OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «El estado es una segunda residencia donde los españoles se meten en cuanto pueden»

Victor Entrialgo De Castro: "El estado es una segunda residencia donde los españoles se meten en cuanto pueden"

La Sra Rosa Villacastín que habla, con la misma falta de criterio de Sánchez que de Paquirrín, ha llegado al climax de su “peloterismo existencial”, como antes “otros paradigmas del covachuelismo”. Sánchez ha superado, dice, a Felipe, Aznar y Rajoy porque ha pasado una pandemia y “Se crece en las dificultades”.

Disputándose Sánchez con “el loco del pelo rojo” el título de peor gestor mundial de la pandemia resulta hilarante la atrevida genuflexión de la Sra. Villacastín, nuevo e indignante ejemplo de que, en España, el Estado es “una Segunda residencia” donde los españoles se meten en cuanto pueden.

Cuando las Cortes de Franco se hicieron el harakiri, surgieron unos políticos que eran abogados del Estado, letrados de las Cortes, diplomáticos, técnicos comerciales del Estado, gente preparada y solvente, intelectual y económicamente. Si lo dejaban, lo que sucedía con relativa frecuencia, volvían a su profesión tras la excedencia.

Pasó el tiempo y los políticos siguieron siendo fiscales, abogados del Estado y registradores de la propiedad pero, a diferencia de los anteriores, habían ejercido sólo durante “tres años” o “tres meses”. Gallardón, Aznar o Zapatero habían sido fiscales, inspectores de hacienda o profesores ayudantes, “cuatro días con antes de ayer”.

Y ahí ya se veía el camino que iba a tomar más tarde “el yogurismo insolente” de jóvenes lenguateros y descarados con cuatro letras o directamente iletrados que llegaron en busca de la segunda Residencia por culpa de un felón sin mayoría y al grito de ¡Abajo la educación, la cortesía y la chaqueta!. ¡Al Congreso, ignorantes y en camiseta!

Ya se ve la evolución de nuestra clase política y el sociocomunismo de chalet, en la cueva de Ali babá, saqueando el Estado y nuestros impuestos, perforándolo con reparto de cargos, dádivas y subvenciones entre amigos y separatistas de la periferia, en lugar de horadar el túnel del Huerna que lleva en obras cuarenta años, para el que no hay decisión política ni presupuesto.

Pero volvamos a la historia, porque llegó entonces uno de nuestros ilustres prohombres, Pepiño Blanco, bajito y bizarroso que llegó a ministro para vengarse de que no lo quisieran ni de concejal de su pueblo. Con sus intrigas y gasolineras logró poner a Zapatero de carambola en la Moncloa por un voto, favor que le devolvió aquel nombrándolo ministro. El secretario de la educación pública socialista matriculó a sus hijas en el Colegio Alemán y metió luego en la madriguera a Bono “el demagogo” para que hiciera negocios, pero no molestara.

Por último llegaron los hijos de papá, comunistas de salón y “los trepas profesionales” Sanchez y Casado que, como Zapatero, imberbes apuntados a un partido, especialistas en la escalada, a los que se pusieron luego, para adornar, los másters y las tesis plagiadas, frente a los que el sistema no tiene mecanismos de defensa y el pueblo prefiere adaptarse, a demandarlos como debiera.

Todos los hemos visto. Llegan y se atrincheran. El estado es una segunda residencia donde los españoles se meten en cuanto pueden. Y no de acuerdo con los principios de mérito y capacidad, a través del derecho constitucional a acceder a la función pública, sino de rondón, con el cuento de la lengua, el partido, la secta, el feminismo o los bailes regionales. El mismo clientelismo de antaño, con televisiones a su servicio.

Para rematar, el Presidente actual, paradigma del “trepismo trilero”, busca quien le apruebe los Presupuestos y, sobre todo, renovar el CGPJ para buscar su inviolabilidad, para lo que venir pudiera, con la misma jeta con la que pretende eliminar la del Jefe del Estado, para seguir coaccionando a la Corona como viene haciendo, al tiempo que en el Congreso de Valencia, trata de impedir que se le divida el partido, metiendo en la cueva a los que antes defenestró, como Maduro unta a sus militares para que no se mueva nadie.

Mientras toda esta gente busca en el Estado una Segunda o una tercera Residencia, cargo o covachuela donde conseguir la grava pagar la segunda y el Gobierno de la Nación y sus telediarios nos distraen con la lava durante días y días en lugar de resolver los problemas de los verdaderos palmeros, la Palma se la lleva la Sra Villacastín tomándonos el pelo y llamando a estas ladinas maniobras de Sánchez, “crecerse en las dificultades”.

Todo este magma es el que fluye, “Bajo el volcán.” El otro ya sabemos que está saliendo.

 

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