En las vacaciones, los viajes, las carreteras, las playas, los chiringuitos, y a la vuelta, los españoles nos jugamos, aparte de la calidad de vida, el ser o no ser primer mundo además de la capacidad de recuperación de la pandemia.
Y aunque algo hemos mejorado, comprobando con el virus la importancia de lavarse las manos, la cosa sigue dejando mucho que desear.
La civilización está en la ciencia, la cultura pero sobre todo en la educación general básica. O sea que donde más está presente y visible, donde está el medidor de si lo conseguimos o no es en los servicios. Pero no en los del sector terciario, sino en los lavabos.
A las barricadas no! A los lavabos!
De que los lavabos estén y se mantengan limpios y en perfectas condiciones, de su pulcritud a lo largo de toda nuestra geografía dependen, no solo los viajes y el turismo, sino nuestra condición o no de primer mundo.
No es tan complicado. Basta con pagar y prestigiar como merecen a las personas encargadas de su limpieza pagándole por el servicio a la salida de los lavabos, como antes en Francia, o un sueldo fijo superior al de muchos empleos, justamente, porque es básico, fundamento y comienzo de la educación.
Mientras el Presidente más necio y majadero que ha tenido este país, incluido tontón Zapatero, ignora cosas tan fundamentales para la vida social y política, se dedica a recordarnos nuevas mentiras y majaderías como la de que nos ha vacunado él, cuando ha sido la Unión Europea y, todavía más gorda, que lo ha hecho sin preguntar el voto. Si esto no es ser un cretino que lo aclare la Real Academia.
En lugar de ocuparse de lo fundamental, el petimetre que nos desgobierna se va a Ikea a por una mesa barata para negociar la soberanía.
Y de este modo perder crédito de país hablando de autodeterminación y amnistía con los golpistas mientras prepara el juego de las mesas y las sillas con el pitufo político catalán y decide donde va o no va con su bamboleo feminoide, que eso no pertenece al terreno de los juicios ni al de los prejuicios sino al de los hechos.
Mientras el cuidado y la limpieza de los lavabos le trae sin cuidado, el Presidente nos mete en otro fregao para sostener «su gobierno débil», que es la causa de todos los males presentes que padece este país desde que se hizo con el poder.
Sanchez sólo pretende marear la perdiz y aplazar el caos que ha creado en su exclusivo interés para cuando no esté y volver a lavarse las manos sin pasar por el lavabo.