Les ha salido a Sánchez, Iglesias y compinches, el tiro por la culata .
Iban hacia el 4M de culo en los sondeos, pero el ridículo teatro de la navaja pintada de rojo y las cartas con balas de atrezzo han dado la puntilla a las opciones del tandem PSOE-Podemos de cara a las elecciones autonómicas madrileñas.
Basta echar un vistazo a las encuestas que este 28 de abril de 2021 publican cuatro periódicos nacionales aprovechando el último día en que esta permitido hacerlo, y donde de forma unánime aparece que la popular Isabel Díaz Ayuso arrasa y llega con holgura a la mayoría absoluta con el respaldo de VOX, la tercera fuerza política española a la que socialistas, podemitas, proetarras e independentistas pretenden ilegalizar.
Cuesta imaginar que Iván Redondo, que principios no tiene pero anda sobrado de experiencia e inteligencia, haya estado detrás de esta patochada.
A primera vista, la impresión es que se la metió doblada el de moño, intentando reproducir a este lado del Atlantico una de las siniestras jugadas del chavista Maduro, y que La Moncloa, los inanes ministros del PSOE y sus periodistas de plantilla se pusieron a rebufo.
Hace bastante que el PSOE se apunta a lo que sea, por falta de criterio y obsesionado por pillar.
Para vergüenza de periodistas como Angels Barceló, Ana Pastor, García Ferreras y todos los que chupan del bote en RTVE, ahora resulta que el tipo que envió un sobre con un cuchillo a la ministra de Industria, Reyes Maroto, no era un ‘fascista‘, sino un esquizofrénico.
No es sólo que escribiera de puño y letra, en el reverso de la carta con la navaja pintada de rojo, su nombre, apellidos y dirección.
Es quien le ha ‘confesado‘ a la Policía del alocado ministro Marlaska que es un ‘agente secreto’.
El paisano vive en soledad en El Escorial en una casa ocupada y se encuentra en un estado de ‘marginalidad total’, sin contacto con su familia.
Su perfil no es el de una persona peligrosa: está operado de cáncer de garganta, se expresa con dificultad y su defensa la ejercerá un abogado de oficio que ya le atendió hace una década y que llevará el caso por pura humanidad.
Carece de una reciente evaluación psiquiátrica, por lo que se procederá en breve a realizarle exámenes a fin de determinar su grado de discapacidad.
Este era el ‘peligroso fascista’ que, según los sectarios que avalan hasta a los sucesores de los asesinos etarras, actuaba espoleado por VOX.
El sonrojante teatro montado a raíz del envío del sobre con una pequeña navaja con muestras de pintura roja en la hoja, es un vergonzoso ejercicio de manipulación de la realidad.
El socialcomunismo trató de aprovechar políticamente el affaire para construir, sin prueba alguna, un relato surrealista que le permitiera cambiar el rumbo de una campaña electoral en la que Díaz Ayuso sigue imparable.
Se trataba de aprovechar la circunstancia para crear un clima de opinión sustentado en la falsa idea de que el sobre enviado a la ministra formaba parte de una estrategia de la «extrema derecha».
Al final, el ridículo de Sánchez, Iglesias, Marlaska y la ‘Brunete Pedrete’ es total. Es lo que tiene traspasar todas las líneas de la dignidad.
Viendo las imágenes de Mariano Rajoy, explicando sonriente que no tenía importancia política alguna que la víspera le hubieran atacado físicamente en una calle de Pontevedra, y que la campaña electoral de 2015 seguía sin sobresaltos.
O escuchando a Díaz Ayuso comentar tan tranquila, que este martes le remitieron una carta con dos balas, la histeria de Iglesias, la de Maroto, Lastra y sus colegas, da casi pena.
Amenaza, la que recibió en su día Carlos Herrera en forma de caja de puros-bomba, enviada por ETA y de la que se salvó porque Dios en grande y protege a veces a los buenos.
La realidad ha desnudado a la izquierda de todo pelaje, a las turbas progres y a sus asociados de los medios de comunicación.
Buscaban desesperadamente algo que les permitiera cambiar el curso de la campaña, aunque fuera retorciendo la verdad, se lo puso en bandeja Iglesias y se tiraron de cabeza a la piscina sin darse cuenta de que no había agua.
Al final, el peligroso «fascista» era un enfermo mental que vive en un estado total de abandono.
«¡No pasarán!», gritó Adriana Lastra al conocer el envío del sobre. De bochorno.
Y como nos decían de pequeños en el colegio, en la vida se puede hacer casi de todo, pero no el ridículo.
Eso lo penalizan hasta los electores españoles, que habitualmente tragan con casi todo, incluidas mentiras y contradicciones.
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