“Si quieres la Paz, prepara la guerra”.
Este aforismo latino nos hace recapacitar sobre la ineficacia y posible negligencia de las políticas que desde hace años se han llevado a cabo en Europa y consecuentemente en España, en donde han primado las políticas populistas, totalitarias y con un claro sesgo antibelicista acuñando el lema “Todo menos armas” y fomentando la reducción de presupuestos en Defensa, en armamento, en formación militar, acompañadas de la supresión del Servicio Militar obligatorio y el abandono negligente de la alerta y vigilancia de los ‘enemigos potenciales’ que, como podemos observar actualmente, están ‘armados hasta los dientes’ y tienen ‘obsesiones’ belicistas y ‘delirios’ expansionistas muy peligrosos.
Recapitulando vemos que, concretamente en España, hace ya 21 años -marzo de 2001- con el gobierno de Aznar (PP) y con su Ministro de Defensa, Federico Trillo, ‘celebrando’ el fin del Servicio Militar obligatorio con la siguiente frase: “Señoras y señores, se acabó la mili”.
¿Fue un acierto suprimir totalmente el Servicio Militar?
¿Estaba España en condiciones de asumir la formación y mantenimiento de un ejército profesional efectivo?
¿Hubiese sido más apropiado reducir el tiempo (4-6 meses) y acomodarlo a la vida laboral y a los estudios Universitarios, como ya estaba?
Aunque ‘la mili’ tenía sus detractores, por diversos y variados motivos y ya se estaba extendiendo la mal llamada ‘objeción de conciencia’, que respondía más a un ‘no querer incorporarse a filas’ que a un verdadero sentimiento antibelicista, ya que sustituía la instrucción militar por la realización de los llamados ‘Servicios Sociales’.
Es verdad que ‘la mili’, tal y como estaba concebida, podía representar un handicap para aquellos jóvenes varones que accedían al mercado laboral o que estaban empezando a estudiar una carrera ya fuese de grado medio o de grado superior. Aquí sí había una discriminación por sexo a favor de la mujer que no hacía ‘la mili’.
Pero no todo era negativo pudiendo destacar, entre los
‘aspectos positivos’ de ‘la mili’, que era una ocasión irrepetible para que jóvenes (18 años) de toda España, procedentes del mundo laboral agrícola, de los pueblos, de las ciudades, de las capitales y pertenecientes a todos los estamentos sociales (familias humildes, clase media y acomodadas) se conociesen y confraternizasen.
Todos ellos convivían día a día, durante un periodo de 9 meses vistiendo el mismo uniforme, con el mismo corte de pelo y experimentando nuevas situaciones de fatiga física, sueño, cansancio, sed, aventura, riesgo, alegrías, frustraciones y adversidades que les unían, y de esa unión nacían sentimientos como el compañerismo, la lealtad, el respeto, la obediencia y otras cualidades que hacían posible generar unas amistades que perdurarian durante años e incluso de por vida, sin importar su lugar de nacimiento, la procedencia social u otro tipo de prejuicios que por desgracia, están tan en boga actualmente entre los jóvenes de las distintas CC.AA
Muchos jóvenes, además de lo dicho, adquirían en ‘la mili’ un bien tan preciado como era aprender a leer y escribir porque, aunque parezca mentira, en la década de los años 80-90 llegaban a los Centros de Instrucción y a los Cuarteles entre un 20-30% de analfabetos que al terminar la mili ya habían dejado de serlo.
Y lo que era, a mi modo de ver, más importante que, al finalizar el periodo de instrucción, todos prometían o juraban defender la misma bandera, la única reconocida en España, besándola y adquiriendo el compromiso de defender a su Patria España, al Rey y a cumplir el mandato Constitucional.
Actualmente tan solo quedan 13 países en toda Europa que mantienen el Servicio Militar obligatorio -Albania, Austria, Azerbaiyán Bielorrusia, Chipre, Dinamarca, Estonia, Grecia, Lituania, Noruega, Suecia, Suiza y Rusia. Se ha dado el caso de que algunos países, como Suecia que lo abolió en 2008, lo ha vuelto a activar en 2018.
Pero ha bastado que salga a escena un político como Putin, ególatra multimillonario, supremacista, imperialista, ex miembro de la KGB (Policía Secreta de la URSS) y con sueños de grandeza al modo ‘Hitleriano’, para que nos demos cuenta de la gran potencia bélica de ese vecino incómodo y peligroso que tenemos en el Este, que con una ‘desafiante chulería’ no solo invade Ucrania, con excusas peregrinas y poco sólidas, sino que amenaza a los europeos y lo que es peor por las posibles consecuencias, a los americanos, diciendo que ‘no les va a dar tiempo a pestañear’,
en clara alusión a un ‘exterminio’ por una devastadora aunque impensable guerra nuclear.
¿Sería capaz de abrir el maletín y pulsar el botón rojo?
Espero, confío y deseo que todo esto haya sido una fanfarronería más de este peligroso personaje que está masacrando vilmente a los ucranianos y que, si hay justicia internacional, tendrá que responder como responsable directo de los ‘crímenes de guerra’ contra la indefensa población civil.
Y nosotros mientras tanto dando una impresión de debilidad política, con parte del gobierno que critica el envío de armas -los comunistas- tras haber dado Sánchez un primer paso en falso enviando solo ‘material de cura y cascos’ y con un papel irrelevante a nivel de la UE, la ONU y la OTAN por ser el único gobierno europeo con miembros comunistas que condicionan la capacidad decisoria al ser el sustento necesario de Sánchez.
Es curioso que mientras los comunistas y socialistas europeos se manifiestan contra la guerra y promueven el desarme a nivel Mundial las grandes potencias armamentísticas son China, Corea del Norte y Rusia…
¿Me lo pueden explicar?
Mientras que este gobierno envía armas y proyectiles a Ucrania, miles de subsaharianos armados con palos y garfios, nos invaden por Melilla violentamente, poniendo en peligro la integridad física de nuestros Policías y Guardias Civiles, perpetrando una vez más una flagrante violación de nuestras fronteras de manera vergonzosa e impune.
¿A que esperan para ‘impermeabilizar’ la frontera africana con miembros del ejército?
¡Esto, señor Sánchez, no es un problema de ‘orden público’ si no de ‘Seguridad Nacional’!
¡Ojo! porque el ‘vecino marroquí’ ya se ha dado cuenta de la debilidad, falta de decisión y contundencia de su gobierno.
¡¡Paz en Ucrania!!
José Manuel García Albarrán
Médico jubilado