OPINIÓN

Rafael López Charques: «Así, no.»

Rafael López Charques: "Así, no."

Estos días están pasando hechos en nuestro país, que evidencian el mal camino por el que vamos o nos quieren llevar algunos. Como suele ocurrir con frecuencia, todo el mundo se considera inocente y víctima de los demás, lo que nos lleva a la conclusión, si ocurre alguna desgracia, de que “entre todos la mataron y ella sola se murió”.

El problema de la pandemia ha dado lugar a un concurso de faroles, a ver quien se echa el mayor. Cada vez estamos más convencidos de que si hablasen menos y actuasen seriamente más, nos iría mucho mejor.

Las próximas elecciones madrileñas empiezan al rojo vivo. Un acto electoral, autorizado de acuerdo con la normativa vigente, de un partido de derechas, ha sido bárbaramente saboteado por los defensores de la democracia, al menos así se auto denominan los que originaron escenas de auténtico terrorismo callejero.

Hemos visto los videos de lo ocurrido en la tele. No fue una manifestación contra el acto, que al estar autorizado sería ilegal, fue un descarado ataque a la democracia, por parte de los que presumen de ser sus máximos defensores.

El resultado fue una treintena de personas heridas, incluidos policías, y dos hospitalizadas. No está nada mal, como sigamos así, ¿qué pasará de aquí al día de las elecciones? Sin querer ser irrespetuosos, agradeceríamos a los facinerosos que no den más trabajo a la clase médica, ya tiene bastante con el virus.

La gente que organizó, porque desde luego no fue espontánea, y participó en la revuelta, las cosas por su nombre, siguieron aquella directriz de los nazis, “ocupar las calles para que no las ocupen otros”. Ya ven los polos opuestos no solo se atraen, sino que se confunden.

A propósito, se oyeron gritos de “a por ellos como en Paracuellos”. Entendemos que los ejemplares demócratas de toda la vida, ansían repetir los miles de asesinatos que perpetraron sus añorados maestros hace años. ¡Buen panorama tenemos! .

La actuación de la policía fue suave y no les culpamos a ellos, puesto que seguirían órdenes políticas. ¿De dónde partirían las mismas? Todo hace suponer que del Ministerio del Interior, al frente del cual sigue, porque ni ha dimitido ni ha sido cesado, un personaje que creemos es una vergüenza para la democracia y para España. Se ha permitido el capricho de cesar ilegalmente, como ha sentenciado un juzgado, a un militar cuyo único delito ha sido cumplir con su deber. Lo ha humillado públicamente y le ha destrozado una carrera ejemplar. ¿Ha dimitido? Ni hablar, como es un demócrata ejemplar sigue en su poltrona, viviendo a costa de los españoles. ¿Qué ha hecho “cum fraude”? Nada. Como estamos en una democracia le permite seguir en su puesto. La justicia que diga lo que quiera, él lo mantiene en su sitio porque se considera por encima de la Ley. Otra explicación no hay. ¿Se imaginan algo similar en cualquier país europeo?

Eso no es todo. El citado ministro tiene también el honor de haber convertido a un subinspector de policía, con una notable hoja de servicios, en el más expedientado de la historia. La razón es que a través del sindicato al que pertenece, dice verdades en defensa de nuestra nación. Eso parece que molesta al desgobierno, y entonces, para que no proteste ni moleste le suministra “jarabe de palo”.

Hemos expuesto algunos hechos, de entre los múltiples que hay, prácticamente un día tras otro, que evidencian la realidad de lo que estamos viviendo. Formalmente estamos en una sociedad democrática, en la que la que hay división de poderes y todo el mundo respeta la ley. En la práctica vivimos en un país donde el no gobierno hace lo que quiere y se pasa por el forro lo que se le antoja.

Corolario. Así, no. De lo contrario acabaremos mal, el tiempo lo dirá.

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