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Las mentiras del Gobierno Sánchez: Marlaska y la delegada con los pantalones bajados en Chueca

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Las mentiras del Gobierno Sánchez: Marlaska y la delegada con los pantalones bajados en Chueca
La socialista Mercedes González, la delegada del Gobierno en Madrid, y Marlaska. PD

Los hemos pillado, otra vez, con los pantalones bajados.

Otra mentira, y ya van varias, de la delegada del Gobierno en Madrid, que puso como como excusa para no disolver la mamarrachada neonazi que el pasado sábado discurrió por las calles de Chueca que hacerlo hubiera provocado una «batalla campal».

Según la socialista Mercedes González, la decisión fue correcta porque  ésta se celebró «sin incidentes».

Pues bien: la periodista Paula Baena ha tenido acceso al informe policial que desmonta por completo sus argumentos y revela a las claras que había motivos de sobra para prohibir la marcha, sobre todo uno: los episodios de violencia que se sucedieron durante la misma.

El informe, reproducido este 25 de septiembre de 2021 en Okdiario, señala que durante la manifestación se hizo uso de «artefactos pirotécnicos como botes de humo y bengalas.

«El momento de mayor violencia tuvo lugar al término de la misma cuando, tal y como señala el documento, once personas, según testigos presenciales ‘antifascistas’, propinaron una paliza a uno de los  manifestantes al grito de «¡Viva Lenin!».

Es decir, que de «sin incidentes nada». Los hubo.

Toda la marcha estuvo marcada por una enorme tensión, con insultos cruzados y un clima de violencia evidente. Por fortuna, la cosa no fue a mayores, pero gracias al trabajo de la Policía que evitó que la marcha derivará en una batalla campal.

Antes y durante la marcha, la Policía informó a la Delegación del Gobierno del peligro real que suponía autorizar la concentración, pero Mercedes González se negó a prohibirla. Pudo y debió hacerlo, pero no quiso ¿Por qué?

La respuesta es sencilla: al Ejecutivo de Pedro Sánchez le interesaba que la manifestación se celebrara para poder vender el falso relato de que la irrupción de un grupo de descerebrados nazis por las calles del centro de Madrid era consecuencia directa de ese «discurso del odio» que atribuye a Vox y también el PP.

Es decir, permitió que se celebrara para obtener rentabilidad política, pero como ocurrió con la denuncia falsa de agresión homófoba en Malasaña, el tiro le salió por la culata.

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