Sánchez no ha hecho más que debilitar al Estado. Ese será su ominoso legado, susceptible de empeorar, lo mismo dramática que históricamente.
Obligado por ley a perseguir los intereses generales, él ha perseguido únicamente los suyos propios desde el mismo momento que entró en política, porque Pedro Sanchez es el paradigma del trepa profesional.
Y como tal debería enseñarse en las escuelas como modelo a desterrar, como su escalada, mentiras y codazos hasta lograr alcanzar el poder con un pacto con el mismísimo diablo y así nos metió a todos en la calderas telediarias de Pedro Botero involucrando a la Nación en continuos y arduos trabajos en la mansión de la extorsión, la queja, el coñazo y el dolor. Y así se hizo nombrar gobernador.
A un hombre muy presumido en burro lo han convertido. Por ser tan entrometido, hasta cuernos le han salido. Y en la caldera Pedro Botero ha colocado a los separatistas allí llegados, pero ellos salen saltando incluso a Botero mareando. Los demonios alborotan todos los dias, corren, gritan, botan. Sánchez, un jugador muy fullero pedirá cuando sea demasiado tarde perdón al mismísimo Botero. Pero su soberbia extremada muy pronto será castigada.
Sánchez, quiéralo él o no, ha actuado como el traidor que debilita a su propia Nación, capaz de hacerlo con los suyos, con tal de conseguir el poder de mandar y figurar. Con la peor gestión mundial de la pandemia. Presentando como un logro el hecho de ser el país que más ayudas necesita, precisamente por su pésima gestión. Y esperando sólo repartir los fondos pensando en su futuro. Con miles de muertos que pudieron no serlo. Con un gobierno de incompetentes. Debilitando la frontera sur de Europa. No pintando nada en el exterior. Y con un objetivo principal: Dividir España para imperar.
Colón 13 de Junio ¡España, espabila!