«El ocaso de Marlaska comenzó cuando ‘tragó’ con que Dolores Delgado le llamase ‘maricón'»

Marlaska debería dimitir, si tuviera vergüenza, pero en eso es ya como su jefe Pedro Sánchez

La clave de este espanto son Pedro Sánchez y ese PSOE emasculado, que se postra ante el jefe

Marlaska debería dimitir, si tuviera vergüenza, pero en eso es ya como su jefe Pedro Sánchez
Grande-Marlaska, Iglesias y Sánchez. PD

Ojo al parche. No hay que confundirse, ni apuntar a Pablo Iglesias y sus compinches, que en sus obsesiones de revolucionarios de salón siempre han estado fascinados por ETA y sus asesinos.

La clave de este espanto son Pedro Sánchez y ese PSOE emasculado, que se postra ante el jefe y donde todos, desde el último alcalde al primer presidente autonómico, dice amen.

Y entre los ‘adoradores‘, destaca Fernando Grande-Marlaska, sin duda el ministro del Gobierno socialcomunista que más decepción genera en España y ya tiene mérito, a la vista de la cuadrilla que rodea al inepto líder socialista

Nos faltan datos para saber si, cuando se mira al espejo cada mañana y lo debe de hacer mucho, a Marlaska le dan arcadas.

Como decía de él Luis del Val, este 1 de abril de 2021 en el Programa de Carlos Herrera en la COPE:

«El soberbio que cesó a un honesto guardia civil que se negó a prevaricar, pero también el servil y sumiso ministro que acerca al asesino de Miguel Ángel Blanco y a su pareja al País Vasco, como premio a esa hazaña de disparar dos tiros en la cabeza a un hombre esposado y de rodillas.»

«El ocaso de Marlaska comenzó cuando ‘tragó’ con que Dolores Delgado le llamase ‘maricón‘», explica Alfonso Rojo, director de Periodista Digital en la Conexión Quilombo que acompaña esta nota.

«Lo demás ha sido dejarse llevar, lo que no hace Marlaska porque sea un izquierdista peligroso o un amigo de los terroristas etarras que todos los viernes acerca en grupos de cinco al País Vasco, sino porque es un arribista inteligente y sin escrúpulos».

«No hay soberbio que no se muestre untuoso y obediente ante el superior, y si el superior le pide que acerque a los más execrables asesinos, porque hay que tener contentos a los de Bildu, ahí está Marlaska para cumplir los deseos del jefe. No piensen que vaya a dimitir. El jefe le ha dicho que se quede».

Después de que la Justicia haya restituido en su cargo de jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid al coronel Diego Pérez de los Cobos, casi un año después de ser fulminantemente cesado, el ministro del Interior tendría que presentar su dimisión e irse a su casa.

Grande-Marlaska no vale como ministro y ya tampoco como juez.

La sentencia emitida por el Juzgado Central de lo Contencioso Administrativo de Madrid es un bofetón con la mano abierta a un ministro al que la Justicia acusa de cesar de forma ilegal al coronel por negarse a llevar a cabo un acto manifiestamente contrario a la ley, que es lo que pretendía que hiciera Marlaska cuando le conminó a que informara a los responsables políticos del Ministerio del Interior de una investigación sometida a la más estricta reserva por haberlo así dispuesto la autoridad judicial.

Es decir, la Justicia atribuye a Marlaska una doble ilegalidad: la del cese del coronel y la de pretender burlar una decisión judicial.

Dado que el ministro es juez de carrera, debería saber que lo que hizo fue prevaricar.

El fallo judicial es demoledor:

«No podemos concluir más que el motivo de la decisión discrecional de cese era ilegal, en tanto que el cese estuvo motivado por cumplir con lo que la ley y el expreso mandato judicial ordenaban».

Ese párrafo sería suficiente para que Marlaska, en lugar de acercar presos etarras hacia el País Vasco -el último, el sanguinario Txapote, asesino de Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez y Fernando Buesa-, abandonara el Ministerio y la carrera judicial, porque quien tiene que impartir justicia no puede, bajo ningún concepto, saltarse las decisiones judiciales.

Y es eso, exactamente, lo que Marlaska hizo. Un acto ilegal y cobarde que le inhabilita para la política y la judicatura.

El coronel Pérez de los Cobos es un militar honesto y leal al que Marlaska hizo un daño irreparable al poner en duda su integridad.

El ‘papelón’ que se avecina al ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska en el caso de Diego de los Cobos es de aúpa. La sentencia que ordena la rehabilitación del coronel como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid tiene un añadido más.

En 25 días el ahora coronel Pérez de los Cobos  puede reactivar su ascenso a general.

El honor de este guardia civil de trayectoria impecable siempre permaneció intacto, pero del honor del ministro ya no queda nada.

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