Pocas veces se ve tan claro y tan rápido el efecto bumerang. La bomba de ambición y maldad lanzada por Casado le ha estallado en plena cara y la onda expansiva hace metástasis en toda la formación azul. La manifestación de esta mañana en la calle Génova es una prueba palpable del malestar generado en los últimos días en votantes y simpatizantes, a la vez que declaración de apoyo a Isabel Díaz Ayuso. Fue un hecho sin precedentes, que yo recuerde. Ya no sirven promesas para un futuro próximo, ni siquiera de días. Las dimisiones deben producirse ya. Hay que cortar por lo sano para regenerar el tejido. La cicatriz quedará, no obstante.
El asunto Casado-Ayuso ha puesto patas arriba a un Partido Popular que desde que inició su pendiente resbaladiza en la etapa rajoiana no acaba de encontrar la fórmula magistral para emprender la remontada. Sus contradicciones, indecisiones y vaivenes le han impedido conquistar el terreno perdido, a pesar de tener enfrente al peor PSOE y al peor gobierno de la historia de la democracia.
Su falta de identidad, sus complejos con el pasado, su afán de borrar el concepto derecha de su ideario, y su falta de coherencia entre lo que se promete y lo que se ejecuta, además de su fijación con ese centro icónico e imaginario, conforman la vía de escape de votos hacia VOX, mucho más en consonancia con el deseo de una buena parte de la sociedad. Es el castigo a un PP que se avergüenza y reniega de sí mismo, de lo que fue, de los valores del humanismo cristiano que siempre lució en su estandarte.
Lógico que en Moncloa estén de celebración en sesión continua, hasta el punto de querer adelantar el debate sobre el estado de la nación al mes de marzo, aprovechando la deriva del barco enemigo y la tripulación amotinada. ¡Qué desperdicio de ocasión! Nunca el Partido Popular lo había tenido tan fácil para salir airoso.
El Sanchismo/Zapaterismo es pura ciénaga, que sobrepasa todo lo conocido. Aludo a ZP porque el gobierno socialcomunista de Sánchez está configurado siguiendo la ideología del Foro de Sao Paulo. Licencia para delinquir, gracias, principalmente, a la inoperancia de la Fiscalía General del Estado. Recordemos la pregunta de Sánchez al confuso periodista de RNE: “¿De quién depende la Fiscalía?”. Está claro que del Gobierno, pero por primera vez en el periodo democrático está en manos de esa señora de oscuro pasado llamada Dolores Delgado, amiga de la gente del hampa, que tiene a jueces y fiscales cogidos por esa parte tan delicada. ¡Qué peligro! Hemos reclamado en varias ocasiones que si los jueces están siendo chantajeados, la sociedad tiene derecho a saberlo.
Los casos de tráfico de influencias, adjudicaciones irregulares y comisiones varias se cuentan por docenas, tanto por parte del gobierno central como de los autonómicos. El asunto turbio de “los maridos¨, nada menos que el de Nadia Calviño, a propósito de los fondos europeos, o el de la directora de la Guardia Civil investigado por corrupción; por no hablar del tema de las menores tuteladas prostituidas de Mallorca y mil asuntos más. Sin embargo, sin ánimo de minimizar o justificar estos asuntos, la corrupción con mayúscula estaría en otro tipo de actividades, algunas relacionadas con el narcotráfico y todos sus flecos. Las famosas maletas de Delcy Rodríguez, que implican a ministerios e instituciones, son solo la punta del iceberg.
Hacer un simple repaso por la hemeroteca de los últimos tres años basta para comprobar la multiplicidad de “irregularidades” desde la llegada de Sánchez. Fue un no parar que se prolonga hasta el presente, sin un líder competente, a la altura de las circunstancias. Las sesiones de control al gobierno y, en concreto, el debate sobre el estado de la nación necesita una oposición fuerte, con ideas claras y un buen controlador, de fondo más que de forma.
Casado fue buen parlamentario en la forma, aunque su discurso siempre se pareció más a un concurso de oratoria o de lucimiento, que de control al adversario. Hablo en pasado porque él se ha incapacitado a sí mismo como alternativa, y el Partido Popular no se lo puede permitir.
Lo que decidan en las próximas horas y, más en concreto, en la reunión del Comité de Dirección convocada por Casado para mañana lunes, será decisivo.
Psicóloga, periodista, escritora
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