Una noticia que ha pasado casi inadvertida ha llamado mi atención. Es esta: “Un centenar de brujas rusas organizan una ceremonia para apoyar con hechizos a Putin”
“Elevamos nuestros conjuros y hechizos para apoyar a nuestro presidente Putin”
“Maldecimos con nuestro conjuros y hechizos a los servidores de las mentiras que mienten en todo cuanto dicen”
Estos son las dos invocaciones de las brujas que están entregadas día y noche a apoyar en sus aquelarres a Putin y maldecir a los que se le enfrentan con las armas y con las palabras. El segundo conjuro es el que tiene muy preocupado al inquilino de la Moncloa, hasta tal punto, que ha ordenado volver a llenar con Orfidal y Tranquimazin los cajones de las mesillas de noche de su dormitorio para poder conciliar ese sueño que había recuperado en parte tras la salida de Iglesias del gobierno.
Las brujas invocan al inframundo en sus reuniones aquelárricas ofreciendo sus almas al diablo a cambio de obtener sus peticiones y maldiciones.
Raras veces el maligno les niega sus peticiones porque ¿Quién puede negar una petición, un ruego a una mujer que además es bruja y te ofrece entregarte su alma? Es por eso que Putin las tiene en nómina para que sus conjuros le blinden en el poder y le mantengan en la eterna juventud, aunque para ello necesite algunas dosis de Botox.
Desconozco si nuestro ínclito, inefable y nunca buen ponderado presidente, utiliza Botox, si es evidente que algunos retoques estéticos le aplican en el cabello y rostro, como no puede ser de otra manera para quien se ve y se tiene que ver a sí mismo como perfecto. Es por eso por lo que, al mismo tiempo que tiembla ante las maldiciones de las brujas de Putin a los “servidores de la mentira” entre los que él ocupa un lugar destacadísimo, no puede entender que las brujas le maldigan.
España se encuentra en una situación tan mala que cualquier cosa que venga a mejorar nuestra situación es buena para España y los españoles. En esas, en estos momentos podemos aplicar a España aquel refrán: “Todo es bueno para el convento, decía el fraile y llevaba una puta al hombro”
Aunque, es tan mala la situación por la que atravesamos España y los españoles que podíamos sustituir a la puta por una bruja; mejor aún por las brujas de Putin que ya tienen hecho un recorrido, conocen al diablo (y el diablo las conoce a ellas) y saben de exorcismos, bebedizos, maldiciones y peticiones. El problema que surge para traer a esas brujas es que ellas, a pesar de ser brujas, tienen sus valores, entre los que se encuentra no mentir, y eso choca con la mentira pertinaz de nuestro presidente que miente incluso cuando está mintiendo.
Manuel del Rosal
