Aunque por el lado paterno pueda quedarme algo de sangre francesa, y por el materno de inglesa, me considero española al 100%. Dicho esto, reconozco que mis conciudadanos, y más el español medio, tienen una fuerte y diabólica tendencia a la envidia, que es uno de los 7 pecados capitales y quizá el más destructivo hacía el prójimo. Esa fuerte y diabólica tendencia, no tiene porqué liderar la conducta del ser humano, y más aún si recibió el sacramento del bautismo, que inunda con la gracia del Espíritu Santo. Basta con detectarlo y luchar, pero si esto no se hace, lleva a otro de los pecados capitales, capaz de nublar totalmente la inteligencia: la soberbia.
No voy a ocultar, que como tantos y tantos españoles de bien, incluyendo a la Familia Real, he sufrido y mucho con el tratamiento que se le ha dado a nuestro queridísimo Rey S M don Juan Carlos I. En este caso no digo españolos y españolas, ni como reza el dicho: “Ladies first”, o sea: españolas y españolos. Precisamente son éstos, los que cegados por su soberbia y arrastrados por la envidia, han considerado, al Español, -que con gran diferencia-, más hizo por su patria en el S XX y comienzos del XXI, como una vulgar y asquerosa escupidera, donde han arrojado todos sus verdes esputos. Sí, y la mayoría en papel escrito o infames entrevistas, lucrándose además con tan deleznable actitud, y ciegos para ver lo que son capaces de hacer.
La verdad, no sólo resplandecerá, sino que además nos hará libres.
Somos muchos los millones de españoles agradecidos a nuestro Rey S M don Juan Carlos I, y así será como pase a la historia, donde resplandecerá todo el bien que hizo no solo a su patria, también a esos esputosos.
Mientras no tengamos de vuelta en su Patria a nuestro Rey, ríanse de lo que consideran democracia. Vuelvo a la consideración inicial: pura envidia y ceguera total por soberbia desmedida.
¡¡¡Vuelva a su Patria, Señor, vuelva pronto!!!
Hasta que no pueda hacerlo, España será una nación escupidera salpicada con esputos verdes, de la que muchos nos avergonzamos y desde fuera, así nos ven.