OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «El Lolagate”

Victor Entrialgo De Castro: "El Lolagate”

Ni abogada de prestigio ni mínima imparcialidad porque su parcialidad es incuestionable y su conducta sectaria. Rodeada de extorsionadores como el comisario Villarejo, jueces expulsados de la carrera judicial, filtraciones, conocedora de graves delitos que ha ocultado a las autoridades.

Es evidente. El presidente los sube al cargo para atrincherarse él y su cuadrilla. ¿Anulará entonces el TS el nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General?

El caso Watergate desveló una trama de espionaje y escuchas. Tras la aparición en The Washington Post de una noticia menor relativa a la detención de cinco individuos llegados a Washington de Miami, entre ellos un ex miembro de la CIA, uno de sus periodistas, Bob Woodward, acudió rutinariamente a una vista preliminar en la que salieron a relucir cosas que llamaron su atención.

Junto a su compañero Carl Berstein, desenmascararon en cuatro meses el caso que provocó la primera y hasta ahora única dimisión de un presidente de EEUU, Richard Nixon.

Los fontaneros que tras la detención alegaron así llamarse por haber sido contratados “para evitar filtraciones”, colocaban micrófonos e intervenían teléfonos de sus rivales políticos para espiarlos.

No cabe semejanza mayor entre el Watergate y el “Lolagate”. Aparte de una garganta profunda, todos estuvieron en Miami y en Cuba, aunque aqui todo sea un poco más Torrente, un poco más pedestre.

Aquí después de numerosas peregrinaciones a su celda,a sacarle de mentira verdad, y acercándose el plazo máximo de los cuatro años de privisión provisional, no sin urgentes reuniones de La Lola con mucha gente, Villarejo ha tenido que ser puesto en libertad provisional a pesar de un riesgo altísimo de fuga, con dinero esperándole en Panamá, Uruguay, etc,,,,

The Washington Post, acabó con la carrera de Richard Nixon. Aquí todavía está por ver.

La Lola se va a los restaurantes mientras el Estado se queda indefenso, a comer con extorsionadores para celebrar la medalla que le dió a Villarejo, Zapatero, él sabrá por qué, a bendecir las investigaciones de alcoba de su “turismo vaginal”, “la agencia de modelos”, el prostíbulo para élites, “éxito garantizado”, apostilló Lola, mientras comentaba frívolamente el turismo menorero de algunos colegas jueces durante un viaje a Cuba, sin denunciarlo, junto a “su churri”, el juez inhabilitado por el TS por violar el derecho de defensa de los abogados escuchando sus entrevistas en prisión con sus clientes, eso sí que es un baldón y, sin ruborizarse, abogado luego de Assange, acusado de violación en Suecia, otro que se ha defendido con faroles y extorsión.

Todo mientras un montón de majaderos se ponen moños para intentar robarle al pueblo su Monarquia con una repugnante campaña en la que algunas televisiones están siendo gravemente cómplices a cambio de millones de euros, mientras desde el poder se actúa impunemente y en las manifestaciones subvencionadas,- lo que está detrás no son los derechos de las mujeres, que en la formación morada no respetan mucho por cierto, sino la financiación del partido, con nombres como Monedero, que ni inventados.

En democracia todos, empezando los gobernantes, son responsables ante la ley, pero algunos amigos de la Fiscal General del Estado pretenden la impunidad, chantajeando a los demás.

¿Son éstas las condiciones idóneas para ser Fiscal general?

Exigiéndose como requisitos, ser jurista de reconocido prestigio e imparcialidad, resulta a todas luces evidente que el nombramiento de la Fiscal General de Estado no tiene otra explicación que el atrincheramiento de algunos, cuando sea preciso. Veremos si en nuestra “Lolagate”, el Tribunal Supremo tiene el valor de anular el nombramiento y hacer valer nuestro Estado de derecho, que tantas heridas tiene abiertas.

Ninguna cantaora o cantaor,
llenando toda la lista,
Desde Villarejo escuchador,
A Garzón, el inhabilitado,
el de la aflautada voz,
o Inda, el periodista,
cantó una copla mejor
Que la Lola
que va a los puertos
dejando al gobierno protegido,
y el Estado descubierto.

La ley y el Tribunal Supremo dirán lo que tengan que decir sobre el nombramiento de una ex ministra de Justicia como Fiscal General del Estado.

Pero la ética es la moral y la estética de la política. Y de la vida.

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