OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «Porque llegaron tarde… a España…”

Pedro Manuel Hernández López: "Porque llegaron tarde… a España...”

Es un escrito anónimo que me ha llegado por whaspp y que he modificado y ampliado. Cuando lo leí, me gustó mucho lo que ahí se decía y, casi mucho más, lo que no se decía, pero se entreveía. En él se concentran casi todas las falacias y patrañas que –estos hijastros y falsos profetas del socialcomunismo que nos gobierna– amparados en las trasnochadas y antidemocráticas leyes de la “desmemoria histórica” y “democrática, quieren grabar a sangre y fuego en nuestras mentes. Dado que sus enunciados son y me parecen coherentes, irrefutables y de rabiosa actualidad, no quiero dejar pasar la ocasión de que sean conocidos por la mayoría de los lectores, como si se tratasen de las legendarias y famosas “verdades del barquero», si, esas que todos quieren conocer y escuchar, excepto estos modernos «barqueros” y «perroflautas» que apoyan y forman parte del actual gobierno Frankenstein de España.

A estos marxistas de “pacotilla” y socialcomunistas de “quita y pon”, de la misma manera, que llegaron tarde, mal y nunca a la España democrática, de la transición, de las libertades y de los derechos sociales –enarbolando las banderas del laicismo, de la demagogia y del liberalismo — estamos deseando que se vayan, pronto, bien y para siempre, de nuestra España, acompañados de sus mantras del odio, del populismo, de la intolerancia, de las mentiras, de las coacciones, de la demagogia, del divide y vencerás, y que, en definitiva, son los mantras de la vergüenza, propios de un gobierno “Frankenstein”, hecho con los peores retales de los partidos políticos de las izquierdas socialistas, comunistas, separatistas y bilduetarras.

Porque llegaron agarrados al “franquismo”, cuando Franco ya llevaba varias décadas muerto, aunque ellos se empecinan en que su memoria, nos acompañe día y noche, recordándonos la división de las dos Españas y su cainita guerra civil.

Porque llegaron encadenados a la “sanidad pública”, cuando ya teníamos una de las sanidades mejores y más avanzadas del mundo. Porque llegaron vinculados a los “derechos sociales”, cuando España ya tenía establecido, desde 1942, un sólido sistema de protección social que culminó en el año 1966 y siguientes con la consolidación de la ley de la Seguridad Social.

Porque llegaron vinculados a la “democracia”, cuando esta ya estaba instalada y, a la “transición”, cuando ya hacía 44 años que se había asentado y consolidado por sufragio universal. Porque llegaron aglutinados a la “república”, cuando ésta se había suicidado y, el pueblo ya había elegido –como forma de gobierno– la monarquía parlamentaria. Porque llegaron anudados a la idílica “liberación sexual” a un país –España—que ya lo hizo en los años 60 con el turismo de suecas y alemanas y las películas de destape en el vecino Perpiñán.

Porque llegaron pletóricos a la “transexualidad” y movimientos LGTBI –como “wokes” postmodernos– cuando Bibiana Fernández ya había cambiado de sexo en el 77 y, Cristina –“la Veneno”—había fallecido en Madrid, en el 2016, de un cáncer de pulmón. Porque llegaron eufóricos al “comunismo”, cuando éste ya se había hecho el harakiri en la mayoría de los países de Europa.

Porque llegaron con demagogia a los derechos, resiliencia y empoderamiento de la mujer, cuando ésta ya hacía muchos años que peinaba canas en las universidades, los quirófanos, y las escuelas, en igualdad con los hombres. Porque llegaron contra la Iglesia, cuando las sandalias de sus misioneros y religiosas estaban ya muy desgastadas de tanto civilizar y evangelizar continentes y, sus manos ajadas de tanto repartir comidas y de curar enfermos.

Porque llegaron a discutir violentamente el concepto de España – como una idea “discutida” y “discutible”– cuando generaciones enteras de hombres y mujeres ya habían dado su vida por defenderla. Porque todos estos arribistas, que llegaron tarde, únicamente, han servido para poner un nuevo muro de Berlín entre los españoles. Porque llegaron con las mentes lavadas por el “Manifiesto Comunista” de Marx y Engels y, aunque en sus mochilas no traían nada nuevo, sin embargo, encontraron una taimada y conformista clientela para esa anacrónica ideología opresora y totalitaria que tantos millones de muertos ha dejado, a lo largo de la historia, en los países donde se impuso.

Porque llegaron para hacernos olvidar que el único proceso de liberación intelectual y el más importante que debe hacer todo español que se precie de “demócrata”, es liberarse del «sambenito» de que no hay ninguna obligación moral ni política ni ética de ser de izquierdas para creer firmemente en la libertad, en la justicia social, en la democracia y en el desarrollo personal y colectivo.

Porque llegaron –como auténticos indeseables hijos del “terror rojo”– desde las cloacas y ciénagas con los bolsillos vacíos a desbancar a la «casta» fascista y, cuando se marchen, cosa que dudo, o mejor dicho, cuando los desterremos, condenándolos al más puro y severo ostracismo político, se irán, sí, pero con las faltriqueras llenas, no, sin antes haber arruinado, dividido y destruido a España.

Esa es su misión y ese es su objetivo. De todos nosotros depende que no lo consigan. Tenemos que evitar por todos los medios que no nos ocurra como al personaje del famoso y sempiterno poema del pastor luterano alemán, Martin Niemöller, “Primero vinieron…”:
(…) “Cuando vinieron y encarcelaron a los socialdemócratas / a los sindicalistas / y a los judíos / guardé silencio y no protesté / ya que yo no era ni socialdemócrata / ni sindicalista / ni judío…Pero cuando vinieron a buscarme / ya no había nadie más / que pudiera protestar y ayudarme.”

Pedro Manuel Hernández López, médico jubilado, periodista y ex senador por Murcia.

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