La cotidianeidad nos sitúa en la presenciabilidad de la realidad convivencial donde, ¡y a diario!, hacemos acopio, en los versátiles niveles actuantes, de todos aquellos nuestros resortes (funcionalismos y/o adiestramientos) y de los de otros que, en forma impulsiva, mimetizamos de otros actuantes, dando un estado general integral de nuestra situación.
La cotidianeidad también es, en sí misma, una atalaya interactiva para, y con todos los automatismos y/ o mecanicismos al caso, inquirirnos sobre nosotros mismos, desde nuestra propia umbralidad e igualmente para proyectarnos, haciéndolo tanto desde «los niveles singulares», que nos corresponden: (1°) tal que individuo/ciudadano, y de aquellos otros que estimamos como (2°) «los grupales», que están en asignación los sociales/regionales, que inciden (con niveles de escala) sobre todos nosotros
De aquí que la conformación (1°)singular y (2°) grupal que nos atañe (vivencial y, por ende, ambientalmente), en el aquí y en el ahora, sea de especial relevancia y, por ello, de cualificada consideración a la vez que . en nuestra consideración y sostenido criterio, de trascendental importancia y por consiguiente muy a tener en cuenta en todos nuestros entornos convivenciales.
De un tiempo a esta parte venimos postulando, puede que insistentemente, sobre la necesidad de la `precocidad formativa´ que, desde su hacer iniciático, nos conlleva a todos sobre aspectos claves, en nuestra estimación particular, que están siendo aligerados/pasados /tramitados en la inadvertencia casi general.
Tenemos una situación constitucional presente, configurada en el año 1978, que nos habla `a todos´ y lo hace unísonamente (en el mismo acto), así nos parece haberlo estimado, en lo que pretendidamente suponemos «espacio igualitario de la equitemporalidad».
Venimos sosteniendo, desde una perspectiva no profesionalizada, que el concepto de España como Nación es de génesis anterior a la entrada en la Edad Contemporánea y que enlaza con la conformación y formas adoptadas por Corona Visigoda Hispánica, generando, a lo largo de su instrucción de gobernanza, un corpus definitorio.
Venimos sosteniendo igualmente, también desde una perspectiva no profesionalizada, que el concepto de España como Patria es de génesis anterior a la entrada en la Edad Contemporánea y que enlaza con la conformación y formas adoptadas por Corona Asturiana -.- en su seguimiento por la Corona Leonesa -.- y todo el hacer de la “Casa Imperial Leonesa” -.- en sus varias ramas-.-, generando a lo largo de su instrucción, por directa aplicación del «neovisigoticismo precursor » desde el año 718, de una integral {(1ª) impronta, (2ª) activa y (3ª) decisiva} respuesta mancomunada ante una acción, después de la incursión del año 710, gravemente lesiva acontecida en el año 711 {tanto en la inicial batalla de Guadalete [19-7-711] como la posterior continuación de Écija [batalla de “La Fuente de los Cristianos”, verano del año 711]}, seguida con acciones posteriores durante siete años, {tales como las batallas, más o menos tradicionales, de Fuente de Cantos, Sorihuela,…, los asedios de Mérida (que resistió el asedio durante 14 meses, 30-6-713) y Toledo (finales del año, 11-11-711), el “Pacto/Acuerdo/Arreglo de Tudmir” en tierras murcianas del noble visigodo Teodomiro (5-10-713), Zaragoza (primavera del año 714), …}.
Cuando en el tránsito de la Edad Moderna a la Edad Contemporánea se formalizan “los acuerdos” entre la Corona de España y Francia ( en los entresijos de la Revolución Francesa, pasando por el Directorio hasta el Imperio), desde el norte de los Pirineos vienen unas nuevas observaciones (y/o ideas) sobre la consideración conceptual y práctica de los gobiernos y el papel a desempeñar por los diferentes estamentos sociales que han ido calando en muchos españoles, lo cual motiva la aparición de controversias a la hora de su plasmación práctica.
Ta situación no tendría que ser, en sí misma, más que una expresión, una más si se quiere o una especial si acaso se pretendiera, a incidir sobre los hechos políticos de su propio contexto temporalizado, sin otro aditamento sobre su presente realidad que la adecuación inducida hacia otros modos de realizar las gobernanzas en la redefinición de todos los papeles considerados.
Ya parece que aquello de que la España Nación viene de antes de la finalización de la Edad Moderna, empieza a ser estimado en amplitud, aunque sabido es que ya tenía antes sus propulsores -.que en nuestro parecer pueden haber sido ocultados-.-, lo cual al incidir en el tránsito de “Moderna a Contemporánea” significa que, así nos ha parecido entender, la respuestas sociales españolas que se efectúan como consecuencia de la presencia de tropas extranjeras en el territorio peninsular español están movidas, ¡y en el fondo motivadas !, por unos españoles que asumen su propia autodefensa y que lo hacen en ausencia constatada de orden/mandato/directriz gubernativa alguna y que lo protagonizan en diferentes partes del territorio español (conformado perimetralmente en sus varias Coronas y Reinos), de las cuales tienen constancia y saber directo de su: (1º) ambiente getilicial y (2º) asido raigambre.
Tras los acuerdos de Manuel Godoy y Alvarez de Faria (de 27-10-1807)-.- en nombre del Rey Carlo IV -.- con Napoleon, para hacerse la partición en tres espacios del territorio de Portugal, con el beneplácito/colaboración/subordinación en el tránsito de las tropas francesas por el soberano suelo peninsular español y posteriores trasiegos en la cuspide de la Corona Española/Hispanica, motiva el que se presenten algunos incidentes, que son reflejo de la `amplia hostilidad´, como respuesta mediata, a lo que, en la “base del pueblo” y/o habitantes no significados, se estima como una acción lesiva.
Tal anómala “colaboración gubernativa hispano/francesa”, de más que evidente pérdida decisoria de la iniciativa hispánica, parece que alienta reacciones espontáneas, de la que son ejemplos sucesos/acontecimientos/hechos tales como el de Peñaparda 17-11-1807-.- en Salamanca (Corona Leonesa), donde participaron vecinos de las poblaciones de: Peñaparda, Fuenteguinaldo, Robleda, Villasrubias y Navasfrias -.-. A los que siguen, en corto espacio de tiempo otros aconteceres donde tenemos sucesos a destacar, como los del día 24-4-1808 en la ciudad de León (ciudad imperial que fue del Regnum Imperium Legionensis y sede regia), donde igualmente también se escenifica, de forma ostensible -.- incluso se emite un `bando público -.-, la repulsa tanto popular como incluso de relevantes mandos dirigentes ante la invasión francesa.
A lo que vemos, y en lo que ahora manejamos, que pudiera ser más amplio, y por ello en la ampliación de una mayor base informante, en el cotejo de hechos/posicionamientos/acuerdos de otras latitudes peninsulares hispánicas, se van perfilando una serie de actos, una pléyade de ellos, que son anteriores al a la concreta fecha del día 2-5-1808, y que, además y a mayores, pudieran estar territorialmente más ampliamente distribuidos y, en forma alguna, no centralizados.
De la postura matriz en la “Nación Hispánica”, impregnada del hecho neovisigótico, se va pasando, en nuestro suponer y consideración no profesional, a lo largo del proceso histórico, y sin olvido, en forma harto curiosa, de tal origen como resorte cuasi fundacional, en las atenciones de los acomodos y entrelazamientos varios de las diferentes Coronas proto-hispánicas (tras los hechos de los momentos de Zamora el 6-10-1143 y Peleagonzalo-Toro del 1-3-1476), al tejer convergentemente, con `una cierta idea del renacimiento´ en el paso de la Edad Media a la Edad Moderna, a la idéa agregativa, en la base convivencial de sus habitantes, de la “España Nación”.
De tales posturas de la sociedad peninsular de aquellos momentos, que pudiera ser, en atención a varias señales/indicaciones/descripcones, ya se estaba impregnando en la base de los habitantes , y de forma precursora, antes de los hechos acontecidos en la ciudad de Madrid-.- el día 2-5-1808-.-, en todos “los hispánicos” -.-¿hacía españoles?-.- (de las diferenciadas Coronas y Reinos), una generalizada similitud social convergente y además, lo cual es muy relevante, con un común sentido de propiedad del común de `(un) todos´ perfilante.
Este posible origen de la “Nación Española”, que aquí postulamos y que pudiera estar en otras fuentes, abunda en que brota, así es sí así parece, salvo otras opiniones a demostrar, tanto en la espontaneidad de su surgimiento así como de variación localizable en la ubicación peninsular, en el añadido, bastante definitorio nos parece, de la impronta de su comprometido sentido “afán de defendarla” frente a cualquier intromisión, o sea de su total configuración como “Patria Española”, en plena analogía con la raigambre de los tiempos de de la invasión del año 711, como atisbada respuesta mancomunada, ¡ ya en el año 1807!, ante una acción hostil y lesiva para el que pudiera ser considerado incipiente “cuerpo social español”.
Esas ilustrativas intervenciones de lo que, si se nos permite, podría considerarse como el “pueblo español de base”, a caballo entre finales del S. XVIII y comienzos del S. XIX, ante los invasores franceses, se debieron ver, en una estimación que anotamos, por los políticos y/o dirigentes de aquellos momentos {posicionados tanto a favor como en contra de las ideas emanadas de la Revolución Francesa (de 1789-1799)}, en la configuración que podríamos estimar como amplia de “los liberales” (con sus gradaciones) y de “los serviles” (también con sus gradaciones), así como de otros muchos españoles ( la inmensa mayoría atentos a su cotidianeidad), con verdadera y motivada impresión, puede que incluso con sentido de `militancia ideológica´ y/o de asociación por varios, que daría paso a su propia consideración ( atemperando sus iniciales propias convicciones, tal de no aplicar la tabla del rasero y si de destacar todas y cada una de las singularidades gentilicias y/o antropológicas españolas -.- que incluso ya se tuvieron en cuenta, muy a posteriori, tanto el 9-12-1931 como el 6-12-1978 -.- y al establecimiento de un “posicionamiento grupal” (más o menos imbuido del aparataje intervencionista) para el tiempo (¡incluso el tiempo constituyente!-.- con el precedente conformador donde entre otros juntáronse: Agustín de Argüelles Álvarez “El Divino”, Juan José Guereña y Garayo y Antonio Capmany Surís y de Montpaláu, para la Comisión del Proyecto Constitucional) que habría de venir después.
En ese nuevo tiempo, el que debiera venir después, es posible que ya, y de salida, los “grupos políticos”, y en el aparataje, puede que muy centralizado, del sistema asociativo que los impulsaba, amén de otros lobby´s ( que como las meigas: habelas hainas), se posicionarán buscando un interés y/o conveniencia -.- puede que también un pretendido camino a la actualización-.-, y que el relato de sus acciones merezca una amplio paso por el cedazo (¿acaso no hablamos ya de revisar todas y cada una de las aplicaciones constitucionales motivadas por la CE´1978, que es algo “ tanto diferente como distinto” de renovar el texto constitucional?), aunque ya puede ser del conocimiento de los centros de investigación universitaria y hasta erudita, que de los datos de sus comprobados comportamientos, tanto de los que dieron una nueva estructura al Estado Español como de los que no lo hicieron.
Antes del 2-5-1808, y mucho más de lo que se dice, ya muchos incipientes españoles (que eran asturianos, leoneses, andaluces, gallegos, extremeños, aragoneses, catalanes, murcianos, valencianos, baleares, canarios, vascos, navarros, castellanoviejos y castellanonuevos), por ende provenientes de sus terruños proto-hispánicos, de las Coronas y Reinos medievales surgidos tras el año 718 ( en los orígenes astur-leoneses), desde sus propios territoriales gentilicios ambientalmente regionales y en sus hábitats convivenciales ( con todo su bagaje de “ancestral antropológico comportamiento”), pusieron como norte de sus vidas la “España Nación”, siendo con ello consecuentes, en sus ambientes sociales de proximidad, en la defensa mancomunada de la “Patria Española”.
Lo precedente al 2-5-1808, no empalidece en modo alguno los actos del mismo, diríamos incluso que los reafirma y ensalza, desligandose de otras acciones coetáneas sobre las que sí puede haber otras variaciones interpretativas que no, ¡y nunca!, anulaciones ( como la del impactante documento redactado, en una suposición que esta ya publicada, por Juan Gregorio Felipe Ramón Pérez de Villamil y Paredes, parece que instado por Esteban Fernández de León e Ibarra, que consiguió presencialmente la colaboración, en el signado del mismo escrito, de Andrés Diego Torrejón García y de Simón Hernández Orgaz, a los cuales, y a posteriori , el francés Mariscal Joaquín Murat impuso una multa de 30.000 reales -.- ya que fueron condenados a pena capital, y se libraron de la misma pagando una fianza cuantificad en más de 30.000 reales y desentendiéndose del asunto del documento y de la responsabilidad de dicho parte “ de guerra”, afirmando ante “la imperativa autoridad invasora francesa” que: “ se la hizo firmar un hombre no conocido, que se apareció con tropa en su población en la tarde del 2 de mayo”, tal como refieren en la enciclopedas virtuales -.- ).
A veces, y por razones ignotas, no caemos en la cuenta de que, al ir hacia Santiago, en Campus Stella (donde está, en nuestra creencia, el cuerpo del Apóstol Santiago-.- Patrono de la Corona Leonesa [Extremadura; Reino Leonés; Galicia; Asturias] y Patrono de España; donde están, entre otros las tumbas de Fernando II de León y del zamorano Alfonso IX de León), tenemos varios caminos y no, ¡y nunca!, un solo camino, pero que todos ellos van efectuando convergencia hacia tal lugar. En las andaduras de tales rutas jacobeas a los caminantes, a todos ellos, no se les pide, en modo alguno, que arrien de sus convicciones, antes al contrario, que caminen protagonisticamente siendo ellos mismos y por tanto, siguiendo sus sagas ancestrales, en la más amplia comunión de sus hábitats familiares. Es posible, casi seguro, que en tal emprendimiento los peregrinos escuchen sones, oigan voces, contemplen ambientes, degusten alimentos, …, variados, en el espacio peninsular ibérico, ante los cuales, cuando vienen procedentes de allende los Pirineos, nos suelen encuadrar en una común pluralidad, tal y como se hacía ya hace largo tiempo en los inicios subsiguientes al año 718. Incluso parece ser que con tal común pluralidad se nos convocaba a los Concilios, que es donde nuestros dirigentes ancestrales nos representaban.
Ahora, cada cual, en su libre y constitucional voluntariedad, se informe lo más amplia y versatilmente posible,sobre el antes, ese antes … del 2 de mayo.