OPINIÓN

José Manuel García Albarrán: «Entre la erupción y el botellón»

José Manuel García Albarrán: "Entre la erupción y el botellón"

Vaya por delante mi apoyo incondicional a todos los habitantes de la isla canaria de La Palma -isla bonita- como ya expresé en mi anterior artículo titulado -“El desastre natural y el ‘postureo’ político”- publicado en este mismo medio el pasado 24/09/21, así como mi deseo de que finalice cuanto antes esta pesadilla y puedan reanudar su vida, no con las promesas de Sánchez, sino con ayudas reales necesarias e imprescindibles.

Pero si tuviésemos que resumir el contenido de los informativos -Telediarios- de los últimos 10 días bastarían dos palabras para hacerlo:

Erupción y Botellón

Atrás quedaron las estadísticas de la ‘quinta ola’ del Covid,  aunque sigan apareciendo de 3.000 a 5.000 nuevos casos diarios, sigan muriendo entre 40-60 personas al día o la Incidencia Acumulada (IA) siga por encima de los 60 casos x 100 mil habitantes.

Atrás quedaron los incesantes y machacones datos sobre las vacunas -gracias al Presidente Sánchez que nos vacunó, incluso a los que no le votamos- el porcentaje de los vacunados y los que quedan por vacunar.

Atrás quedaron las cifras que día a día nos daban del precio del megavatio/hora (>200 euros según franja horaria)

¿Nos han hecho olvidarnos del abusivo precio de la luz? ¡No!

Atrás quedaron las sorpresivas declaraciones de algunos ministros y ministras y la más reciente, del director general de Derechos de los Animales del Ministerio de Derechos Sociales de Podemos (80.000 € al año) y que nos informa que ‘están redactando una ley de protección animal’ en donde “no se puede usar la acepción de ‘animales de trabajo’ porque estos no se pueden sindicar” ¡Pásmense!

Y sigue diciendo… Habría que denominarlos ‘animales asignados a tareas específicas’.

Pues mire usted le voy a dar, en parte, la razón porque efectivamente, ‘no hay burros sindicados’… lo que sí que hay son ‘sindicados burros’.

Y es que los medios informativos  nos pueden manejar como marionetas y dependiendo del ‘hilo que tiren’ así miramos para un lado u otro haciendo que, sin darnos cuenta, prioricen a su antojo la información que muchas veces obedece a una maniobra de distracción dirigida.

De ahí se deriva la importancia que tienen los medios de comunicación, habiéndoseles otorgado el calificativo de ‘Cuarto Poder’.

‘La Erupción’ copa casi el 100% de los informativos, y programas de todo tipo en donde, desde los locutores hasta los tertulianos parecen haberse licenciado en ‘geología’ y especializado en su rama de ‘sismología’ y de ‘vulcanología’ ya que hablan sin cesar de la lava, el magma, la colada, la lluvia ácida, los piroclastos, la nube de ceniza, los gases -ácido clorhídrico, dióxido de azufre- ¡Alucinante!

**Cuando estoy terminando de escribir este artículo, se produce el contacto de la ‘colada de lava’ con el océano, agravando la situación, ya que los gases mezclados con el vapor de agua pueden afectar a la salud de los isleños y el viento puede trasladar la nube tóxica a otros lugares imprevisibles.

Para variar un poco y evitar que nos ‘intoxiquemos’ con ‘el mono tema eruptivo’ nos reservan, sobre todo para el fin de semana, las tremendas imágenes de esos miles de jóvenes que ‘se divierten’ en los multitudinarios ‘botellones’.

Louis Pasteur (1822-1895) eminente químico, físico y bacteriólogo francés conocido como el “padre de la microbiología” y descubridor de la vacuna antirrábica y la pasteurización, dijo:

“No les evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”.

¡Ay!… si levantara la cabeza Pasteur y viese este tropel de juventud que ‘supera sus dificultades’ y ocupa sus ocios con la palabra ‘Fiesta’, vaciando los ‘super’ y los ‘chinos’ los viernes para aprovisionarse de decenas de botellas de los más ‘variados alcoholes’ para poder ‘aguantar’ bebiendo sin límite todos y cada uno de los días del ‘finde’.

¡Fiesstaaaaaaa!

Mientras tanto sus padres -culpables por permisión u omisión- haciendo caso omiso de lo aconsejado por Pateur, gozan y son felices con que a sus hijos ‘no les falte de nada’, no vaya a ser que tan jóvenes se les puedan ‘traumatizar’.

Hay que ver qué generación la suya… ¡Las emociones que se perdieron!

Desde luego, hasta cierto punto, lo podemos entender porque ellos debieron crecer traumatizados, sin poder emborracharse ‘los findes’, sin romper mobiliario urbano ni escaparates, sin saquear comercios, sin dar botellazos y pedradas a la policía, sin dejar toneladas de basura y cristales rotos en los parques, plazas y playas y, sin pelearse entre ellos al estilo Curro Jimenez -con la faca- pero sin manta, porque así es más emocionante.

Pero si analizamos la trayectoria de estas “Fiestas de finde” se puede apreciar una degradación progresiva porque…

¿Que se puede esperar de una aglomeración de más de 20.000 jóvenes y adolescentes?

¿Cuantos policías harían falta para poder impedir, dispersar o detener a los violentos, borrachos, drogados o las tres cosas a la vez?

Aquí creo que existe un problema de raíz que empieza en la propia familia y que se les ha ido de las manos a estos displicentes, apáticos y permisivos gobernantes que van buscando votos entre una parte de ‘juventud fallida’ cuyas metas son ‘ser felices a toda costa’ sin importarles un bledo las consecuencias tanto físicas como psíquicas de sus hábitos.

Mientras tanto, los vecinos de barrios enteros en las grandes ciudades, siguen soportando, aguantando y sintiéndose indefensos ante estas ‘hordas’ de ruidosos, maleducados y sucios que cada fin de semana les impiden dormir, ensucian sus calles, sus portales que apestan y el balance del ‘final de fiesta’ es siempre el mismo: unos pocos detenidos que como mucho pasan esa noche en un calabozo y otros cuantos en los servicios médicos de urgencia con algún que otro coma etílico.

Habrá que hacer algo

señores Políticos y Delegados del gobierno para cortar de raíz, si es que ya no es tarde, estos mal llamados ‘botellones’ que se han convertido en una excusa para el vandalismo, el saqueo e incluso las violaciones en grupo bajo los efectos del alcohol de adolescentes y jóvenes.

José Manuel García Albarrán

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