OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «David y Goliat»

Pedro Manuel Hernández López: "David y Goliat"

Ya decía Friedrich Nietzsche– en su libro “La gaya ciencia”, donde desarrolló el concepto del “eterno retorno” de la Historia–que este sobrepasa la mera noción de la reencarnación individual y conlleva a que todo se repita en el ciclo de la vida. “Desde las estaciones del año a las ideas y los sentimientos, todo es pura repetición”. Se trata de su visión circular del tiempo, pero esta teoría ha pasado a lo largo de la historia a ser un mero tópico filosófico-literario y cultural.

Basándonos en este tópico y retrotrayéndonos a los años 1030-1010 a. C. nos encontramos en pleno reinado de Saúl, primer rey de Israel ungido por el profete Samuel, quien años más tarde ungiría al joven pastor David, como futuro rey, cuando Saúl—según la Biblia—desobedeció a Yahvé y cayó en desgracia ante sus ojos. Un pueblo extremadamente belicoso y conquistador, procedente de Filistea, en las costas del mar Egeo, asentado al suroeste de Canaán—en lo que hoy sería la Franja de Gaza y casi al norte, en el actual Tel Aviv– se organizó en su “pentápolis” (cinco ciudades filisteas federadas y regidas por gobernadores) y acosaba sin tregua al reino de Saúl a través de uno de sus mejores guerreros, Goliat: un gigante de más de tres metros de altura, con una coraza que pesaba más de 50 kilos y una gigantesca espada cuyo peso superaba los 30 kilos. Este filisteo llevaba más de cuarenta días retando públicamente al ejercito israelita y vociferando desde lo alto del monte una propuesta: “Elegid a vuestro mejor guerrero y que luche conmigo en combate; si me vence, el pueblo filisteo será esclavo para siempre de Israel; pero si venzo yo, entonces será el pueblo de Israel el que será esclavo del pueblo filisteo”.

Dadas las características de Goliat, nadie se atrevía a desafiarlo y todos le temían. Un joven pastor llamado David–que había sido contratado por Saúl como músico a cargo del arpa y como paje de armas o escudero—acostumbrado a llevar siempre en su compañía un cayado, una honda y un zurrón donde guardaba, no solo la comida, sino también las piedras lisas que recogía en los arroyos para defenderse él y sus ovejas del ataque de los osos y lobos, se presentó ante el rey Saúl y le dijo que él se enfrentaría a Goliat. Llegado el día del enfrentamiento cuerpo a cuerpo con ambos ejércitos enfrentados y expectantes, al ver Goliat llegar a un joven imberbe y solamente armado con un cayado y una honda, se burló de él y le espetó diciéndole: “vienes contra mí con un cayado y una honda como si fuera un perro”, a lo que David le respondió: “He matado a osos y lobos defendiendo a mis ovejas y hoy con la ayuda de mi Dios, Yahvé, te venceré”. Sin darle tiempo a reaccionar, metió la mano el zurrón del que saco una de las piedras lisas recogidas en el arroyo, poniéndola en la honda se la lanzó a la frente de Goliat fracturándole el cráneo y cayendo fulminado al instante, momento que aprovecho David para cortarle la cabeza y mostrársela al ejercito filisteo que huyo en desbandada.

Esta épica y bíblica epopeya, relatada en el libro de Samuel, nos recuerda y se asemeja—salvando las diferencias históricas y personales– mucho a otra gesta política ocurrida, el pasado cuatro de abril de 2021, en el Madrid castizo y de los Austrias y, relatada por toda la prensa nacional e internacional, así como por todas las cadenas de TV públicas, privadas, nacionales e internacionales. Como se imaginan, me estoy refiriendo al triunfo político de Isabel Díaz Ayuso—el David del relato bíblico—sobre el presidente del Gobierno de España—el Goliat del mismo relato— como nueva presidenta de la Comunidad de Madrid (el reino israelita) frente al poderoso y belicoso estado filisteo (el Gobierno de España)

Si el filisteo Goliat llevaba cuarenta días seguidos –uno encima de otro, provocando, retando y burlándose del rey Saúl y su ejército—el goliat-Sánchez lleva, desde que fue elegido presidente, tras la moción de censura, retando, provocando e intentando vejar y desprestigiar a la “pastorcilla” madrileña, Díaz Ayuso, imponiéndole irracionales y absurdos estados de alarma, toques de queda, cierres de establecimientos públicos, de empresas de restauración, de hosteleria, de locales de ocio, confinamientos perimetrales, impuestos abusivos sobre donaciones y transmisiones patrimoniales y, despotricando sobre el nuevo hospital de emergencias “Enfermera Isabel Zenda,” al que ha llegado a tachar de “pelotazo urbanístico innecesario”.¡ Solo un idiota tira piedras sobre su propio tejado!

Ella, en lugar de achantarse, se ha enfrentado—como lo hizo David—al gigante filisteo Sánchez, bien pertrechado y arropado por sus ministros y por las huestes que le aclaman como invencible. Lo ha retado con muy pocas armas, con el cayado de la humildad, con la honda de la fortaleza de espíritu y con las piedras lisas de la verdad, de la libertad, de la justicia social, del sentido común, con su sencillo y expresivo slogan de “comunismo o libertad” y, con el apoyo de todos los votantes “tabernarios”—según ha aullado el “pinche de cocina” del CIS– el señor Tezanos, mientras intentaba contener su rabia e inquina al ver al gigante sanchista derrotado, por los suelos y a sus quiméricas “encuestas precocinadas” arrojadas al cubo de la basura, lugar del que nunca deberían haber salido, ni él, ni sus partidistas e inverosímiles encuestas demoscópicas.

Al igual que por David –ningún soldado del ejército israelita de Saúl, e incluso, el propio rey, apostaba por su victoria sobre el gigante Goliat– por Isabel Díaz Ayuso, nadie nunca había apostado nada por ella, de hecho hace dos años era una autentica desconocida dentro de la amplia militancia del PP. Bueno sí que han habido dos personas que han apostado por ella desde el principio, Esperanza Aguirre y José Mª Aznar. De ella, la señora Aguirre ha llegado a decir que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, “está decidido a derrocar” el Gobierno de la Comunidad de Madrid y, especialmente, a su presidenta Ayuso, una auténtica “crac” que molesta “a toda la izquierda”, cual grano en semejante “sitio” con el que los tontos—según nuestro Premio Nobel de Literatura el gallego de Iria Flavia (La Coruña)– confundían las témporas. Aguirre la conoce muy bien, desde su etapa de presidenta de la Comunidad de Madrid en 2006, cuando fue fichada, por el entonces consejero de Justicia e Interior, Alfredo Prada, para su departamento de prensa, donde se ganó su confianza y para la que creó y gestionó la cuenta de Twitter de su perro, Pecas. En 2015 dirigió el área on line del PP y la campaña digital de Cristina Cifuentes.

El duelo durante toda la campaña electoral entre Sánchez y Ayuso ha sido cuerpo a cuerpo y mortal. Con su actitud personal anti-Ayuso, Sánchez en vez de rebajarla y hundirla en la nada, la ha enaltecido, ya que ha colocado al mismo nivel la presidencia de la Comunidad de Madrid y la presidencia del Gobierno de España, ¡craso y grave error de Sánchez, aunque no es de extrañar, conociendo su distímica, vengativa, ambiciosa y megalómana personalidad!
No le debió sentarle nada bien al orgulloso presidente Sánchez que como la pandemia de Covid-19 alcanzó una especial virulencia en Madrid, que esta jovenzuela presidentilla –del castizo barrio madrileño de Chamberí– se le adelantara a él, el todopoderoso presidente de España, y antes de que el Gobierno –por directísima orden suya—decretara el “estado de alarma” el 14 de marzo de 2020, el gobierno de la Comunidad de Madrid con “la Agustina de Aragón madrileña” a la cabeza—como la llaman cariñosamente– anunciara el cierre de los centros de ocio de mayores el 6 de marzo, el de los centros educativos(colegios, institutos y universidades) el 9, y de ocio, espectáculos y acontecimientos deportivos el 11, al mismo tiempo que adoptaba medidas de protección en transportes públicos, y rebajas fiscales en el pago de Impuestos sobre Actividades Económicas(IAE) y el IBI de los locales de ocio, hostelería y comerciales ,agencias de viaje y grandes superficies para poder mantener los puestos de trabajo hasta fin de año. Por si esto fuera poco suspendió la actividad presencial en todas las oficinas de Atención al Ciudadano de la Comunidad y se fomentó el teletrabajo.

Ante la grave e inesperada saturación de los servicios sanitarios, se medicalizaron varios hoteles en Madrid para los pacientes leves y para aliviar la sobrecarga hospitalaria en solo 48 horas junto con el Ministerio de Sanidad y la Unidad Militar de Emergencias (UME)—la única cosa buena que el nefasto ZP, el autor y difusor de la antidemocrática ley de “la Venganza Histórica” hizo durante su mandato—levantó el Hospital de IFEMA, CON 35.000 metros cuadrados, 5.500 camas para pacientes hospitalizados y en UCI y , además, fletó 20 aviones procedentes de China cargados con más de 1.500 toneladas de material sanitario para la región, cuando estos escaseaban a nivel mundial.
A la vista de todos estos logros, la moral del Presidente Sánchez no debe estar muy alta. Por si fuera poco y–como colofón y descabello final—la construcción del “Hospital Enfermera Isabel Zenda”, tachado de “pelotazo urbanístico innecesario”, por el propio presidente en persona, ha sido la gota de agua que he desbordado el vaso y que ha abierto la espita a toda clase de insultos, calumnias e improperios contra Ayuso. Los del pinche de cocina, Tezanos, son una nimiedad si los comparamos con los vertidos por la “vicepresidentisima” segunda del Gobierno, Dª Carmen Calvo: “No entiendo como la clase socialista puede votar a la derecha”, “Para un socialista es dificilísimo hablar en Madrid de cañas, berberechos y de ex”. ¿Consideran ustedes, la casta elitista socialista, que es denigrante, de baja casta y tabernaria el tomarse unas cañitas de grifo con unos berberechos o boquerones en vinagre? Claro Ud. pertenece a ese socialismo andaluz que en vez de cantar puño alzado ¡a las barricadas, a las barricadas!, cantaban a grito pelado ¡a las mariscadas, a las mariscadas, a las mariscadas!

Lo que jamás pensé que oiría en pleno siglo XXI, y mucho menos, de boca de una vicepresidenta segunda de un Gobierno que se autoproclama libre, democrático y progresista, es esta tajante y totalitaria frase: “A veces el fascismo—otra que no sabe ni quiere saber que el fascismo es un modo genuino del socialismo radical y profundo—aparece con la bandera de la libertad. Con esa libertad de quienes pensaron que la limpieza que querían hacer en Europa les llevaba justamente a asesinar en los campos de concentración…” Después de llamar, en público, “fascistas” y “neonazis” a todos los madrileños que han votado a Díaz Ayuso y no al pobre Gabilondo ¿va a poder dormir tranquila esta noche y las siguientes? Claro que si tiene Ud., las mismas tragaderas, dignidad y moral que su jefe, el presidente Sánchez, estoy seguro que sí, aun sin necesidad de cambiar de colchón y de almohada.
Señora vicepresidenta primera, sus manifestaciones han superado en odio y en venganza a las que solía pronunciar “la camarada” Dolores Ibárruri–alias “la Pasionaria”– en plena Guerra Civil española. Da la impresión que el “tránsfuga” ex vicepresidente Iglesias ha tenido una influencia muy directa y maligna sobre Ud. antes abandonar el “barco” que ya zozobra y hace aguas. Todo esto señora Calvo“…A chufla lo toma la gente, pero a mí me da mucha pena, y me causa un respeto imponente…” (Poema de José Carlos de Luna, sobre el cantaor y guitarrista flamenco, Rafael Flores, Málaga, 1864-1940, apodado “El Piyayo”).
Entérense de una vez por todas, el auténtico y grave problema para Madrid no es Isabel Díaz Ayuso, el verdadero y peligroso problema para Madrid y para España es Pedro Sánchez y toda esa camarilla de ministros, sí ustedes, que le jalean y le mantienen dando pábulo a su distópica y megalómana personalidad. Si todavía les queda algo de dignidad y pundonor—vergüenza no, porque ni la han conocido ni tenido– convénzanle para que convoque, cuanto antes, Elecciones Generales y desaparezcan todos del Gobierno. Si lo hacen, España entera, la Unión Europea y resto de países democráticos se lo agradecerán y puede que hasta les inviten, como despedida, a unas cañitas de grifo y unos berberechos.

“A chufla lo toma la gente, pero a mí me da mucha pena, y me causa un respeto imponente”

Pedro Manuel Hernández López. Médico jubilado y Periodista.

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