OPINIÓN

Manuel del Rosal: «Homicidio imprudente»

Manuel del Rosal: "Homicidio imprudente"

El coche se llevó por delante dos bolardos y el cuadro eléctrico del semáforo. Quedó boca arriba en dirección contraria. Sus ocupantes, una mujer de treinta años sin carne y borracha perdida, su hijo de 12 y su acompañante de 42 resultaron ilesos. No corrieron la misma suerte dos ancianas que plácidamente volvían a sus casas tras dar un paseo. La muerte, en forma de mujer borracha, sin carne y sin el más mínimo sentido de la responsabilidad, segó sus vidas.

Será juzgada por homicidio imprudente y saldrá de la cárcel, si es que ingresa en ella, en poco tiempo mientras las dos inocentes ancianas a las que esa mujer les arrebató sus vidas serán lloradas por sus familiares sin encontrar consuelo.

La justicia, una vez más se olvida de las víctimas para socorrer a quien, a sabiendas de que carecía de carne de conducir y a sabiendas de que, ausente de empatía hacia los demás incluso su propio hijo menor, tenía por costumbre ponerse hasta el colodrillo de alcohol antes de conducir a los mandos de una potencial máquina mortal.

¿Homicidio imprudente? ¿Se puede catalogar así a lo provocado por alguien que llevaba años conduciendo sin carne, que solía beber hasta elevar los efluvios alcohólicos muy por encima de lo normal, que, en su irresponsabilidad, despreciaba la vida de su propio hijo? La justicia, en la aplicación de la letra de la ley, una vez más se olvida del espíritu de la ley; y ese espíritu nos dice que esta conductora sin los mínimos principios de respeto hacia sus semejantes, ni siquiera hacia su propio hijo, no cometió un homicidio imprudente, sino un asesinato que se fue gestando a lo largo del tiempo. A pesar del conocimiento que tenía de su conducta, perseveraba en ella sin importarle lo que un día pudiera suceder. No es un homicidio imprudente, es un asesinato que se venía anunciando. ¿Cuántos casos tuvo semejantes a este a lo largo de los años sin que pusiera ningún remedio a su conducta porque era la conducta que satisfacía su ego? ¿En cuantas ocasiones fue avisada? …En fin, esta mujer, al igual que otros conductores, iba escribiendo a lo largo de su historial de delincuencia, la crónica de un asesinato anunciado, no de un homicidio imprudente.

MAROGA

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