OPINIÓN

Domingo Delgado Peralta: «¡Se armó el gas!»

Domingo Delgado Peralta: "¡Se armó el gas!"

Tras los graves problemas sufridos a escala planetaria, con dos años de pandemia, nos encontramos en medio de un conflicto bélico en plena Europa, con el encarecimiento del gas ruso y de los precios de la energía a niveles desconocidos en décadas, obligando a que Bruselas tenga que buscar su soberanía energética.

Todo ello se presenta en el marco de un intento de replanteamiento del orden mundial, por parte de potencias emergentes como Rusia y China, junto a la pérdida de liderazgo de EEUU, que abre caminos a nuevos realineamientos en el orden mundial.

En el ámbito geoestratégico se nos dijo a los españoles que nuestro país se iba a convertir en un territorio estratégico para facilitar el tránsito a Europa del gas argelino por medio de un gaseoducto que atravesaría los Pirineos, además de aprovechar las infraestructuras de las siete estaciones regasificadoras que tiene España.

Pero finalmente, la nefasta gestión de la política exterior española, en unos giros inexplicables atribuidos a la personal posición del presidente Sánchez, nos ha llevado a que el anterior planteamiento de las predicadas bondades geoestratégicas españolas para el asunto del gas en la UE se desvaneciera, en un súbito cambio de la posición española respecto al Sahara, para tratar de arreglar el desencuentro con Marruecos, que ha provocado una crisis diplomática y comercial con Argelia, determinado la subida del precio del gas argelino a los españoles, en tanto se asegura el mantenimiento de precios a otros países.

Al tiempo que nuestro gozo quedaba en un pozo contemplando como el euro socio italiano se adelantaba a ofrecerse como alternativa de tránsito al gas argelino para Europa.

Y para mayor escarnio hispano, resultó que el reencuentro con el incómodo vecino marroquí se quedó en poco más que palabras y declaraciones entre las que no aparece reconocimiento alguno de la españolidad de Ceuta y Melilla, y de una cena, en la que aparecía el descuidado detalle de la bandera española colgada al revés, en una lamentable metáfora de lo que se estaba escenificando con la aquiescente presencia del presidente Sánchez y del ministro Albares, que previamente habían cedido a las pretensiones marroquíes sobre el Sahara, sin apreciable contrapartida diplomática y con el grave enfado argelino, que va a resultar costoso para la economía española.

Domingo Delgado Peralta

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