OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «Costa Concordia»

Victor Entrialgo De Castro: "Costa Concordia"

La última vez que alguien habló de Concordia «a lo fato», murieron 32 personas y 64 resultaron heridas.

Russell Rebellio, camarero indio, último cuerpo rescatado en el reflotamiento del Costa Cruceros se revuelve en su tumba, al saber que hay «un Screttino mayor» al timón de la nave del gobierno español, que va a embarrancar el barco, con nada menos que 47 millones de españoles a bordo. Que ha entregado «de facto» las aguas jurisdiccionales a un rufián y ocho separatistas catalanes, mediante una violación constitucional flagrante mientras continúa traicionando al pueblo, entregando a unos bandoleros la Soberanía, que no es suya, que es del pueblo.

Frente a éste otro Schrettino que va a embarrancarnos a todos solo por fardar y saludar, aparte del Discurso del Rey el 3 de octubre 2021, no hay un solo mecanismo constitucional, aparte eventualmente el Tribunal Suprermo y ahora, veremos, el Tribunal de cuentas, para salir a oponerse a la traición pactada de un majadero.

Por si fuera poco, tenemos el enemigo en casa todos los días en televisión 6,5,4,3 2,1…todos los días recibimos fuego amigo. Primero con buena dosis de propaganda pagada con nuestro dinero y ayer, baste un ejemplo, con el asunto de un hombre válido y valiente, Cantó, cuya evolución valiente y coherente no son capaces de explicarse mediocres, cobardes y envidiosos, – ignorando biografías donde hasta los ciegos ven la coherencia-, que convierten en denunciante y responsable de un linchamiento al muñeco de turno del telediario.

El Estado debe dar un puñetazo de encima de la mesa. Sin complejos. Porque lo pide la Nación. Y si es preciso con las tanquetas con manguera de agua que demandó la penúltima anarquía que trajeron el Coletas y la Colau. No es una respuesta airada. Es lo que exige la situación. Al menos a los que protestamos precisamente porque queremos y nos importa Cataluña. Lo preciso para garantizar el orden público y el orden constitucional y los derechos de las víctimas no separatistas. Hemos comprobado adonde nos han llevado los paños calientes y donde estuvo esta grey durante la dictadura. Pero el estado está en manos de covachuelistas que se hacen  los sordos.

Frente a unas sectas que utilizan la lengua y el separatismo desde hace décadas para controlar la educación y vivir del cuento, el pueblo demanda la parte alícuota de soberanía que le corresponde para poder defenderlos.

Asistimos a lo que sucede cuando, en lugar de lealtad, -la distancia más corta entre dos corazones-, un «infame sin escrúpulos» invoca un supuesto deseo de unidad paz y armonía y concordia absolutamente insincero “en exclusivo interés propio,” sin tener en cuenta las armas y los medios que se han servido al enemigo para que nos dispare con pólvora nuestra, agravios y desafíos.

Un crucero con referéndum, titiriteros, un capitán que quiere casar a un payés vestido de negro que no se quiere casar y un montón de bandoleros traidores a la patria que, como toda la vida, acechan los caminos para asaltar al paisano que va repartiendo  competencias, millones y regalías para que no le hagan caer del burro.

Las falsedades de los separatistas vienen de lejos. Cuando no se podía hablar se quejaban porque no dejaban utilizar su lengua, todo con eufemismos. En realidad llamaban «normalización» a prohibir el Español y tener un instrumento para subvertir la educación y atacar a la Nación.

El Costa Cruceros, cuyo “reflotamiento” costó 2 años y medio y 1500 millones de euros, ya ha sido desguazado. El de la Nación cuando se vaya este Gobierno de butiflers dirigido por este/a/ otro «Screttino» al que no creen ni los suyos y que aún no ha sido depuesto ni inhabilitado, costará mucho más, mientras “sin vergüenza ninguna” sigue lanzando bravatas desde la tribuna de la representación popular. Tenemos al enemigo, y un buen número de traidores, en casa.

Este nuevo «Screttino» va a embarrancar el barco, con nada menos que 47 millones de españoles a bordo, mientras la voz de Rosselló Rebellio, camarero indio del Costa Concordia cuyo cuerpo apareció el último, vuelve a advertir a éste otro “Screttino”
desde el más allá.

Screttino fue condenado a 16 años de cárcel. Y aquí lo dejo…

 

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