OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «¡Golpe de estado a la legalidad! : 22 de junio del 2021, el día “D”, hora “H”»

Pedro Manuel Hernández López: "¡Golpe de estado a la legalidad! : 22 de junio del 2021, el día “D”, hora “H”"

Sí, sí, por fin ha llegado el “Día D” y la “Hora H” sanchista, ese día que nadie en España –excepto, las izquierdas radicales, separatistas y filocomunistas, es decir, las de siempre—quería que llegase. Este día ha sido el 21 de junio de 2021. Esta fecha será recordada siempre y espero que las generaciones futuras nunca la olviden, ya que las nuestras nunca jamás la van a olvidar.

El término hora H (en inglés H-Hour) es utilizado genéricamente por los militares para indicar la hora en la que se debe iniciar un ataque, una operación de combate en su sentido más amplio o cualquier iniciativa política de cierta envergadura .A veces se utiliza con sumas y restas para indicar tiempos anteriores o posteriores a dicha hora (así, la H-3 indica tres horas antes del ataque y H+5, 5 horas después). Era la crónica de unos indultos, anunciados machaconamente por el “prepotente y magnánimo” presidente Pedro Sánchez Castejón, para indultar a esos “doce del patíbulo del prucés”, condenados por “sedición” y “malversación de fondos públicos”. Ha sido todo un golpe de estado a la legalidad vigente y a la unidad de la ·España democrática, representada por la Monarquía Parlamentaria. ¡Alea iacta est!

El pasado 6 de junio el mundo entero conmemoró con júbilo y alegría el 77 aniversario del desembarco de Normandía, conocido como el “Día D” y la “Hora H”. Ese día, y a las 6.30 de la mañana, fue cuando dio comienzo la operación del histórico desembarco bautizada con el nombre en clave de “Operación Overlord” y dirigida por Dwight. D. Eisenhower y Bernard Montgomery. Esto marcó el principio del fin del dominio sobre Europa de la Alemania nacionalsocialista de Adolf Hitler. Era el inicio de la liberación de Europa occidental, ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo de avanzar hacia el corazón de Francia y propiciar la derrota del III Reich en Europa.

<< Por fin ha llegado el día “D” y la hora “H”. La invasión era inevitable, pues “sólo en los campos de batalla de Europa se puede vencer a Alemania”, conforme decía Rooselvelt hace ya varios meses». Así comenzaba ABC, el 7 de junio de 1944, la crónica de uno de los momentos más importantes de la historia del siglo XX: el desembarco de Normandía.

Han tenido que pasar 77 años y 16 días para que toda la prensa nacional y extranjera junto a las principales cadenas de TV de casi todos lo países democráticos se hicieran eco de este nuevo evento. La diferencia con aquel otro es abismal y no tiene parangón ni en el continente ni en el contenido. Aquel “Día D” y “Hora H”, fue el principio del fin de una guerra – la II Guerra Mundial– que se inició con la invasión de Polonia por las tropas nazis hitlerianas el 1 de septiembre de 1939. Este, nuestro “Día D” y nuestra “Hora H”, aunque se veía venir, pues se trata de la mayor prevaricación y felonía de toda la historia de España cometida por un Presidente contra España, contra su unidad y contra su Constitución, desde que, tras vencer D. Pelayo a los moros de Munuza en la Batalla de Covadonga (722 d. C), fue nombrado rey y estableció el centro de poder en Cangas de Onís.

Si aquel 7 de junio de 1944 fue “un momento y un lugar donde la valentía y el altruismo de unos pocos pudo cambiar el curso de todo un siglo”, –según aseguró el propio Barack Obama, hace un año en Normandía, en una visita con motivo del 76 aniversario del desembarco y que calificó como “la victoria del bien sobre el mal”–.

En este caso, no ha sido ni el lugar ni el momento adecuado, donde, ni la valentía ni siquiera el altruismo de unos pocos, sino la desmesurada avidez de poder y el irrefrenable deseo de venganza histórica de “uno”, del Presidente Sánchez, apuntalado por unos pocos y, cuyo único fin es destruir España y abolir su Constitución. Esto va a ser “la victoria del mal sobre el bien,” por más que nos pese y nos duela.

¡Qué diferencia con este 22 de junio de 2021, el nuevo “Día D” y “Hora H” a la española…! El presidente del reino más antiguo de Europa, Sánchez I, “el Omnipotente”– ha traspasado impunemente los límites legales y morales establecidos al cruzar todos los “rubicones” éticos y políticos imaginables. Si antes de anunciar ayer–desde el Liceo de Barcelona, la histórica e irreversible “medida de gracia” por la que el consejo de Ministros aprobaba el indulto general –aunque se empeñen en afirmar lo contrario– a los “presos del patíbulo y del prucés” por los delitos de sedición y malversación de caudales públicos—ya había perdido la poca credibilidad que le quedaba, a partir de hoy, no solo se ha “ciscado” en Montesquieu y en su histórica y política división de “Poderes”, sino también en los 43 millones de españoles (una vez descontados los casi 4 millones y medio, aproximadamente, de separatistas e independentistas vascos y catalanes).Hay que reconocerle , entre sus escasa virtudes, esa habilidad compulsiva y predisposición genética hacia la mentira y esa tendencia a abusar “largiter”(adv.latino:abundantemente) de vocablos “buenismos” como: paz , concordia, armonía, magnanimidad, perdón. Miente y miente cuando habla y, cuando no, también. No tiene reparo en afirmar una cosa y la contraria, para acto seguido desmentir la una y la otra con tal de mantenerse en el poder y ejercerlo: unas veces viajando en el “Falcon” para asistir a conciertos, otras veraneando, ora en “La Mareta”, ora en el “coto de Doñana” o en la finca “Quintos de la Mora”, situada en Los Yébenes (localidad de los Montes de Toledo).

¿Cómo es posible que indulte a los presos independentistas del “prucés català” aduciendo que no es tiempo para la venganza y la justicia, sino para el perdón, la concordia y la magnanimidad y, haya exhumado los restos de Franco, quiera demoler la Cruz del Valle de los Caídos, esté “desplacando” las calles de muchas ciudades españolas con nombres de ilustres marinos, inventores, literatos, militares, filósofos y políticos, por considerarlos contrarios a la Ley de la Des-memoria Democrática? Si alguien duda de esto, que le pregunten al Gobierno autonómico de Murcia por qué su aeropuerto se sigue llamando “Internacional de Corvera” en vez de “Aeropuerto Internacional Juan de la Cierva”.

No le importa decir hoy una cosa y mañana la contraria, si eso le ayuda a seguir siendo Pedro Sánchez “el Presidente”, el “Poderoso” y el “Magnánimo”. A diferencia de los grandes emperadores y generales romanos, como Julio Cesar, Trajano, Adriano, Marco Aurelio, etc., cuando desfilaban victoriosos por las calles de Roma, un esclavo caminaba a su lado portando una corona de laurel y repitiéndole a cada momento aquella histórica frase:

¡Réspice post te! ¡Hominem te ese memento!” (¡Mira tras de ti! ¡Recuerda que eres un hombre!)
Sin embargo “nuestro” (¿?) presidente se hace acompañar de su gurú-man personal—el mercenario Iván Redondo— que sin corona de laurel no deja de repetirle su mantra preferido:

“¡Memento, tu est Petrus Sánchez, tu est Presidens et postea a te nihil neque nemo est! ¡Numquam obliviscaris, nisi prius nihil atque postea te nemo est!”

(Recuerda, tu eres Pedro Sánchez, tu eres el Presidente y después de ti nada ni nadie! ¡Nunca olvides, nada antes de ti, ni nadie después de ti!

Plagiando, una vez más, a mi buen amigo y colega de profesión, el también “articulista” en este mismo medio, José Manuel García Albarrán, no he podido resistirme –al leer su magnífico artículo “¿Caminamos hacía un nuevo Estado?—a parafrasearle lo siguiente:

“Si hay alguna frase de la que ya no podrá apropiarse y ni siquiera pronunciar el Presidente Sánchez, es la que pronunció Emiliano Zapata (1789-1919) líder militar de la Revolución Mexicana: “ Mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado”. Sánchez, con la concesión de los indultos a los presos del procés –para cumplir promesas empeñadas a cambio de los apoyos de los independentistas catalanes—va a tener que “vivir arrodillado” todo su mandato en vez de poder “morir de pie” dignamente” (sic).

Con su “medida de gracia”, está súper convencido –ya se ha encargado Iván Redondo de que sea así—de que va a contribuir a “recuperar la convivencia en Catalunya y, además, ésta ha llegado en el momento oportuno”. Las respuestas de los ex “convictos del prucés” no se han hecho mucho de esperar. Los CDRs, bajo las notas musicales y al son de las estrofas “Dels Segadors” (el himno nacional catalán), ya han programado actos- y no precisamente pacíficos– contra los indultos. No los quieren, lo que ellos pretenden es la amnistía total y la instauración de la República independiente de Catalunya mediante el “modelo de Quebec” (obtención de la independencia sin alterar demasiado la Constitución). Por eso no se cansan de repetir, una y otra vez, algunas de sus emblemáticas estrofas:

“Catalunya triomfant / Tornarà a ser rica i plena / Endarrera aquesta gent /Tan ufana i tan superba / Bon cop de falç! / Bon cop de falç! / Defensors de la terra, / Bon cop de falç! /Que tremoli l´enemic / En veient la nostra ensenya, / Com fem caure espigues d´or, / Quan convé seguen cadenes”.

Sin embargo, ignora que pasará a la historia de España como el Presidente socialista que, aparte de hacer bueno al gobierno del nefasto ZP, por aquello de que “otros vendrán que bueno te harán”, puso de rodillas a España entera –con su Gobierno a la cabeza– frente a los separatistas e independentistas. No se podrá quitar nunca de encima –aunque se frote con aguarrás y lija—el mote de “el Efialtes de Tetuán” (Madrid). Tampoco será necesario que Dante Alighieri acompañado del poeta Virgilio baje al noveno círculo del Infierno para verle sumergido en él y en compañía de los condenados por alta traición a lo largo de la historia de la Humanidad, entre los que se encuentra el traidor más grande de todos los tiempos: Judas “Iscariote”. No debemos olvidarnos tampoco de otros de sus famosos compañeros en la traición –aunque no en el magnicidio– como Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino –los que traicionaron y asesinaron a Julio César–, ni tampoco de aquellos tres capitanes que hicieron lo mismo con el caudillo lusitano Viriato –Ditalco, Audax y Minuro— y que cuando fueron a cobrar la recompensa ofrecida por Roma, escucharon la histórica frase lapidaria por boca del procónsul Máximo Servilio Cepión: “¡Roma no paga a traidores!”. Y yo añado que “¡España tampoco!”.

Muchos han sido los famosos traidores, que a lo largo de la historia de la Humanidad, han llenado sus páginas. Sánchez va a necesitar todo el libro de la historia para él solito por su magna traición a España y a su ciudadanía. Su nombre –escrito con letras de oro– será recordado siempre por sus mentiras, por sus felonías, por sus vengativas leyes y sobre todo por su alta deslealtad y traición a todos los españoles. Aunque haya intentado disimular nuestro fatídico “Día D”, “Hora H” con la reducción del IVA de la luz al 10%, la no obligatoriedad de usar mascarillas al aire libre, la libertad de movimiento para los españoles, paquetes de medias económicas de los Fondos europeos, etc.,… no podemos negarle que haya cumplido y con creces con las promesas electorales que en su día nos hizo –antes de llegar a la Moncloa aprovechando aquella oportunista moción de censura—tales como:

“Nunca pactaremos con Bildu”

“Con Iglesias de vicepresidente yo no podría dormir, ni tampoco la mayoría de españoles”

“Nunca acordaremos con los golpistas catalanes del “prucés” “

“Mientras sea el presidente de España, reforzaré legalmente el delito de rebelión y de sedición y no concederé indultos a quienes quieren destruir la unidad de España”.

Ya ven cuáles eran y son los rígidos e indelebles principios éticos, políticos y legales del presidente Sánchez “el Magnánimo, pero ya saben, “si no les gustan, los puede cambiar, pues tiene otros” apropiados para cada ocasión.

Pedro Manuel Hernández López es médico jubilado y periodista.

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