OPINIÓN

David Somoza Mosquera: «Bioeconomía para mejorar la producción y enfrentar la crisis»

David Somoza Mosquera: "Bioeconomía para mejorar la producción y enfrentar la crisis"

Uno de los principales retos ante la pandemia es garantizar la seguridad alimentaria de los países. Por eso, recientemente el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, la Cámara Nacional de la Industria de Transformación de México, la Universidad Autónoma de Chapingo, la Agencia Espacial Mexicana y la red a Red de Gestión de la Innovación en el Sector Agroalimentario organizaron un encuentro virtual para tratar este tema.

Una de las conclusiones a la que se llegó fue la aplicación de la bioeconomía circular, la cual se centra en la reutilización de los materiales, para lograr que una mayor cantidad de gente en el mundo tenga acceso a alimentos y de calidad. Esto en vista de que una buena alimentación no solo es la recomendación de las autoridades sanitarias en todo el mundo para fortalecer el sistema inmunitario ante el ataque del coronavirus, sino también una manera de enfrentarlo durante la recuperación.

Si bien a la bioeconomía circular y sustentable se le considera un nuevo paradigma productivo, en 2012 la Comisión Europea ya había propuesto su primera estrategia y plan de acción sobre bioeconomía para facilitar el tránsito hacia una mayor innovación, eficiencia de recursos y competitividad.

Actualmente, parte del reto pasa por producir más con menos recursos, dado el estado de vulnerabilidad en que muchas empresas han vivido desde el inicio de la pandemia hace más de un año. Si a esto se le une uno de los fundamentos de la bioeconomía, que es llevar a cabo una gestión sostenible que permita producir, además de alimentos, energía y otros productos de una manera equilibrada, entonces los mercados se enfrentan a este desafío de una manera más llevadera.

Durante décadas la industrialización de las tierras ha hecho que los suelos paulatinamente hayan perdido nutrientes y minerales que son esenciales para tener una mejor calidad de vida. En este contexto, la bioeconomía circular es considerada una de las mejores opciones para mejorar la producción.

El rescate de los suelos es fundamental para ello, optimizando al máximo, en caso de que se decida, la variación genética de las plantas, a fin de que incidan positivamente en el consumo humano. Sin embargo, es importante que las empresas y los Estados traten de llegar a un consenso para conseguir que se produzca un proceso efectivo de producción y eliminación de desechos que tengan el menor impacto posible tanto en los alimentos como en el medio ambiente.

Además, lo ideal es que distintos sectores participen en este proceso, por cuanto el apoyo es fundamental para conseguir mejores resultados. La llamada “cuádruple hélice” es la fórmula que desde hace tiempo se está analizando para llevarlo adelante. En ella participan las empresas, investigadores, administraciones y ciudadanía.

El objetivo de esta fórmula consiste en que todos esos sectores tengan la oportunidad no solo de expresarse, sino también de que sus ideas y sugerencias sean escuchadas. Esto es lo que no solo garantizará que los alimentos puedan llegar a más personas, sobre todo en época de pandemia, sino lograr un mundo más sustentable.

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