OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «El hombre que mató a la Transición»

Victor Entrialgo De Castro: "El hombre que mató a la Transición"

Hay un lugar en el mundo donde es más fácil llegar a ministro que ser barrendero de tu pueblo.

No es Burkina Fasso ni San Cristóbal y Nieves, dos islas unidas para formar un país en el Caribe, sino «Chiquitistán», porque ese es el nombre apropiado para el país que pretende, y está consiguiendo en parte, este Gobierno de golpistas usurpadores, falsarios, atrevidos y pelotas indocumentados.

¿Y eso cómo se hace? Muy sencillo. Sólo tienes que coger el Boe de Chiquitistán y cambiar los nombres de las cosas creyendo que cambiando su nombre cambias las cosas mismas.

Para ser ministro de Sanchez no te tiene que tocar la lotería ni el cuponazo, ni siquiera acertar la pedrea porque todos llevan tres terminaciones a/o/e. Aunque convendría ampliarlas para tener al menos las vocales. Para llegar a ministro con el gobierno «sociopatacomunista» de Chiquitistán basta con tener las cuatro letras, pertenecer a una secta y que te toque «el cupo».

Para eso sólo tienes que aplaudir en tu pueblo con las orejas al jefe de la Secta, haber sido el traidor del partido o de España en la región correspondiente, -«verbigracia» la inefable Adriana Lastra, diferenciarte luego diciendo una parida para entretener, una cosa extravagante como que no te gusta el chuletón o el marmitaco y ganarás miles y miles de euros al año sin hacer nada, a costa del presupuesto. O sea, de ti.

Sólo tienes que decir que quieres cambiar los mojones de sitio y tocar los perendengues todo el tiempo. Para esos siete ministros escogidos entre quienes no han trabajado nunca, el Gobierno además de Jauja es la jaula de un zoo el día de puertas abiertas.

Mientras, el domador, el príncipe de Zamunda, se dedica a viajar en avión oficial pero «de turista» a los sitios donde nadie le recibe y hacer «como si», va y paga un altavoz en una tele de barrio para repetir como papagayo en un inglés acartonado  cuatro frases que se notan ensayadas cientos de veces en Moncloa, más huecas, falsas y acartonadas que Doña Rogelia.

Este «Tolili» no ha trabajado nunca y no sabe limpiar las calles de su pueblo pero Pedro Sanchez pasará a la historia como «El hombre que mató a la Transición», paradigma y ejemplo de proceso político para todo el mundo. El hombre que pagará con su oprobio y ostracismo hacernos perder a los demás un tiempo precioso. El hombre que destruyó, aunque no lo conseguirá del todo, el mayor logro de la Historia de España desde los Reyes Católicos.

Y todo porque nadie lo traga en su pueblo. Todo por no querer llevar a cabo la noble y esencial labor de barrendero de su pueblo.

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