OPINIÓN

Francisco Iglesias Carreño: «“1-junio-1073”: Nuestro “Campo de La Verdad”»

Francisco Iglesias Carreño: "“1-junio-1073”: Nuestro “Campo de La Verdad”"

Queremos recordar, como de siempre, hemos hecho una interpretación/exposición/análisis, sobre los versionados acontecimientos que tuvieron lugar entre los años 1029-1085, en Hispania (y/o dentro de la península Ibérica), en atención a: (1º) las informaciones versátiles, (2º) plurales publicaciones documentadas y (3º) exposiciones detalladas, que circulaban y/o se publicaban en: (a) los ambientes más o menos mediáticos, (b) esbozos de categorización universitaria y, en todo caso, (c) de fiable y contrastada erudición, sobre los que gravitábamos el sello, ¡ significado y mayestático sello !, de la `leoneseidad ambiental´, que nos era `imperante y esclarecedora´.[Ha sucedido que “al combate”, en duelo/reto/desafío, de la data de fecha del día 1-junio-1073, de los hijos de Arias Gonzalo, Alcaide de Zamora, no se le daba, por ignotas razones, la importancia, enjundia y trascendencia que en sí mismo tenía] .

Queremos repasar retrospectivamente, y viendo como de estos hechos del pasado medieval hispánico y puede que hasta europeo, resulta que descuella sobre el abigarrado conjunto y sobresale cimeramente de entre ello, con luz propia, distinguido protagonismo y paradigmática aureola , todo lo que está en el entramado/composición/ambientación relacionado con el, más que probado y ampliamente constatado, hecho histórico, y de amplia literaria repercusión, de “ El Cerco”, y tal indicación y con tal nombre y para tal concreta cuestión, y con independencia del muy alto número de poblaciones que fueron asediadas en toda la Edad Media, durante todos los años del amplio espacio temporal de “La Reconquista” (¡los muy largos 800 años de la misma!), siempre se refiere, de forma directa y fija, a uno solo y en exclusividad, a: “El Cerco de la urbe leonesa de Zamora”, y a que “tal y tan concreto cerco” aconteció, de forma efectiva y real, por ende llevado a efecto, `como así fue´, por unas descritas fuerzas invasoras del “solar leonés”, `por los ejércitos castellanos´, en el año 1072.

Tal situación transcurre como epopeya de un cenit cumbre, fijo y emblemático, de lo que sí que fue un antagonismo global (conceptual, ambiental y proyectivo), cuasi visceral, que provocó un enfrentamiento permanente, secular en el tiempo y por siempre paradigmático, entre los espacios propios de toda la Corona Leonesa y los que originariamente eran de la Corona castellana, en atención específica a la “idea de la supremacía hispánica”, por ostentar el poder hegemónico, ¡ `el poder imperial´!, ligado desde inicio neovisigotico a la Casa Imperial Leonesa, en el global completo de toda la territorialidad de la península ibérica) y toda la amplia circunstancialidad integral inherente.

En situación a tal acontecimiento tenemos, por diversas causas y motivaciones, el todo constructor del mismo, o sea:

[1.º] La carga previa de los sucesos anteriores a “El Cerco”;

[2.º] El desarrollo de “El Cerco” en sí mismo;

[3.º] Las plusvalías generadas, de todo tipo, derivadas de “El Cerco”.

[4º] La importancia del duelo/reto/desafío del 1-junio-1073.

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Desde nuestra iniciativa, hemos hablado del pasado medieval de la Corona Leonesa, debatido ampliamente, en variados foros, sobre su efectiva influencia y la contrastada relación de situaciones sobre los hechos anteriores previos a “El Cerco” del año 1072, en muchas ocasiones y hasta de forma pública, y es por ello, ¡y también con ello!, que establecemos como iniciático basamento umbral, casi apriorísticamente, la extraordinaria importancia peninsular (estratégica y logística) del `espacio intersocial´ de la Corona Leonesa en la situación medieval hispánica y, en nuestro entender, en el orbe, de raíz cristiana, de la europeidad de aquel entonces. Ello lleva a los actos de la urbe leonesa de Zamora del año 1072 una importancia añadida.

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Tenemos que sobre el propio cerco, y con los manejados datos de antes, ya se apreciaba y colegía el alto `significado estructural´ que, como solida instrumentación militar de intendencia, logística y estrategia, representaba la leonesa fortaleza de Zamora, casi inexpugnable, en el entorno temporal del año 1072, y como por si misma interviene -.- actúa y activa -.- provocativamente, en las acciones de sus figuras señeras, tomando la muy alta ejemplaridad de un significado y una relevancia épica tan descomunalmente importante que, generando paradigmas que comenzaran después a ser persistentes, sobremanera universaliza su presencia a través del tiempo y la hace llegar, hasta a la actualidad, de todos y cada uno de nuestros días.
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Estamos, y ello es público, frente a otros intereses interpretativos (de procedencia foránea la más de las veces e incluso hasta en la administración nominativa religiosa intencionadamente equivoca), que no compartíamos en forma alguna, sobre los relatos posteriores a “El Cerco” de Zamora en el año 1072. Hemos mantenido sobre “El Cerco”, con subrayado en positivo, la situación cimera que: 1º) logra por su acción, 2º) alcanza por su rotundidad y 3º) gana por su ejemplaridad (eclosionando por su magnificencia), en toda la integral (histórica, cultural, social y antropológica) Corona Leonesa, situándola en un foco atractivo, imanante y mítico de toda la Europa Medieval, del extremo oriente y del espacio social árabe y agareno. Y ello enlaza con el duelo/reto/desafío del 1-junio-1073 en “El Campo de La Verdad” junto al recinto amurallado de la urbe leonesa de Zamora. Nuestra ciudad histórica ambiental.

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Aunque ya hemos comentado la circunstancialidad de los hechos de «El Campo de La Verdad», que están situados en el 1-6-1073, no por ello dejamos, sin hacer atajo, de hacer referencia a los mismos, resaltando: (1º) su alto significado, (2º) categórica importancia y (3º) trascendencia política, después de la `hecatombe castellana´, donde pierden su opción, del día 7-10-1072 y su consiguiente `desplome integral´ (cultural, religioso, político, económico, militar y social), que se concita en: (1º) Falta de liderazgo, (2º) Ausencia de proyecto y (3º) Desprovista de vigor efectivo. No debemos olvidar que, para toda la Corona Leonesa, fue muy importante, extraordinariamente importante, el día 7-10-1072 (en la culminación de la heroicidad de Vellido Dolfos), pero lo que realmente fue extraordinariamente decisivo y superior momento clave fue el 1-6-1073.

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Debemos interpretar los que supone tanto en sí misma como en su interacción la jornada del día 1-6-1073. «El Campo de La Verdad» es por sí, y en nuestro particular criterio y sostenida opinión, un último asidero y desesperado intento, casi como final eslabón de una cadena rota, por mantener a ultranza, a pesar de la exteriorizante debacle circundante, el `control castellano´ (de la Corona Castellana) sobre la clara y preponderante `hegemonía leonesa´ (de la Corona Leonesa), efectuado sobre la marcha de los acontecimientos “al trágala de asumir la dirección integral” de Alfonso VI (y de sus muy preparadas, activas y valerosas hermanas Dª. Urraca y Dª. Elvira) con `una vitola foránea que no fuera leonesa´. Tal embate salió, a raíz de los acontecimientos, totalmente lesivo para `los intereses castellanos´ (que sí que los tenían) y, por el contrario, fue muy afortunado y hasta providencial se podría estimar, ¡extraordinariamente afortunado!, para toda la completa Corona Leonesa y su ambientación. El 1-junio-1073 lleva, en sí mismo, una prima añadida de reforzamiento sobre “el liderazgo peninsular leonés”, redobla su preponderancia hacia el exterior y, claro está, encumbra hispánicamente al Regnúm Imperiúm Legionensis. .

Estamos en algo trascendentalmente histórico que, en el orden temático de la profesional investigación, es de suponer, es el hacer diario de muchos centros dedicados a su estudio. Por ello aparecen informaciones/publicaciones/descripciones añadidas y/o nuevas a lo ya señalado del tan concreto hecho medieval. Estamos pues, y por tanto, con todas las expectativas al igual que acontece en otros hechos históricos y de todas las épocas y edades históricas.

Tenemos que todos los hechos que abarcan el citado periodo de años entre 1029-1085 pudieran tener, en lo que se circunscribe a partir del año 1054, una posible (¿?) interpretación añadida (casi un tanto ex-novo hace poco tiempo) que, en atención a investigaciones muy recientes {de la Dra. Torre Sevilla (D.ª Margarita), catedrática de historia medieval de ULE (Universidad de León), y del Dr. Ortega del Río, que ya vienen originadas de antes (citado por nuestro admirado Antonio Viñayo González, 26-3-1964) en base a estudios previos (del arqueólogo Beltrán Martínez, catedrático de Prehistoria en la universidad de Zaragoza)}, sobre el muy conocido «Cáliz de D.ª Urraca» como y en atención a ser «El Santo Grial» y de los mismos derivar, en y como observable presunción mantenida -.- insistimos en ello -.-, la obligada traslación del mismo, hacia `el abrigo del recinto de la amurallada ciudad leonesa de Zamora´, en atención a la coyuntura bélica.¡ de fuerza mayor!, que se origina después de las batallas, entre la Corona Leonesa y la Corona Castellana, en las lugares de Llantada y Golpejera. {¿Cómo no insistir después del 7-10-1072 con el 1-6-1073, si el trasunto que, aun estando ocultado, tal vez pudo ser el «Cáliz de Dª. Urraca» y/o “El Santo Grial»?} .

Pudiera haber sucedido (¿acaso no?) que «El Santo Grial», desde la versión última, más cercana, que ahora, por cuasi `revelación universitaria´, sabemos tras su difusión, hubiera sido conocido en aquel entonces, ¡ muy conocido!, por la Casa Real/Imperial Leonesa desde el año 1054 {con los hijos de Sancha I de León y Fernando (de ascendencia navarra en la Casa Jimena) en edades de claro conocimiento, instrucción y discernimiento, tales como la de los miembros de la familia real leonesa, a saber: Urraca (21 años), Elvira (16 años), Sancho (15 años), García (12 años) y Alfonso (7 años)} y que, en pasando el fallecimiento de los Reyes Leoneses (la descripción de su óbito nos llama poderosamente la atención) del rey consorte, de origen navarro que a veces es ocultado, Fernando (en 1065) y de su mujer Sancha I (en 1067)), la legítima apetencia por tal y tan concreta “posible reliquia de la cristiandad” fuera, como motivo iniciático, una causa, ¡una más!, del enfrentamiento global entre la Corona Leonesa y la Corona Castellana. Puede que ello lleve a resaltar, aún más, si ello es posible el reto/duelo/desafío del 1-junio-1073, de “El Campo de La Verdad”, que es aledaño al recinto amallado de la ciudad leonesa de Zamora, en allende de la Iglesia románica de Santiago de los Caballeros.

Todo lo señalado anteriormente, que es sólido en sí mismo y de extraordinaria relevancia, nos situaría en tal supuesto -.- sobre el que mantenemos todas las cautelas -.-, de forma natural y lógica, ¡ y en su confirmación universalizada!, en un escenario diferente, de mayor espectro interpretativo, significativamente más amplio que, sin ser por sí mismo enteramente nuevo, dibuja un panorama con otras circunstancias añadidas, nunca desdeñables, pues ahora tendríamos, en tales presunciones aportadas y después de la batalla de Golpejera, a D. ª Urraca Fernández (con 39 años) en la custodia de «El Santo Grial» ( ella ya controlaba el Infantazgo de la Casa Real Leonesa) y, con ello, con todas las presunciones al caso, en su abrigo a los muros, ¡recios muros!, de la ciudad leonesa de Zamora. Ello daría, manteniendo permanente las presunciones ya dichas, una dimensionalidad diferente y un ámbito más complejo sobre el cerco de Zamora del año 1072, cuál sería la `componente religiosa´ (que puede, por su significación, que también fuera conocida por los árabes y agarenos del resto de la península ibérica) que, hasta hace poco, no se ha tenido en cuenta. . 

 Tenemos un relato inicial de por si excepcional que incita hacia la preponderancia de toda la Corona Leonesa en base a las datas de las fechas del 7-10-1072 y de 1-6-1073. Podríamos estar también, tal vez, ante un reforzamiento muy importante de las tesis en pro de los defensores, en Zamora al año 1072, de la Corona Leonesa y concatenado con ello, en una proyección mayor, ¡y más amplia!, de todas las figuras que están en la órbita de tal acontecer épico universal. Nos referimos a: Arias Gonzalo y sus hijos, Vellido Dolfos, D.ª Urraca y Alfonso VI . Si ello fuera así, la inmolación de los hijos de Arias Gonzalo (Pedro Arias, Diego Arias y Rodrigo Arias), en el 1-junio-1073 en “El Campo de La Verdad”, además de ser por la defensa, ¡honorable y valerosa defensa!, de Zamora y de toda la Corona Leonesa frente a las aspiraciones e intromisiones de la Corona Castellana, habría sido, sin duda alguna, y con todas las precauciones al caso, algo que es muy importante y descomunalmente extraordinario, por «El Santo Grial». { Aquí no imponemos una reinterpretación de los hechos sobre el cerco de Zamora del año 1072, y sobre lo acontecido en El Campo de La Verdad en el año 1073, pero indicamos lo que si ahí, a la vez que señalamos, por ser un dato que ha trascendido, que el número de visitantes al llamado “Cáliz de Dª. Urraca y/o Santo Grial ha tenido un aumento porcentual muy considerable}.

Sabido es que, desde entonces, desde esa concatenación de las fechas del 7-octubre-1072 y del 1-junio-1073, la Corona Leonesa dio un lema y slogan universalmente difundido, que nos habla de nuestra herencia patrimonial de la `leoneseidad amplia´ en las cuatro constitucionales hermanas regiones históricas de: Extremadura+Reino Leonés+Galicia+Asturias, por eso decimos,¡ y el mundo entero conoce!, de lo nuestro, de lo de aquí: «No se ganó Zamora en una hora».

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