OPINIÓN

Francisco Iglesias Carreño: «Estamos a 1 de marzo»

Francisco Iglesias Carreño: "Estamos a 1 de marzo"

Todos los años, el día primero de marzo, da paso en el aquí cercano, en la provincia leonesa de Zamora, dentro de la hispánica Corona Leonesa,  en los Campos de Peleagonzalo, en las proximidades de la ciudad de Toro (que fue repoblada por García I de León), la rememoración del inicio de la Edad Moderna.

Ya dentro de Edad Moderna, hemos caminado, integralmente dentro de la configuración territorial de las Coronas y Reinos Hispánicos, hacia situaciones convergentes en todo un amplio periodo que va, en esos 332 años, desde 1476 hasta 1808.

Acontece sin embargo, y no se sabe en relación a que, o porque escondida motivación, nocivo influjo o externa imperancia al caso, que el evento del 1 de marzo, se encuentra sometido y/o impelido, desde la foraneidad, hacia una flagrante deslocalización territorial.

Las poblaciones de Toro y de Pelagonzalo (con el desplazamiento situacional de la data del 29-9-1862, hacia el cerro de San Benito, por la riada del 28-12-1860 que arraso el lugar) siguen estando ahora en la misma ubicación que corresponde a la anualidad de 1476.

Que el hecho de armas del 1-3-1476, fuera ya, en sí mismo, un hecho bélico importante y decisivo, de tal consideración parecen que existen muy pocas dudas, como tampoco tendrían que existir, y desde nuestra consideración particular, ninguna situación en sobre la correcta ubicación territorializada del mismo y su aneja configuración narrativa histórica.

Tenemos que la población de Toro es repoblada por el infante/príncipe heredero de la Corona Asturiana D. García -.- en tanto y cuanto primogénito -.-, sobre el año 899, por expresa orden de su padre Alfonso III El Magno, que en su especificación, se hace constar por el cronista y obispo Sampiro, cuando dice: ”Urbes desertas ab antiguis poulari rexiussit hec sunt hec Zemora, Septimancas et Domnas, vel omnes Campi Gothorum”,… y en mayor especificación añade: ”Taurum namque dedit ad populandum filio suo Garseano”.

La repoblación de Toro por D. García se hace con mudéjares, mozárabes, asturianos, vascones (gascuñeses) y navarros. Y queda constancia su raigambre de inicio dentro de la Corona Asturiana en el Siglo IX.

Aconteció que D. García sucede a su padre Alfonso III El Magno en el cetro de la Corona Asturiana, y que al fijar su residencia en la urbe de León, paso a encuadrarse con la denominación de Corona Leonesa -.- Este año 2021 estamos en su 1111 aniversario-.-. Estando por ello en el seguimiento administrativo que antes ya ostentaba, con lo cual la urbe de Toro se sitúa dentro del ámbito románico leonés. No se debe olvidar tampoco que las iglesias de Toro estuvieron al cuidado de la Diócesis de Astorga durante largo tiempo.

Cuando el amplio espacio que dominaban, con plena regidora soberanía, la Reina Sancha I y del Rey Fernando I, se divide entre sus cinco hijos, la tierra de Toro, en la administración de Dª. Elvira Fernández queda en el espacio territorial leonés que está ubicado al oeste del río Pisuerga, en la dirección regia de Alfonso VI de León. Las expresiones que sobre tal división hace el obispo de Oviedo Don Pelayo son esclarecedoras: “Dedit Domino Adefonso Legionem per flumen Pisorgan totas Asturias, et transmeram usque in flume Ove, Astoricam, Campos, Zemoran, Campos de Tauro, Berizo usque in Villam uxim monte Ezebrero”.

Por si tal descripción aún necesitase completitud, resulta que la urbe de Toro es categorizada como ciudad, por el privilegio otorgado por el Emperador Leonés Alfonso VII, a la data de fecha del día 2-4-1153 (cuando le agrego todas las tierras de Morales de Toro).

La ciudad de Toro tiene desde el año 1230, y con ello se hace informante a la situación, el siguiente lema por divisa: “ Civitas Taurensis superior est in regno legionis” (“la primera ciudad en el Reino de León”).

De las personas de Isabel y Fernando, de la familia de “los Trastamaras” (de raíz en el noroeste de Galicia; “Tras Tamaris” o “Más allá del río Tambre”) ubicadas en el año 1476, se ha escrito infinidad artículos e investigaciones profesionales, las cuales no han ocultado nunca que:

(1º) Dª Isabel de Trastamara nació (22-4-1451) en la población de Madrigal de las Altas Torres (lugar encuadrado entonces dentro de la “Provincia Eclesiástica de Santiago” , desde el 27-2-1120),
(2º) se casó (19-10-1469), en el palacio de los Vivero, en la población de Valladolid (fundada, como señorío en el año 1072-.- después del Cerco de Zamora-.- por D. Pedro Ansúrez, lugarteniente del soberano leonés Alfonso VI) y
(3º) falleció (26-11-1504) en la urbe de Medina de Campo (perteneciente, en aquel entonces, a la diócesis leonesa de Salamanca).

Ahora viene el confluir en los llanos leoneses de Peleagonzalo, a la vista de la ciudad leonesa de Toro, el desarrollo de la batalla del día 1-3-1476, donde las tropas comandadas por Fernando de Aragón alcanzan la victoria y con ello, da comienzo la Edad Moderna. Gracias al heroísmo demostrado en tal combate, por las milicias concejiles zamoranas, la ciudad leonesa de Zamora, ostenta en su estandarte, “La Seña Bermeja”, junto a las ocho franjas sueltas, relativas a las victorias de Viriato sobre los cónsules romanos, “la nueva de tafetán verde” que el aragonés Fernando ( el esposo de Isabel I de León), quitándola de su propio pecho, se la anudo en la cima de tal estandarte distintivo.

Desde el 1-3-1476, el escudo de Zamora, que consta de dos cuarteles, tiene en su lado derecho: el puente romano de Mérida (otorgando por el soberano leonés, nacido en Zamora, Alfonso IX-.- el de las primeras cortes del mundo según la UNESCO, el fundador de la Universidad leonesa de Salamanca, el de la Carta Magna Leonesa,..), y en el lado izquierdo: el brazo de Viriato tremolando “La Seña Bermeja” (la completada por la victoria en las tierras leonesas de Toro).

A veces no se describen ampliamente las cosas y ello, pudiera ser, dar lugar a muchas interpretaciones, como acontece con todo lo precedente, por eso tal vez sería oportuno precisar que el escudo heráldico de la ciudad leonesa de Toro está compuesto por dos cuarteles, en el de la derecha: tenemos un toro rampante sobre un puente y en el de la izquierda: un león rampante sobre un lecho de aguas, y claro está, siguen con el mismo lema, el que les dio Fernando III de León, aquel que dice: “Civitas taurensis superior est in regno legionis”.

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