Aquí nos hundimos todos juntos y no salimos del atolladero. Y así se lo ha propuesto y plantea el Gobierno. Nadie quedará atrás, todos a la cuenta de tres y en zambullida al fondo del precipicio. Disparan con pólvora ajena y al blanco directo de sus intereses, sin escrúpulos ni cargos de conciencia. Al revés, este Gobierno se vanagloria, se pone medallas de récord y siempre aupado en el podio.
La economía española se tambalea, a pesar de las ayudas europeas, el sableado a la clase media y el tejemaneje ‘mágico’ de nuestros gobernantes social-comunistas, pro-etarras y separatistas. El IPC por las nubes, como desde hace 13 años no estuvo, los autónomos ponen el grito en el cielo ante la inminente subida de cuotas y la pequeñísima industria no tira más del carro. El paro disparatado y la iniciativa privada a verlas venir. La presión fiscal impide el progreso y despluma a trabajadores y empresarios. El dinero en los Planes Generales del Estado y los bolsillos vacíos de los ciudadanos. Esto supone ser cada vez más dependientes del manejo de los políticos, que nos manipulan y nos obligan a ser ‘tragacionistas’.
El Gobierno, en Consejo de Ministros, aprobó el proyecto de los nuevos Presupuestos Generales del Estado para 2022, incluyendo 27.373 millones de euros de los fondos de recuperación provenientes de Bruselas. Y resumiendo la Ministra de Hacienda, María Jesús Montero, dice que; ‘Seis de cada diez euros van destinados a políticas sociales’. Pero, ¿de qué manera?, pues a base del trueque más simple que se precie. Por ejemplo, exigir a los padres lo que regalarán a los hijos. Además, de ampliar la red clientelar de futuros votantes al inquilino actual de Moncloa. Matan dos pájaros de un tiro. Así todo, suma y sigue.
Por una parte, el paro se incrementa, los impuestos ascienden y las empresas desfallecen. Sin embargo, se crean bonos sociales a los que cumplan 18 años y ayuda al alquiler de vivienda a los jóvenes para emanciparse. Se trata de 400 y 250 euros respectivamente. Uno cultural (entiéndase botellona), y otro dependiente del Estado sin dar palos al agua.
Es probable mejores soluciones, basadas en el apoyo a emprendedores, construcción de viviendas públicas, Formación Profesional, facilitar la creación de nuevas empresas, bajar impuestos y, sobre todo, agilizar y simplificar la burocracia de papeleo para hacer funcionar cualquier negocio o proyecto en el menor plazo posible. Sin trabas ni objeciones, dejando actuar la capacidad creativa de nuestros jóvenes. Pero con este paquete de medidas presupuestarias, el PSOE y PODEMOS pretenden recuperar más de un millón de votantes jóvenes que desaparecieron en las pasadas elecciones de 2019.
Son cuatro crisis las que padecen y sobrevuelan sobre los bolsillos y cerebros de los españoles, de mayor o menor grado; Salud, economía, social y política. Esto costará sudor y sangre saldarlo, muchas décadas de sacrificios para estas generaciones y las venideras.
Aquí no salimos todos juntos, unos saldrán antes y otros después, mientras muchos, desgraciadamente, ya se despidieron, y al resto nos toca luchar contra viento y marea sin conocer que atajo tomar para salir indemnes. Mientras tanto el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a sus socios de Podemos, sigue navegando en el Facon, se suben sus salarios un 2 %, continúa con 22 ministerios feministas, decenas de asesores, duplicidades de cargos e infinidad de instituciones centralizadas y, también, repartidas por el país. La Agenda 20-30 debiera ser cambiada por huchas que incentive el ahorro, apoye el consumo y permita ilusionar al contribuyente.
Anián Berto
Periodista – escritor