OPINIÓN

Rafael López Charques: «Baile de marionetas»

Rafael López Charques: "Baile de marionetas"

En el teatro de guiñol que es nuestro desgobierno, acabamos de asistir a un baile de las marionetas que actúan en el mismo. No nos cogió totalmente de sorpresa, pues hacía tiempo que se hablaba de que podía ocurrir. Lo que si nos sorprendió
fue la que podríamos calificar de alevosía con que se llevó a cabo; fue anunciado un sábado y publicado en el BOE el lunes siguiente. Menos mal que el cambio no se realizó durante unas vacaciones.

No se extrañen que hablemos de marionetas, pues los componentes de nuestro penoso (para nosotros, no para ellos) no gobierno actúan como tales. Según del hilo de que les tiren, así se comportan ellos. Su único objetivo es mantenerse en sus puestos.

No nos debe sorprender que las cosas sean así, dado que al primero que podemos aplicarle lo dicho es a “cum fraude”.

Figura en puesto preferencial, pero creemos que simplemente eso. Las decisiones las toman otros. Parece ser que ha tenido varias reuniones secretas, además de las conocidas, con cierto personaje húngaro-estadounidense cuyo gran anhelo es que toda la humanidad viva como él ha decidido que es lo mejor para nosotros. Sin el apoyo de ese individuo las cosas se le pondrán negras, por lo que no dudamos que es uno de los que mueve los hilos.

Otros que hacen lo mismo, pero actuando entre bambalinas, son los morados, a los que teme. Prueba de ello es que no ha tocado a ninguno, y no será porque sean los mejores. Simplemente porque también le imponen cómo tiene que actuar, si quiere seguir figurando como el director del teatro.

Un tercer grupo de artistas del guiñol son los separatistas catalanes y vascos. Cualquiera de ellos nunca vivió mejor de cómo viven ahora. Siempre que los títeres respondan a sus tirones de cuerda, aquí paz y después gloria.

Mientras tanto a los ciudadanos nos quieren reducir a meros espectadores de todo el tinglado, hacernos comulgar con ruedas de molino. Tenemos claro que el simulacro de gobierno baila al son que le marcan los que verdaderamente mandan, tanto nacionales como extranjeros.

El Tribunal Constitucional le da un varapalo al declarar inconstitucional el artículo del decreto de alarma que nos impuso el confinamiento obligatorio y “cum fraude” y los suyos tan tranquilos, ninguno ha entonado el “mea culpa”; al contrario alguno ha insinuado que tenemos que comprender que las decisiones que políticamente se deben tomar es posible que no concuerden con la legislación vigente. Es evidente que no van a aceptar ninguna responsabilidad.

Así una nueva ministra puede jurar su cargo, en presencia del Jefe del Estado sin hacer ningún gesto protocolario, aunque solo fuese por mínima educación, hacia el mismo. Con tal de agradar a los que manejan los hilos, todo solucionado.

El baile comentado tiene una primera consecuencia y es que los nuevos actores querrán tener a sus imprescindibles asesores, bien pagados, y a los anteriores habrá que recolocarlos, pues eran colegas y no se les va a dejar en la calle. Resumiendo, más gente que en su mayoría solo tienen como mérito “ser amigo de” viviendo a costa de los ciudadanos.

Si bien formalmente estamos en una democracia en la que se respeta la separación de poderes, en verdad lo dudamos mucho, pues falla un elemento tan básico y sencillo como es el saber quién decide nuestra política. En otras palabras, ¿quién manda realmente?

No nos digan que es el no gobierno, eso no se lo cree nadie. Queremos saber quiénes mueven los hilos y que pretenden en realidad para nosotros. Somos una nación con unos valores y una tradición milenaria, ejemplo durante siglos para el mundo, no podemos permitir que nos destruyan fuerzas emboscadas que solo buscan sus intereses privados.

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