juzgados en cuatro días, sus vehiculos requisados y sus cuentas embargadas con sanciones de 4.000/6.000 euros y los trabajos sociales que les esperan para reparar sus daños.

Sr. presidente, la democracia que no tiene ni hombres ni medios suficientes para defenderse frente a quienes la atacan, -desde dentro o desde fuera-, no es plena. Por eso cada día que pase sin que usted cese a su vicepresidente aumentará su responsabilidad. Su responsabilidad histórica es evidente, pero quedan la civil, la administrativa y la penal.

No es casualidad que coincidiendo con las primeras divergencias relevantes entre los socios de gobierno y el primer acuerdo que les deja al margen de las instituciones, en el CGPJ, más el desaire Trans a la señora marquesa, Podemos eche un pulso al menosprecio de su socio de gobierno.

“Un pulso”. Eso son los apedreamientos en las calles de España. Un pulso que Podemos echa al Partido socialista para amenazar y demostrar al Gobierno que si se les menosprecia, ellos incendiarán la calle.

Los que han metido el Caballo de Troya en nuestras calles deberán pagar por ello. El presidente Sánchez es rehén de Podemos y esclavo de su ambición, pero los daños los pagará el pueblo.

Hace un siglo Ortega anticipó en la rebelión de las masas los dos peligros que nos inquietan un siglo después: el mayor peligro el Estado, máxime cuando llegan al poder los enemigos del individuo, de la Nación y del pueblo soberano.

Y con él, el hombre manipulado, despersonalizado se cree omnipotente en el anonimato que le proporcionan la mascarilla, la capucha y la muchedumbre. La masa siempre actúa violentamente. Un joven que no sólo se siente vulgar sino que reclama su derecho a imponer su vulgaridad a los demás.

La paradoja de esta turba fascista, que se llama a sí misma antifascista, es que “no quieren dar razones ni quieren tener razón. Lo que reclaman es “es el derecho a no tener razón”. Quieren imponer “la razón de la sinrazón”.

Con el feminismo y el 8-M contagiaron al propio gobierno. Sánchez, el camaleón de La Moncloa es capaz de mimetizarse con los separatistas y hasta si es preciso con las piedras. Pero sus okupas no quieren las piedras para construir nada. Quieren destruirlo todo. Y lo más grave es la fragilidad de las armas de la democracia para todos los caballos de Troya que Sánchez ha colocado en nuestras playas.

El orgullo de ser español, de todas nuestras virtudes históricas está dejando paso a la vergüenza de un país que no reacciona ante la gravedad de todo lo que está pasando. La repetición de los abismos de nuestra historia. Eso que habíamos superado pasa ante nuestros ojos, por dejar envalentonarse a unos pocos niñatos majaderos.

Estas son las consecuencias de políticas autonómicas y educativas nefasta. Es el propio poder establecido con sus negligencias y sus políticas, el que ha generado la presente crisis de autoridad. De toda autoridad, Incluso de la legítima. De los padres y profesores, pasando por el Presidente hasta la misma Corona.

De Zapatero a Sánchez y de Iglesias a Echenique todos han contribuido a esa crisis de autoridad que ha alcanzado el presente.
No puede ser que durante días y días los responsables del orden público actúen como padres consentidores. Si por razones políticas y de cercanía los poderes públicos no quieren intervenir, tendrá que ser el Estado central el que proteja negocios y ciudadanos. Barcelona es el resultado de años de separatismo, podemismo y Colau. Ellos son quienes han creado la presente crisis de autoridad mientras el Presidente calla y el vicepresidente alienta o promueve los desórdenes públicos en plena pandemia.

Cuanto más tarde Sánchez en ganarle el pulso y doblarle el brazo al monstruo del moño y la coleta, mayor será su responsabilidad.

Perseverance llega a Marte. Hace falta que pase por España a ver si entre tanto majadero, encuentra vida inteligente.

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