OPINIÓN

Francisco Iglesias Carreño: «Voto Femenino»

Francisco Iglesias Carreño: "Voto Femenino"

En plena efemérides recordatoria sobre el protagonismo directo femenino, a la hora y momento del ejercicio del derecho al voto democrático, nos ha parecido, es una opinión, que se ha oscurecido, puede que un tanto, su amplia acción integral interaccionante.

Cuando se maneja la primigenia data de la primera ocasión, que puede decirse contrastada, donde las mujeres españolas, en el Estado Español de la España Nación, en el ambiente integral (completo, amplio e intrincado ) de la I República, ejercen el voto {(1º) de forma directa, (2º) equiparable al efectuado por los hombres, (3º) por ellas mismas y (4º) sobre una temática general ambiental},  nos situamos, según algunas informaciones, en los sucesos del “Cantón de Cartagena” (en la fecha del 8-1-1874).

La ciudad de Cartagena, a principios del año 1874, está sitiada por el ejército español, comandado sucesivamente por los generales: Martínez Campos Antón (D. Arsenio), Ceballos y Vargas (D. Francisco de Paula) y finalmente por  López Domínguez D. José) que, después de establecer un armisticio y/o acuerdo, tomó la plaza.

Parece que los sitiados en Cartagena( en aquel entonces con una población de 75.000 personas), que a lo que cuentan las narraciones era toda la población, recibieron información pertinente y, se da a entender, hasta asidua,, desde la centralidad geográfica,  de resistir el cerco de la población, con todas las graves inconveniencias  que ello suponía a los sitiados, hasta que pasase la fecha del día 3-1-1874, a la espera de que se produjeran unos acontecimientos de índole político gubernamental, en la urbe de Madrid, que posibilitaran la conformación de un Gobierno de España de la I República que avalase y/o respaldase sus formulaciones políticas basadas en el federalismo cantonalista.

Cinco fechas antes de la toma ( o acuerdo en tal sentido) de Cartagena, el día 3-1-1874, el ciudadano español Pavía y Rodríguez de Albuquerque (D. Manuel), a la sazón Capitán General de Castilla La Nueva { tal región española en atención al R.D. de 30-11-1833;GM de 3-12-1833;, estaba compuesta por las provincias españolas de: Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo, con una extensión de 87.221 km2}, tal vez solo y/o en supuesta connivencia con el ciudadano español Castelar y Ripoll (D. Emilio), Presidente de la I República -.- con el que mantuvo una reunión el día de nochebuena 24-12-1873-.-, procedió {después de ser informado por el diputado León y Castillo (D. Fernando) a través de la persona de Balaguer Cirera (D. Víctor), de que el Presidente Castelar había perdido, en votación en las Cortes, la moción de confianza (por 101 votos contra 119)},  a disolver, a la intempestiva y hasta sorpresiva hora de las 6´55 de la madrugada, las Cortes Españolas.

Mientras que, y en el intríngulis del desarrollo de los acontecimientos, en el gabinete de la Presidencia, según magistralmente narra el ciudadano Vilches García (D. Jorge), se reunieron Salmerón, Pi y Margall, Figueras, Guisasola y Rispa -.- parece que ya coaligados desde el día 30-12-1873 -.-, para decidir, por ellos y sus respectivos grupos políticos, quién sería el nuevo presidente de la I República de España. Tras una negociación, que es apostillada de `escalofriante´, se decidieron por el ciudadano Palanca Asensi (D. Eduardo), quien según se narra, avisado de esta posibilidad y/o eventualidad, había hecho las maletas, parece por las informaciones que celericamente, para huir a Málaga. Lo encontraron, según las narraciones, en la estación ferroviaria del Mediodía, y casi a rastras le llevaron a las Cortes.

Aconteció, por otra parte que el ciudadano/general Pavia y Rodríguez de Albuquerque se acercó, de madrugada casi vencida, con sus tropas hacia el Congreso y, después de instalar ”un par de cañones”, se cuenta que sin carga, en “las bocacalles que daban a la Puerta del Sol”, tramitó hacia los diputados, por el sorprendente conducto de remitirle un oficio/comunicado/aviso, por medio de dos de sus ayudantes, al Presidente del Congreso de los Diputados, el ciudadano Salmerón Alonso (D. Nicolás), para que disolvieran las Cortes, que al no ser en sus términos intimidatorios considerado (con ostentosos gestos de los Diputados en defensa de la Institución y/o de su propia representación), supuso la consiguiente, cuasi inmediata, intervención de la fuerza armada.

Tal acción militar se efectuó penetrando en el interior del edificio parlamentario, ¡y dando algunos tiros!, de la Guardia Civil, comandada por el ciudadano De La Iglesia y Tompes (D. José), con mando de Coronel Jefe del XIV Tercio de la capital de España, que logró, sin ningún tipo de resistencia, tal finalidad que le fue encomendada por el ciudadano/general Pavía y Rodríguez de Albuquerque. A las siete y media de la mañana quedó disuelta la Asamblea de la I República.

El propio general Pavía y Rodríguez de Albuquerque, en una posterior intervención ya de índole parlamentario, del 13-3-1875, en “la Restauración”, explicó detalladamente lo que él mismo denominó: el “acto del 3 de enero”, o sea el “golpe de Estado”, que él mismo, protagonizándolo sobre manera, había encabezado -.- tal relato y/o explicación, ya en el año  1878, lo publicó en forma de folleto -.-…

La distancia de Cartagena a Madrid, se puede medir en kilómetros (del orden de 446 km), pero también en  noticias y hechos. Es posible, y desde nuestra posición de inicial presunción, que fuera de tal y tan concreto ámbito apenas sepamos de `los hechos de Cartagena´, o  también puede acontecer, ¡ y hasta ocurrir!, que nos los hayan relatado de otra manera o con otras finalidades.

El acto votacional en el que las mujeres de Cartagena votan, con igualdad de derechos que los hombres, trata de decidir, de forma conjunta, sobre la voladura de 27 casas/edificaciones, las cuales aún se mantienen en pie, tras el bombardeo por las baterías de artillería del ejército,  sufrido por toda la población.

Fue al final de este cañoneo, tras la voladura del Parque de Artillería, y la muerte de más de 400 personas refugiadas en él, cuando los sublevados pretenden volar la veintena de edificios que han sobrevivido. Es aquí cuando la Junta Cantonal decide que se vote si se lleva a cabo o no la voladura, participando en ella todos los defensores de la ciudad, sin distinción de sexo, siendo las mujeres las que con más pasión defendían la destrucción de estos últimos inmuebles aún en pie. Al fin, ganó por 13 votos el no, tal como podemos leer de las citas que hacen referencia en el diario “La Época” del 8 de enero de 1874

Son relevantes las citas que se pueden aportar sobre
el  cerco de Cartagena, tales como la situada el 14-11-1873, atribuida al ministro de la Guerra, ciudadano Sánchez Bregua (D. José) que, por medio de comunicación al ciudadano/general Ceballos y Vargas (D. Francisco de Paula), instruye, en forma literal, de la siguiente guisa: “sería conveniente arrojar 5000 proyectiles a la plaza porque así se podría quebrantar el ánimo de los defensores o cuando menos molestarles, para no dar lugar a que permanezcan como han permanecido, completamente tranquilos”.

Pues a lo que se vio y/u operó, resultó que: “El bombardeo sobre Cartagena comenzó en la fecha del 26-11-1873, parece que sin previo aviso y que se prolongó hasta el último día del asedio, el 12-1-1874”. De tal bombardeo se ha establecido una relación cuantitativa, contabilizándose un total 27.189 proyectiles, que en explicación de algunos autores supuso: “un verdadero diluvio de fuego”, que fueron causa de un número de  800 heridos y de doce muertos y, dada la envergadura del bombardeo, de amplios  destrozos en la mayoría de los inmuebles -.- sólo 27 casas quedaron más o menos en su inicial estructura-.-.

Parece que, tras primera semana de bombardeo, las defensas militares  de Cartagena seguían incólumes, lo cual, en lo que cotejamos, provocó que el ciudadano/general Ceballos y Vargas (D. Francisco de Paula) presentase su dimisión, alegando: (1º) tanto  motivos de salud, como (2º) la «escasez de recursos para tomar la plaza en el plazo que interesa al Gobierno». Es aquí, en el punto (2º), cuando sale a la consideración la “perentoria razón de Estado” -.-  ya que se urgía la ocupación de Cartagena, en la explicación hallada, `con plazo fijo´ y en atención a subordinación no es de urgencia de la realidad militar y si, así parece, de estricta consideración política, o sea, consistente en: “antes de que se reabran las Cortes el 2-1-1874”, que por lo que se oteaba, en lo que se daba como  previsible y opcional obligarán a dimitir al ciudadano  Castelar y Ripoll (D. Emilio).

El 10-12-1973 el ciudadano/general Ceballos y Vargas (D. Francisco de Paula) es sustituido por el ciudadano/general López Domínguez D. Jóse) , que es también, en atención a las informaciones un general antirrepublicano y, a mayores, con relaciones familiares, por ser sobrino, con el ciudadano/general Serrano y Dominguez (D. Francisco), el líder dirigente  del promonarquico Partido Constitucional. En la entrevista que, en atención a los relatos del hecho, mantuvo en la ciudad de Madrid con  éste le el Presidente Castelar y Ripoll (D. Emilio), este le insistió en que debía conseguir la rendición de Cartagena, se escenifica la expresión “ costara lo que costara”, antes de la fecha del 2-1-1874.

La insistencia, por imperativo gubernamental, sobre el bombardeo de Cartagena, tuvo difusión fuera de España y ello fue así, tal que parace que motivo el que: “Dos días después”, lo cual nos sitúa en la fecha del 14-12-1873, “el gobierno ordena al general López Domínguez que sus cañones sólo lancen proyectiles a los fuertes y que dejen de bombardear la zona urbana, alegando razones humanitarias”.

Las narraciones nos describen que: ”A las 11 de la mañana del día 6-1-1874, explota el depósito de pólvora del Parque de Artillería de Cartagena, muriendo las 400 personas que allí se habían refugiado. Se da una explicación sobre el porqué de la tragedia:” el Parque estaba más allá del alcance de los cañones enemigos”. Por eso se imbuyen las dudas de: (1º) si la explosión la causó un proyectil lanzado por los sitiadores o (2º) de si se trató de un sabotaje.

Dicho lo precedente, también se apostilla en la siguiente descripción: ”Voladura del Parque de Artillería. (6 de enero de 1874).” que narra pormenorizadamente lo siguiente:” Sobre las doce menos veinte de la mañana un proyectil lanzado por la batería sitiadora Nº11 (Loma de Los Gallegos) penetra en el interior del Parque de Artillería de Cartagena y alcanza sus almacenes de pólvora y municiones. La explosión es tremenda y, como resultado de la misma, se destruye la mayor parte del edificio y se producen más de 400 muertos y numerosos heridos, en su mayoría civiles que se refugiaban bajo sus bóvedas protegidas. A las desgraciadas pérdidas de unos importantes números de vidas humanas se une la de la mayor parte de las reservas de pólvora y proyectiles con que contaba la plaza sitiada y la completa ruina de la mejor parte de esta dependencia, siendo determinante para la posterior rendición de Cartagena el 12 de enero de 1874”.

Terminaba así, y en tal dramática situación, el Sitio de Cartagena, en el que, en escenificación cuantitativa,nos relatan que:  “se emplearon unos 10.714 hombres, 533 cañones y se utilizaron 180.459 proyectiles con cerca de 4.382 quintales de pólvora”.

La votación en la que intervienen las mujeres de Cartagena, está ubicada en un ambiente urbano que, en atención a los datos cotejados, indica  que 325 fueron destruidas, 1500 afectadas con grandes destrozos (entre ellos el ayuntamiento y la Catedral) y solo y unicamente 27 edificios, de toda la ciudad, quedaron intactos

Terminaba así, entre el 12 y el 13 de enero del año 1874, el Sitio de Cartagena, en el que se emplearon unos 10.714 hombres, con intervenciones por mar y tierra, el empleo de  533 cañones, que martillearon la población, y se utilizaron la impresionante cifra de 180.459 proyectiles, con la aportación de cerca de 4.382 quintales de pólvora.

Narrar la participación iniciática de las mujeres españolas, incluso con preponderancia europea, en el voto igualitario es muy trascendente e importante, citar que ello tuvo lugar en Cartagena es de justicia hacerlo, indicar en las condiciones que tuvo lugar es imprescindible.

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