OPINIÓN

Jesús Romero Guillén: «Salvando las distancias…»

Jesús Romero Guillén: "Salvando las distancias…"

Uno de nuestros más prestigiosos divulgadores científicos, José M. Sánchez Ron, en su reciente artículo titulado «El optimismo informado de Bill Gates», arremete duramente contra lo que él llamaría «redes asociales”, en lugar de redes sociales. Y dice, «escenarios perfectos para que proliferen las mentiras y los insultos».

Más adelante destaca la diferencia entre «información», frente “conocimiento». No nos debemos confundir, hoy nos encontramos inmersos en un mundo donde la información nos llueve por todas partes, no siempre veraz, fundamentada o sin otros intereses ocultos (o no tan ocultos). Bien diferente es el conocimiento, veraz y desinteresado.

En este sentido afirma el académico que «no hace falta ser muy crítico para darse cuenta del nivel de los informativos de la televisión pública española». Y más adelante continúa, «Los medios públicos de información deberían hacernos mejores, no más estúpidos». Está claro que su exigencia aunque debería ser extensible a «cualquier medio de información», el profesor hace hincapié en esa palabrita («pública/públicos») que tanto gusta lucir a determinados grupos que se autodenominan defensores de “lo público” y «progresistas», pero no sé yo…

Continuando su exposición, y de ahí el título que he elegido para mi pequeña reflexión, como excelente académico de Historia de la Ciencia que es mi admirado José Manuel, nos recuerda las ideas que intercambiaron dos grandes físicos de hace un siglo que los amantes de la Ciencia tenemos en alto pedestal como a Newton y Darwin, o también a mis admirad@s Aristóteles, Hipatia, Copérnico, Galileo, Leibniz, Pasteur, Cajal, Marie Curie. Me vengo arriba mencionando a mis verdaderos ídolos, no a los actuales ídolos de barro. Perdonen, retomo mi hilo conductor, en este caso me refiero a Albert Einstein y Richard Feyman, y en concreto al discurso pronunciado por Einstein en 1919, el cual dicen que resume su pensamiento: «En principio creo con Schopenhauer, que una de las más fuertes motivaciones de los hombres para entregarse al arte y a la ciencia es el ansia de huir de la vida diaria, con su dolorosa crudeza y su horrible monotonía… el deseo de escapar de las cadenas con las que nos atan nuestros, siempre cambiantes, deseos. Una naturaleza de temple fino anhela huir de la vida personal para refugiarse en el mundo de la percepción objetiva y del pensamiento». Solo añado algo: estoy totalmente de acuerdo (salvando las distancias…)

Para concluir, destacar que José Manuel Sánchez Ron durante su trayectoria -y lo conozco muy bien- es un científico y divulgador nada inclinado a posiciones conservadoras, sino todo lo contrario. Y como buen científico un defensor del conocimiento -frente a cualquier información-, de la libertad y la verdad. Esta sociedad requiere de buenos divulgadores científicos e informadores (en general), ni que decir «políticos responsables», para evitar esta gran incertidumbre que sobrevuela por las cabezas de demasiados amigos y familiares, ciudadanos en definitiva, a causa de las VACUNAS y en especial ASTRAZENECA.

La divulgación de la ciencia vive una edad dorada gracias al auge de los medios digitales de comunicación, publicaciones, canales varios, y las redes sociales. Pero esta facilidad para la difusión puede convertirse en su propia debilidad si la calidad de la comunicación no es óptima. Los problemas que acechan son los propios del mismo periodismo tradicional: precipitación informativa, titulares sensacionalistas, contradicciones o excesivas rectificaciones, intereses varios, recurrir a simplificaciones o analogías imprecisas o incluso erróneas, o la mitomanía.

Todo ello puede abonar el terreno a los bulos y a la desinformación. Como científicos, creemos que el ideal de búsqueda de la verdad es irrenunciable. Y como ciudadanos tememos que Juan Goytisolo al final tenga razón: “Se empieza aprobando errores y se acaba siendo condescendiente con los horrores”. No siempre los científicos son buenos comunicadores o simplemente, no tienen tiempo. Es necesario entonces un serio compromiso entre los primeros y los periodistas, y/o en nuestros días youtubers, formadores de opinión, contertulios…de forma que éstos se encuentren correctamente asesorados.

Y que las mismas redes de difusión sean también el medio para refutar la terrible desinformación, que tanto mal está ya ocasionando a nuestra sociedad. La desinformación y las fake news, uno de los principales peligros que nos acechan, inmediatamente detrás del cambio climático y las futuras pandemias por virus y microrganismos. Jesús Romero, médico. Toledo 16/04/2021

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