Los medios de comunicación oficialistas crean y fomentan el odio entre vacunados y no vacunados

Fanáticos e intolerantes atentan contra la libertad de los no vacunados

Fanáticos e intolerantes atentan contra la libertad de los no vacunados

Bajo cielos grises de diseño, nieblas artificiales, irradiación controlada y tóxicos que alteran nuestros flujos lacrimales, los dirigentes del guiñol de la farsa y sus marionetas danzantes se afanan en cumplir con la agenda prometida. Los pactos con el Diablo son de obligado cumplimiento. Miedo, tortura social y fomento del engaño a cambio de inconfesables fines. Es el pago a la traición de una masa crédula y confiada. El tiempo apremia y el acelerón de la campaña vacunatoria trasluce el nerviosismo y hace visibles los errores. Prisas, coacción, presión y amenazas, bajo el paraguas de la gran mentira prefabricada para dominar y marcar a una masa de mentes atormentadas y confusas por tanto miedo e incertidumbre.

Desde los telediarios del engaño a la telebasura más bajuna, pasando por la prensa escrita oficialista de vendidos, el continuo bombardeo moldea sin tregua el estado emocional de una sociedad cada vez más indefensa e incapaz de discernir; una sociedad carente de pensamientos propios, cuyas decisiones no son sino automatismos ciegos. La manada tribal y asustada que aún somos succiona la individualidad y deja atrás nuestra evolución como especie. La consciencia ha quedado amojamada y se diluye en el atontamiento programado, el más dañino de los opiáceos.

En medio de esta masa de zombis covidianos, adoradora de los modernos hechiceros de batas verdiblancas vendedores de bienestares y falsas esperanzas de inmortalidad, destacan los pequeños oasis de oponentes luchadores sin espada, baluartes con el arma de la palabra y la firmeza de quien porta el estandarte de la esperanza. Son los no vacunados, que no se dejan amedrentar por las mentiras de las élites, ni dirigir por los falsos guías de la tramposa tierra prometida. Por eso se los calumnia, se les estigmatiza y persigue con las cerbatanas venenosas de periodistas radicales y fanáticos de un sistema corrupto hasta la médula. El odio y la intransigencia que destilan causa escalofríos. Cabe preguntarse si estos alguacilillos  son malos per sé; si se trata de personajes con el alma calcificada y están en su elemento rebozándose en el Mal o si mienten por dinero u otras prebendas, como publicidad institucional para sus medios, subvenciones, conferencias pagadas, colaborar o presentar un programa, un premio ondas o similar, publicar en tal o cual sitio o incluso firmar libros escritos por otros. Es un modus operandi más presente que los virus. También hay que preguntarse si estos comportamientos sectarios y tan poco empáticos con quien no sigue los dictámenes de la megasecta globalista covidiana podría deberse a un efecto adverso de las vacunas. Razones compatibles. Es cuestión de seguir investigando conductas, reacciones y resultados.

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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