OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «Y tras la crisis migratoria de Ceuta: ¿ahora qué…?»

Pedro Manuel Hernández López: "Y tras la crisis migratoria de Ceuta: ¿ahora qué…?"

La crisis migratoria en la frontera de España y Marruecos no tiene precedentes y puede marcar un antes y un después en las relaciones diplomáticas entre ambos países. Marruecos llevaba semanas gestando su represalia contra el Gobierno de Sánchez, entre otras cosas, por haber prestado atención médica al jefe del Frente Polisario en un hospital de La Rioja. Una acogida que la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, ha defendido con capa y espada, aduciendo estrictas “razones humanitarias”. Aunque en su “buenísimo”—se olvida, quizás “involuntariamente”– de que Brahim Ghali fue trasladado en un avión medicalizado desde Argelia. ¡Ojo al dato!, como diría otrora el gran José Mª. García.

¿Por qué aceptó el Gobierno de Sánchez a “la chita callando” y sin ningún tipo de objeciones este traslado? ¿Por razones humanitarias solamente…? Sin duda también –pero a nadie se le escapa, aunque intenten tomarnos por “bobos de solemnidad”—que Argelia es –desde tiempos inmemorables– el principal suministrador de gas natural para España y ,aunque principalmente, lo hace a través del gaseoducto Medgaz, también a través de buques con gas licuado. Más del 38% del gas natural que consume España nos llega desde Argelia y la factura que paga España por el gas alcanzó en 2011 cerca de los 4.000 millones de euros (el 42,5% de los 9.257 millones de euros que el país destina a importar gas natural).

La frontera entre España y Marruecos en Ceuta vuelve a estar sellada tras la crisis migratoria del pasado martes, 19 de mayo, en la zona del Tarajal. Parece que la situación recobra cierta normalidad, pero los expertos creen que esta situación se puede repetir en cualquier momento Desde el pasado lunes, más de 9.000 personas han cruzado la frontera entre ambos países. Las desavenencias y discrepancias políticas entre ambos países han levantado controversia en el panorama internacional y europeo. La avalancha migratoria de los últimos días en la ciudad de Ceuta tiene una serie de causas inmediatas y otras más profundas y ancestrales. Ya comenté en mi último artículo, “Crisis migratoria en Ceuta: ¡de aquellos polvos, estos lodos!”, que los rifirrafes entre los dos reinos se pierden en la noche de los tiempos y aquí sí parece cumplirse los ciclos del “eterno retorno de la historia” defendido por Friedrich Nietzsche, ya que cada cierto tiempo –en este caso, años—Marruecos siempre encuentra un leve, moderado o grave motivo y, sino se lo inventa, para dinamitar las relaciones diplomáticas con España y siempre, siempre acaba obteniendo suculentos y pingües beneficios, especialmente, económicos.

Caldouch y Tovar –expertos catedráticos en Derecho Internacional y Relaciones Diplomáticas– han formulado siete posibles claves del conflicto hispano-marroquí ante el desmesurado exabrupto con el que Rabat respondió abriendo la frontera, “a pajera abierta” –como respuesta al “affaire” del secretario del Frente Polisario– y llamando a consultas, a toda prisa, a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, provocando de paso la peor crisis diplomática entre Rabat y Madrid en los últimos veinte años. He aquí las posibles causas o claves de esta crisis:

1ª. La hospitalización de Brahim Ghali.

El Gobierno de Marruecos consideró que esa hospitalización, aparentemente, con una identidad falsa (bajo el nombre Mohamed Benbatouch) más el hecho de no haber sido informado en primer lugar, era un acto de clara enemistad «premeditada» que no debía ser minimizado, y advirtió de que tendría “consecuencias”, como así ha sido.

2ª. La declaración de Trump sobre el Sáhara.

Cuando el presidente estadounidense declaró el pasado diciembre –que su país reconocía la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental en un pacto tripartito que incluía el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Marruecos e Israel– el Gobierno marroquí exigió a sus socios europeos que se alineasen con la nueva actitud estadounidense. Así mismo, el ministro de Exteriores, Naser Burita, declaro que los países europeos «deben salir de su zona de confort» más pronto que tarde y de refugiarse en la neutralidad que suponen las resoluciones de la ONU. Sin embargo, ni España ni los demás países europeos han seguido, de momento, los pasos de Estados Unidos.

3ª. Relajación de la vigilancia policial en las fronteras del norte.

La llegada de 9.000 emigrantes a Ceuta en solo dos días –un fenómeno nunca vivido en la ciudad española– se debió primero a la relajación de la vigilancia policial en todo el norte de Marruecos. Los 13.000 agentes marroquíes “anti migración” desplegados a las costas y a las fronteras españolas– incluyendo la misma frontera ceutí, se limitaron a permanecer en sus puestos –a modo de huelga de brazos caídos– sin tratar de frenar el incesante goteo de personas de todas las edades y condición que, entre el domingo y el martes, entraron descontroladamente en la ciudad-autónoma.

4ª. Un año intenso de “flujos migratorios.

El pasado 2020 se registró solo en Canarias la entrada irregular de más de 32.000 inmigrantes, a los que se añaden casi 5.000 más en los cuatro primeros meses de 2021. Marruecos accedió en diciembre a aceptar devoluciones pactadas con España de poco más de 80 emigrantes por semana, pero este ritmo se interrumpió a mediados de abril, cuando Rabat cerró su tráfico aéreo con toda Europa y desde entonces España no ha conseguido retomar un ritmo regular de devoluciones, ni en tibio, ni en frío y, mucho menos, en caliente.

5ª. Una aguda crisis en la ciudad vecina de Ceuta

Desde que Marruecos, en octubre de 2019, puso fin al contrabando con Ceuta, alrededor de 9.000 personas –que se dicaban a esta actividad—se quedaron de la noche a la mañana—no solo sin trabajo, sino sin sustento alguno y con una mano adelante y otra atrás. Además, el cierre absoluto de la frontera terrestre–por la pandemia del Covid-19—volvió a dejar sin trabajo a todos los trabajadores transfronterizos (unas 5.000 personas). A lo largo de 2020, el cierre de más de 600 comercios, por la prolongada crisis, ha dejado a Castillejos –ciudad vecina y próxima a Ceuta– sumida en el desempleo y la pobreza. La mayor parte de los emigrantes que los pasados días saltaron a Ceuta procedían de Castillejos y su entorno.

6ª. La visita del presidente Pedro Sánchez.

Ya en 2007, el mero anuncio de una visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla causó un gran enfado en Marruecos, que llamó a consultas—cómo no– a su entonces, embajador en Madrid, Omar Azziman. Aunque todavía nadie se ha pronunciado “oficialmente” respecto a la visita del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, en la jornada del martes a Ceuta y Melilla, ésta podría indisponer a Rabat en la misma medida que supuso la de los Reyes en 2007. Ante esto y aunque todos sabemos que Marruecos es y debe seguir siendo un socio comercial prioritario y aliado de la UE –nos guste más o nos guste menos—y que España dispone de una eficaz herramienta para movilizar a la UE, quedan en el aire varias preguntas por responder: ¿Qué debería hacer España con la actual y comprometida situación del jefe del Frente Polisario? ¿Cómo piensa solucionar el Gobierno de España la crisis migratoria en Ceuta y las relaciones con Marruecos? ¿Subvenciones sí o subvenciones no…? ¿Reconocimiento oficial de la Autodeterminación del pueblo saharaui…?

Todos los expertos y los no expertos en Relaciones Internacionales, coinciden en que hay que mejorar, muy mucho, las relaciones de España y Marruecos. Estas nunca han unas relaciones fáciles ni cómodas. Pero es obvio que esto no depende solo de España, sino también del viejo zorro con colmillos retorcidos –el todopoderoso rey alauí, Mohamed VI– quien últimamente viene manifestando una deriva francamente conflictiva en sus relaciones con España: primero, reclamando las aguas del Sáhara Occidental y, segundo, gestionando “voluntariamente» mal la frontera con Ceuta y Melilla durante la pandemia y, recientemente con la crisis migratoria. En estas situaciones, España tiene que responder con medidas coercitivas, pero también sin negar nunca la cooperación, porque, al fin y al cabo, ambos países se necesitan mutuamente como países vecinos. Todas las cuestiones que han llevado a este conflicto no van a superarse simplemente con el cierre de esta crisis, que es puntual, coyuntural y que va a tardar muy, muy poco en cerrarse. Esto no descarta que no vaya a repetirse en otras ocasiones y de manera cíclica, sobre todo ahora que Marruecos parece estar siendo más asertivo en las cuestiones del Sáhara.

Hay que dejar meridianamente claro y de una vez por todas a la UE la importancia de Marruecos como aliado para que deje de sentirse discriminado frente a Turquía, a la que, por mantener refugiados en su territorio, se le ha prometido bastantes recursos económicos. Marruecos tiene serios problemas de “estabilidad interior” agudizados tremendamente por la mala gestión del Covid-19. Para liberar la presión social y que esta no le estalle dentro, está intentando liberarla –como siempre ha hecho, hace y hará su cicatero gobierno– azuzando al enemigo exterior español, algo que ya hizo Hassan II con la “Marcha Verde”.

Lo mismo que el refranero español nos dice — “que una cosa es predicar y otra dar trigo”– en este caso concreto, una cosa es que se aprueben los 30 millones y otra cosa es que no se libren a Marruecos hasta que no se normalicen las relaciones en la frontera de Ceuta y Melilla. Esto podría ser un incentivo bastante negativo de cara a evitar futuras crisis como esta. A estas alturas de la película, nadie duda ni se plantea el cerrar el grifo de las subvenciones. ¡Dinero a Marruecos, sí, pero sabiendo cuándo darlo y para qué!

Que Marruecos debe ser un socio comercial prioritario para España y la UE nadie lo pone en duda, pero deberían incorporarlo como el socio más destacado y relevante en el control migratorio, a la vez que desarrollar nuevos acuerdos económicos y comerciales, o mejorar los acuerdos existentes en relación con la Unión Europea, estableciendo un proceso de negociación diplomática que restablezca la situación fronteriza a las condiciones previas a esta invasión.

De cara al futuro, España, para defender sus intereses –aunque esté muy de acuerdo con todo lo de la autonomía estratégica europea– también tiene que valerse por sí misma y ser consciente de que como Estado está obligado a defender sus intereses nacionales. Hay una tendencia en nuestros líderes políticos de intentar que sea la UE la que les saque “las castañas del fuego”. A pesar de las demanda de los países del sur de Europa pidiendo la actuación de la OTAN en estos casos, no veo a la OTAN involucrándose en un asunto de este tipo. Intentando ser realista, me atrevo a afirmar que no creo que el Gobierno marroquí esté en condiciones de hacer una escalada hacia el uso de la fuerza, como ya hizo en el caso del islote Perejil, en el 2002 (el primer enfrentamiento armado de España en democracia)

Para los EE.UU la base aeronaval de Rota es uno de los puntos estratégicos de su red mundial de bases militares para garantizar el sistema de defensa antimisiles y aunque el Gobierno del presidente Joe Biden se distancie del Gobierno español–dada la deriva contradictoria que ha tenido durante el mandato de ZP y ahora con el de Sánchez—una cosa es este aparente distanciamiento y, otra muy distinta que España haya pasado a ser un país secundario y trivial para ellos, porque aunque sus relaciones con Marruecos sean buenas…la base aeronaval de Rota es y siempre será Rota., y de momento, Rota es España.

Pedro Manuel Hernández López es médico jubilado y periodista.

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