Como subraya Alfonso Rojo, director de Periodista Digital en su comentario en un vídeo que es trending-topic en Youtube, Pablo Iglesias no se va, lo echamos.
Eso si, se marcha forrado, porque ha aprovechado como nadie el tiempo transcurrido desde las elecciones europeas de 2014 en las que Podemos sorprendió con 5 eurodiputados y empezó a crecer.
En esos siete años, el de la coleta, después moño y ahora otra vez vez coleta, saltó de un piso VPP en un barrio popular como Vallecas a una mansión en la sierra, con piscina, casita de invitados y garita de vigilancia, colocó a su cónyuge con sueldo de ministra y acumuló una considerable fortuna, que ahora se dispone a ampliar, como ha hecho su mentor el socialista Zapatero.
Y como comenta este 6 de mayo OKdiario, recurriendo con sarcasmo a las estrofas de esa Internacional que Iglesias, Monedero y compinches cantaban borrachos antes de llegar al poder, se ha forrado el jefe de Podemos sin preocuparse siquiera un poco por sus votantes y adoradores, con la excepción de su entorno personal.
La retirada de la política de Iglesias, el caradura que prometió vivir como la mayoría de la gente, deja detrás un balance penoso.
Desde que irrumpió en la arena política de la mano de las cadenas de televisión y sobre todo, desde que Pedro Sánchez lo metió en el Gobierno socialcomunista para que le sirviera de de embajador con proetarras de Bildu y golpistas catalanes, la democracia española ha vivido amenazada.
Es un personaje incompatible con un régimen de libertades y con la pacífica convivencia, como ha quedado patente durante la campaña autonómica madrileña, cuando le hemos visto despachar matones a sueldo a reventar mítines de partidos legales y maniobrar, con ayuda de periodistas de plantilla, para censurar en los medios de comunicación a quienes no le bailan el agua.
Su aportación al progreso económico de los españoles es también nula, por mucho que se le llene la boca de haber alcanzado hitos como el de la subida del salario mínimo, lo que contrasta con lo que ha progresado él.
Para empezar, el todavía jefe podemita cobrará una pensión de 5.316 euros al mes, por haber sido vicepresidente segundo del Gobierno.
Una ‘pensión’ que multiplica por seis esos 900 euros de salario que según su colega Monedero cobran los ‘gilipollas’ que han dado a la popular Isabel Díaz Ayuso una victoria aplastante en las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid.
Es evidente que Iglesias y su pareja ministra, con ‘niñera’ pagada por el contribuyente y ‘paseador’ de perros, hace mucho que no saben lo que es ponerse en el pellejo de los ‘parias’, las pasan canutas para llegar a fin de mes.
Son privilegiados, miembros destacados de esa ‘casta’ que denunciaban con cinismo cuando entraron en política.
Como sentencia OKdiario, uno de los medios que más ha empujado a Iglesias a la puerta de salida y en dirección al banquillo de los tribunales, donde quizá tenga que apoyar el trasero en breve, convendría por coherencia hacer un pequeño cambio en la letra de la Internacional, esa que dice:
«Arriba, parias de la Tierra/ en pie, famélica legión/ Atruene la razón en marcha/ es el fin de la opresión… Agrupémonos todos/en la lucha final/ el género humano/ es la Internacional».
Pues en la parte final, a la vista de lo que tenemos aquí en España con la connivencia de El País, Cadena SER, RTVE, laSexta y todos los tertulianos y mantenidos de la Brunete Pedrete, habría que introducir leves modificaciones, para hacer el texto más acorde a la realidad.
Debería decir:
«Agruparos todos en la lucha final, que yo, Pablo Iglesias, me voy al chalet con piscina de Galapagar…»
