Es para miccionar y no echar gota.
La actividad parlamentaria española vivió el 5 de mayo de 2022 uno de esos momentos que pasarán a la historia del bochorno y del escarnio.
Independentistas y bilduetarras pudieron tomar parte de la Comisión de Secretos Oficiales y poder conocer de primera mano cuestiones más que sensibles sobre la seguridad de España.
Este 6 de mayo de 2022 detalla con prestancia Federico Jiménez Losantos en su tribuna de El Mundo el papelón vivido en el Congreso de los Diputados:
La comisión de Secretos Oficiales se convirtió en Negociado de Secretos a Voces antes incluso de que Paz Esteban cumpliera la penitencia de Margarita Robles. Es encomiable el patriotismo de PP, VOX y Cs al negarles a las bandas investigadas por el CNI y atrincheradas junto a Sánchez (etarras, golpistas y comunistas) una comisión de investigación que, como todas las parlamentarias, sería un juicio paralelo para la tele. En período electoral, las Derechas han mostrado el respeto a las instituciones de Defensa Nacional –el CNI debe serlo– que la izquierda, empezando por el Gobierno, no tiene.
Pero una Comisión de Secretos Oficiales para la defensa de la nación y del Estado no puede incluir a sus enemigos, entre ellos el partido de la ETA, a cuya torva representante sonríen los medios progres, siempre más identificados con los terroristas que con sus víctimas. Y para disimular ese contradiós, se incluyó un protocolo que, según ha contado Rosa Díez, que perteneció a esa comisión, nunca incluyó incautar los móviles. Como bien dice, si son de fiar, sobra incautar, y si no, no deben estar ahí.
Cree Losantos que, pese al gesto de Sánchez con ERC, Bildu y compañía, los secesionistas no van a conformarse con migajas y quieren más:
Lo imagino venganza de Bolaños, a quien los manguis de la Generalidad le hicieron dejar el suyo cuando Sánchez lo mandó a Barcelona a humillarse en su lugar. Y vaya si se humilló y lo humillaron. Pero los socios de Sánchez no estarán nunca satisfechos, y, antes de acabar, el Rufián se largó a quejarse a un medio complaciente. Y ese modelo de oratoria ática llamado Echenique abundó, hipocritón: «Nos vamos más preocupados de lo que entramos». Con lo fácil que es irse del Gobierno, so farsantes, dejad de piarla y obrad con coherencia por una vez en vuestra vida. Claro que Echeminga estaba en el congreso de Podemos con el sector anticapitalista de Teresa Rodríguez, y en la peli de Roures habla ¡contra el cesarismo! Hasta que lo fichó el César.
Y tiene más que seguro que el espionaje de ‘Pegasus’ a los propios miembros del Gobierno Sánchez es más falso que un euro de madera:
Cuando Zapatero recibió en Moncloa a las víctimas de la ETA les espetó en la puerta «también mataron a mi abuelo». Lo matarían los otros tres, y nada tiene que ver la guerra civil con el terrorismo etarra, salvo para el que resucitó a la banda para resucitar la Guerra Civil. Sánchez quiso decirle a la Esquerra «no os quejéis, que a mí me espían más que a nadie», y va y saca el Pegasus, una trola como las balas de Marlaska, que condena al que la revela. ¿Pero qué le importa cada día a Sánchez, salvo Sánchez?